Coldplay, a vida o muerte
Violonchelos violentos que escupen notas rotas, en staccato. Violas, violines que persiguen un fraseo sencillo, pero efectivo. El piano de siempre, ahora en segundo plano. Bajo y bombo de comparsa. La voz. Hasta que llega el estallido. Timbales, sintetizadores, secciones de cuerda furiosas, una campana obstinada. Otras tubulares empe?adas en la amplitud sonora. De pronto, entra una celesta mezclada con efectos digitales y es entonces cuando el piano se hace m¨¢s presente. Los coros completan el efecto ¨¦pico... Un subid¨®n, un ?Viva la vida! Un atrevimiento.
Viva la vida. Suena extra?o, pero as¨ª se ha bautizado la mitad del ¨²ltimo disco de los m¨²?sicos brit¨¢nicos Coldplay, esa banda inmersa en la carrera (aunque ellos no lo quieran y nieguen la competici¨®n) por convertirse en el mejor grupo de pop-rock de los procelosos a?os venideros de una industria discogr¨¢fica toreada por Internet. Cuatro chavales que se conocieron en el University College de Londres en septiembre de 1996 y que ahora est¨¢n a punto de destronar a U2 de la c¨²spide medi¨¢tica de eso llamado rock.
Este cuarto trabajo llega tras una suerte de trilog¨ªa: Parachutes (2000), A rush of blood to the head (2002) y X&Y (2005). El primero fue la sorpresa. El segundo, una joya. El tercero, un superventas apaleado por la cr¨ªtica. En resumen, m¨¢s de 30 millones de discos vendidos en todo el mundo. Un fen¨®meno. X&Y logr¨® despachar m¨¢s de 150.000 copias en un solo d¨ªa en el Reino Unido. La misma semana de su lanzamiento se coloc¨® en el n¨²mero uno de las listas de m¨¢s de 32 pa¨ªses, y en Estados Unidos, el primer single del ¨¢lbum, Speed of sound, se situ¨® en el top 10 de inmediato. La ¨²ltima banda que consigui¨® esos datos fueron The Beatles con Hey Jude.
Plegarias atendidas: giras interminables, aviones, hoteles, promoci¨®n salvaje, focos, prensa, micr¨®fonos, paparazzi, siempre en el punto de mira... El siguiente cap¨ªtulo es previsible: el abismo.
En la s¨¦ptima planta del hotel Marriott Regents Park en Londres, las suites tienen techos y paredes de cristal desde los que se disfruta el skyline de norias y edificios Foster-supositorio bajo nubarrones gris marengo.
Abre la puerta un tipo alto, de 31 a?os y cerca de 1,90 metros de altura. La cabellera adquiere tanto volumen en sentido vertical que desconcierta. Ojos azules y barba de tres d¨ªas. Saluda con la amabilidad t¨ªpica de los ingleses. Chris Martin, el cantante y l¨ªder indiscutible de Coldplay, posee, efectivamente, el aura de una estrella del rock. Se queja de un fuerte dolor en su rodilla derecha, as¨ª que evita sof¨¢s y sillones lujosos y se tumba en la moqueta de la suite dispuesto a narrar la altura de ese abismo: "Despu¨¦s de X&Y hubo una ruptura, una desuni¨®n terrible y absoluta entre los cuatro. El ¨¦xito es destructivo con las relaciones humanas. Te distraes, culpas al que tienes al lado de todo. Lleg¨® un momento en el que supimos que ten¨ªamos que reencontrarnos como amigos. El mayor culpable fui yo. Tiendo a tomarme las cosas de una forma demasiado personal. Todas las peleas eran entre Guy (Berryman, bajista) y yo o entre Will (Champion, bater¨ªa) y yo. Ambos tienen convicciones muy fuertes, y yo tiendo a ser muy depresivo. Todo me frustraba".
Un cl¨¢sico en las bandas de rock. Gritos, peleas y egos. Pero eso no fue lo m¨¢s importante. Los expertos detectaban una crisis creativa en el grupo, algo que ya estaba en la cabeza de Martin. "Pensamos que no par¨¢bamos de usar siempre las mismas ideas. Hab¨ªamos perdido el entusiasmo de tocar juntos. Todo era una f¨®rmula ya hecha. Cuando tienes ¨¦xito caes en la tentaci¨®n de dejar todo como est¨¢, pensando que eso es lo que la gente quiere o¨ªr. As¨ª que llamamos a Brian Eno para Viva la vida y le dijimos: 'Mira, no queremos romper nuestra banda y sabemos que somos capaces de mejorar". Marcar el tel¨¦fono de Eno para un m¨²sico es como llamar a los bomberos. S¨ª, acaba de cumplir 60 a?os, pero el que est¨¢ considerado padre de la m¨²sica ambient, tambi¨¦n es conocido por dar empujones a carreras en crisis como la de Talking Heads, David Bowie o los mism¨ªsimos U2. Eno viene a ser para el rock lo que Stravinski para la cl¨¢sica. Si ¨¦ste consagr¨® la primavera, aqu¨¦l es capaz de consagrar casi todo lo que toca. Y m¨¢s que productor, ¨¦l se autodenomina como un "paisajista s¨®nico". Y como Coldplay tienen poder¨ªo, no se conformaron: tambi¨¦n telefonearon a Markus Dravs, el productor de Arcade Fire, la banda revelaci¨®n del a?o pasado y de la islandesa Bj?rk, por poner dos ejemplos.
Los tres citados m¨¢s Jonny Buckland (el guitarrista) decidieron hacer las paces y dejarse de chiquilladas. Y qu¨¦ mejor para lograrlo que la regresi¨®n, volver a ser ni?os. Se compraron un local, una antigua panader¨ªa muy cerca del hotel en el que Martin cuenta esta historia, y la convirtieron no s¨®lo en un estudio de grabaci¨®n, sino en un cuarto de juegos. Abrieron las orejas e hicieron caso al maestro Eno. Olvidaron la estructura t¨ªpica coldpleydiana de bucles ascendentes, guitarras de ecos a U2, bajo, bater¨ªa, piano y falsetes, y buscaron "colores". Tambi¨¦n le hicieron caso a Eno en otra cosa: tocaron, tocaron, tocaron y tocaron con la ¨²nica meta de buscar, de experimentar.
El resultado es Viva la vida or death and all his friends (Viva la vida o la muerte y todos sus amigos), el t¨ªtulo completo de su nueva entrega. Un trabajo arriesgado y vibrante que recupera la tradici¨®n de los discos conceptuales como Sargent Pepper? de The Beatles, o The final cut, de Pink Floyd. Se trata de 45 minutos y 54 segundos de m¨²sica que conforman un todo de 10 canciones. Un ente en el que todo est¨¢ pensado. Doble t¨ªtulo para cada estado de ¨¢nimo y para latinos y anglosajones; un comienzo sorpresivo con un tema instrumental titulado Life in technicolor y, sobre todo, un trabajo que suena a Coldplay, pero diferente, original y prometedor.
Martin sabe que la cr¨ªtica les tiene ganas. Est¨¢n esperando a la salida del disco el d¨ªa 17 para convertirlos en comida para los leones. Por eso se apresura a explicarse: "En el nuevo CD podr¨ªa decirse segundo a segundo de d¨®nde viene cada acorde. Est¨¢ todo robado. No hablo de las melod¨ªas, eso es nuevo; me refiero al sonido, pero est¨¢ robado de tantos lugares que probablemente eso lo hace muy original. As¨ª es como evoluciona la m¨²sica".
Si aceptamos la m¨¢xima de que Johann Sebastian Bach es el pionero barroco de la m¨²sica pop, hay que aceptar tambi¨¦n que a partir de all¨ª la historia de la m¨²sica se basa en la copia y la influencia. "Hemos robado de Los Beatles, Radiohead, pero tambi¨¦n de Rammstein, Sigur R¨®s, My Bloody Valentine, KanYe West, Jay-Z, Michael Jackson, Stevie Wonder, John Williams, Bj?rk, Pj Harvey? La lista no terminar¨ªa nunca. Y soy muy feliz al admitirlo", Martin acepta esa m¨¢xima.
Estupendo, pero ?qu¨¦ le pasa por el alma al marido de la estrella de Hollywood Gwyneth Paltrow cuando compone? "Siempre me levanto por la ma?ana con el sentimiento de que algo ha desaparecido de mi vida. Suena un poco est¨²pido, pero el resto del d¨ªa le doy vueltas a cu¨¢l ser¨¢ esa melod¨ªa extraviada. Muchas veces pienso que es porque las canciones son el arma que utilizo para afrontar la realidad. As¨ª que durante el d¨ªa cojo la guitarra o el piano y empiezo a buscarla. Casi siempre aparece por las noches, no s¨¦ por qu¨¦. Dejar que llegue es mi forma de sentirme bien. Las canciones no se dise?an, ellas tienen la tendencia a simplemente aparecer. Es como el tiempo atmosf¨¦rico? Ellas avisan, pero has de estar prevenido, trabajando. Como una tormenta que se avecina. Y es bonito, porque lo que empieza en la noche, en mi habitaci¨®n, en sitios muy personales, termina en la garganta de miles de personas que lo cantan. Es como un tripi. Por eso espero que cuando la gente nos escuche sepa que todo viene de un ser humano, no de ejercicios de marketing. Con el tema 42 fue as¨ª. Me estaba lavando la cara y un verso se instal¨® en mi mente: 'Those who are dead are not dead / They're just living in my head' (Los que est¨¢n muertos no est¨¢n muertos / Ellos viven en mi cabeza). Nos asusta la muerte, pero quien m¨¢s sufre es el que se queda, no el que se va. El sentimiento era tan fuerte que la canci¨®n decidi¨® llegar entera en 12 minutos. Vienen de ninguna parte, pero aparecen. Puede que tambi¨¦n tenga que ver el hecho de que vivo en una monta?a rusa emocional. Y es una forma de ser que termina por dejarte exhausto".
Viva la vida es el t¨ªtulo de un cuadro, un bodeg¨®n de sand¨ªas, de la pintora mexicana Frida Kahlo. Dice Martin que al verlo supo que su disco deber¨ªa llevar ese t¨ªtulo, pese a que pudiera confundirse con Ricky Martin. M¨¢s de uno har¨¢ el chiste de la vida loca. Y volver¨¢n las comparaciones con U2, Bono y su banda. Pero entre esa org¨ªa de violonchelos, Martin cuela un verso: "Now the old king is dead long live the king" (Ahora el viejo rey est¨¢ muerto, larga vida al rey). O lo que es lo mismo: a rey muerto, rey puesto.
'Viva la vida?' (EMI) sale a la venta el 17 de junio. El mismo d¨ªa, Coldplay act¨²an gratis en Barcelona; el 23, en Nueva York, y ma?ana, en Londres.
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