"Yo no me considero de derechas"
Calder¨®n recibe a EL PA?S en una estancia de El Pardo, en Madrid, donde se ha alojado durante su visita oficial a Espa?a. Falta apenas una hora para que comiencen a llegar los invitados a la recepci¨®n que el presidente mexicano ofrece a los reyes de Espa?a. Y mientras los empleados del palacio deambulan atentos a los ¨²ltimos detalles, la atm¨®sfera no puede contrastar m¨¢s crudamente con la realidad que describen las respuestas del presidente mexicano, una realidad -la de la guerra contra el narcotr¨¢fico- cuyas cifras provocar¨ªan un cataclismo en cualquier democracia europea: unos 4.000 muertos en menos de dos a?os, centenares de polic¨ªas asesinados, el Ej¨¦rcito movilizado en amplias zonas del pa¨ªs.
"EE UU, como gran mercado de la droga, tiene que compartir la responsabilidad"
"M¨¦xico tiene la estrategia correcta y ganar¨¢ la guerra [contra los narcos]"
"El proteccionismo que impera en Estados Unidos es una seria amenaza"
"M¨¦xico tendr¨¢ cobertura universal en salud. Es mi compromiso"
"Pretendo fortalecer a Pemex en autonom¨ªa de gesti¨®n y financiera"
"Estoy a favor de la apertura y de la competencia [econ¨®mica]"
"Yo no negocio la impunidad de nadie a cambio de gobernar"
El escaso respeto a los derechos humanos es un correlato indeseable y no menor de esta batalla contra los narcotraficantes. Las violaciones a los derechos humanos nunca han escaseado en la historia de M¨¦xico, pero a medida que el pa¨ªs avanza hacia la modernidad, sus coletazos m¨¢s burdos resultan cada vez menos tolerables para una sociedad crecientemente global, consciente y harta de este anacronismo, herencia de 71 a?os de dictadura encubierta del PRI. A ning¨²n observador atento le resulta extra?o que los protagonistas de las p¨¢ginas m¨¢s recientes (y m¨¢s escandalosas) de esta historia particular de la infamia resulten ser gobernadores del antiguo partido oficial.
El de Puebla, Mario Mar¨ªn, a cuyo juicio pol¨ªtico se neg¨® la Corte Suprema por seis votos a cuatro, ha galvanizado a los activistas proderechos humanos, intelectuales y a la izquierda en general. Polic¨ªas judiciales, bajo ¨®rdenes de Mar¨ªn, detuvieron ilegalmente en otro Estado (Quintana Roo) a la periodista Lydia Cacho, que en un libro estremecedor hab¨ªa denunciado una red de pornograf¨ªa y abusos sexuales a menores; la trasladaron a Puebla, donde fue amenazada de muerte y torturada psicol¨®gicamente hasta su liberaci¨®n bajo fianza. La Corte Suprema no encontr¨® motivos suficientes en noviembre pasado para perseguir al gobernador, ni hizo menci¨®n en su dictamen a los abusos sexuales a menores, pese a que la comisi¨®n investigadora del propio tribunal recogi¨® varios testimonios de v¨ªctimas, ni?as de 15 a?os.
El d¨ªa a d¨ªa m¨¢s truculento de M¨¦xico, sin embargo, se escribe con el parte de la guerra a los carteles de la droga en la que se embarc¨® el entonces reci¨¦n estrenado presidente, hace ahora 18 meses.
Pregunta. ?Ten¨ªa idea entonces de la magnitud que iba a adquirir el problema?
Respuesta. Cuando llegu¨¦ a la presidencia, su alcance era ya insostenible. Llegu¨¦ al quir¨®fano sabiendo que el paciente ten¨ªa una dolencia muy grave; pero al abrirlo nos dimos cuenta de que estaba invadido por muchas partes, y hab¨ªa que sanarlo a como diera lugar.
P. ?Est¨¢ o ha estado en juego la seguridad del Estado?
R. Si el Estado se define, entre otras cosas, como quien tiene el monopolio de la fuerza, de la ley, incluso la capacidad de recaudaci¨®n, el crimen organizado empez¨® a oponer su propia fuerza a la fuerza del Estado, a oponer su propia ley a la ley del Estado, e incluso a recaudar contra la recaudaci¨®n [oficial].
P. Usted ha asegurado que en M¨¦xico se han llegado a dar situaciones peores que en Colombia, que es un pa¨ªs en el que el Estado pr¨¢cticamente dej¨® de existir en amplias zonas durante cierto tiempo.
R. No necesariamente peores. Estamos actuando a tiempo precisamente para evitar una descomposici¨®n y una p¨¦rdida de dominio territorial como los que lleg¨® a sufrir Colombia en los noventa. Es algo que evitamos en M¨¦xico con los operativos conjuntos: el Ej¨¦rcito, las Fuerzas Armadas, la Marina y la polic¨ªa para tomar pleno control territorial donde estaba resquebrajado.
P. Declarar una guerra tiene un problema de l¨¦xico: se gana o se pierde. ?M¨¦xico est¨¢ ganando la suya?
R. M¨¦xico tiene la estrategia correcta y ganar¨¢, por supuesto, esta guerra.
P. La estar¨¢n ganando, pero ya hay 450 soldados o polic¨ªas muertos desde que empez¨®; s¨®lo en la ¨²ltima semana de mayo han sido asesinados cuatro altos cargos policiales, entre ellos el responsable de la polic¨ªa federal. Son cifras preocupantes.
R. S¨ª, son preocupantes. Pero advert¨ª desde el principio de mi mandato a todos los mexicanos que ¨¦sta ser¨ªa una batalla larga. Es un problema que se fue acumulando, anidando, tolerando, durante a?os, quiz¨¢ d¨¦cadas, y que tendr¨ªa, por desgracia, el costo de p¨¦rdida de vidas humanas, como desafortunadamente las hemos tenido. Y el hecho de que hayan perdido la vida polic¨ªas federales, soldados, polic¨ªas municipales, es precisamente porque estamos enfrentando el problema; no lo estamos eludiendo, como pudo haber ocurrido en el pasado.
P. Para ganar necesita a Estados Unidos. Bush pact¨® con usted un plan [la iniciativa M¨¦rida] cuya primera entrega se elevaba a 500 millones de d¨®lares; la C¨¢mara de Representantes lo rebaj¨® a 400 millones; luego el Senado la dej¨® en 350, y ambos, C¨¢mara y Senado, le a?adieron condiciones que M¨¦xico debe cumplir, especialmente de respeto a los derechos humanos. ?Le parece correcto?
R. Ha habido un proceso largo y complejo en el Congreso de Estados Unidos, pero parto del principio: la exigencia de M¨¦xico es que ¨¦ste es un problema com¨²n que de hecho tiene su origen en el consumo del mercado m¨¢s grande de droga, que es el de Estados Unidos, y que, en consecuencia, tiene una responsabilidad compartida y tiene que ser enfrentado de manera conjunta. Yo le voy a decir que en algunos borradores en la C¨¢mara, y particularmente en el Senado, se hab¨ªan introducido condiciones o elementos que eran inaceptables. Pero ahora, el lunes mismo de esta semana, se aprob¨® un documento en t¨¦rminos mucho m¨¢s aceptables. Espero que se sostenga.
P. Miembros de su equipo han sugerido que M¨¦xico no estaba dispuesto a aceptar seg¨²n qu¨¦ condiciones.
R. As¨ª es.
P. ?Pero ahora s¨ª cree que puede aceptarse?
R. S¨ª, si se sostiene el documento que fue aprobado esta misma semana en la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos.
P. Por su parte, su Gobierno se ha comprometido a aportar 7.000 millones en los pr¨®ximos a?os: ¨¦se es un dinero que le deben aprobar los diputados.
R. Es lo que ya estamos gastando en seguridad.
P. Pero los presupuestos tendr¨¢n que aprobarse cada a?o. El l¨ªder de los diputados del PRI, Emilio Gamboa Patr¨®n, ya ha mostrado sus reticencias. ?Est¨¢ usted en condiciones de asegurar que ese dinero saldr¨¢ aprobado en los presupuestos?
R. Lo que ocurre es que est¨¢ ya previsto en los presupuestos y seguiremos escalando, independientemente de la iniciativa M¨¦rida , porque necesitamos tener m¨¢s recursos para la seguridad p¨²blica.
P. ?Puede explicar si hay relaci¨®n alguna entre la falta de mayor¨ªa de su Gobierno, es decir, la necesidad de alcanzar acuerdos con otros partidos, b¨¢sicamente con el PRI
[cuyos diputados lidera precisamente Gamboa Patr¨®n] y la impunidad con que parecen actuar algunos gobernadores de este partido?
R. Hemos hecho un esfuerzo enorme de di¨¢logo y de consenso, y hemos llegado a acuerdos con todas las fuerzas pol¨ªticas, y con el PRI, ciertamente, pero no s¨®lo con el PRI. Pero aqu¨ª voy a ser muy franco: primero, el PAN tiene una mayor¨ªa relativa bastante fuerte; contar con m¨¢s del 40% de los parlamentarios no es trivial.
P. Me refiero a la mayor¨ªa absoluta que no tiene...
R. ... mayor¨ªa absoluta no la tenemos, pero hemos podido transitar a trav¨¦s de acuerdos. S¨ª busco el acuerdo y busco la coincidencia a favor del inter¨¦s nacional; pero siendo espec¨ªfico en la respuesta para su pregunta, no negocio la impunidad de nadie a cambio de gobernar, y mi Gobierno, en el caso de los gobernadores...
P. ... yo dir¨ªa que los gobernadores de Oaxaca y Puebla han sido los m¨¢s...
R. ... en todos. En el caso de Puebla, nosotros estuvimos atentos al fallo de la Corte Suprema; y siempre lo dije, antes del fallo y despu¨¦s, que ¨ªbamos a acatar la resoluci¨®n de los ministros del pleno. Y por otra parte, no obstante, el fallo de la Corte, la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica a mi cargo sigui¨® las investigaciones y pidi¨® ante un juez la consignaci¨®n y la prisi¨®n, la orden de aprehensi¨®n para los [polic¨ªas] judiciales involucrados. Independientemente de la Corte, nosotros seguimos persiguiendo lo que consideramos que es un caso criminal.
P. Pero desde su moral o ¨¦tica personal, ?est¨¢ usted satisfecho con la resoluci¨®n de la Corte Suprema en el caso de Lydia Cacho?
R. La consideraci¨®n de mi Gobierno y de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica es que hay la presencia constitutiva de delitos, y los estamos persiguiendo. Por desgracia, no hemos contado con el respaldo del juez ante quien hemos incoado la causa, pero seguiremos trabajando hasta el l¨ªmite de los recursos legales del Gobierno federal para exigir justicia. En el caso de Lydia, a quien aprecio personalmente, y en todos los casos que se planteen ante la justicia federal.
P. Pemex entrega al Estado aproximadamente el 62% de sus ingresos totales. ?Cree usted que una empresa as¨ª est¨¢ en condiciones de asegurar su propio futuro? De hecho, tanto las reservas como la producci¨®n de petr¨®leo est¨¢n cayendo de forma estrepitosa.
R. Con las reformas que he propuesto al Congreso precisamente pretendo fortalecer Pemex desde diversos ¨¢mbitos: autonom¨ªa financiera y de gesti¨®n; transparencia, y consejeros independientes; y ojal¨¢ pueda ser aprobada por el Congreso.
P. ?Cree usted de verdad que con esa reforma Pemex estar¨¢ en condiciones de evitar situaciones absurdas como, por ejemplo, que el 25% de la gasolina que se consume en M¨¦xico, un gran productor, provenga de Estados Unidos?
R. El 40% de gasolina que consume M¨¦xico proviene del extranjero: Espa?a, India, Estados Unidos...; es absurdo. ?Qu¨¦ es lo que estoy proponiendo? En lugar de que Pemex tenga que desviar 10.000 millones de d¨®lares, que es lo que cuesta una refiner¨ªa, del coraz¨®n de su negocio, que es producir petr¨®leo y gas, que pueda contratar una empresa que construya la refiner¨ªa y la opere para Pemex y Pemex simplemente le pagar¨ªa el servicio de refinaci¨®n. Podr¨ªamos procesar el crudo maya, que es un crudo muy pesado, dif¨ªcil de procesar, garantizar¨ªamos el abasto nacional, producir¨ªamos combustibles m¨¢s limpios, crear¨ªamos m¨¢s empleo en M¨¦xico y fortalecer¨ªamos la financiaci¨®n de Pemex. Entonces la respuesta categ¨®rica es s¨ª.
P. ?Y est¨¢ igual de seguro de que el Congreso le va a aprobar esa reforma? Lo digo porque algo est¨¢ fallando en la discusi¨®n. De hecho, usted ha declarado alguna vez, y cito: "Si la l¨®gica imperara, la reforma ya habr¨ªa sido aprobada hace tiempo". Tal vez ah¨ª est¨¢ funcionando alguna otra l¨®gica.
R. En pol¨ªtica concurren muchos elementos, entre otros la pol¨ªtica misma: la pol¨ªtica en este sentido, que es la disputa, la b¨²squeda por espacio y poder entre quienes toman decisiones en el Congreso.
P. En cualquier caso, Pemex parece formar parte de un cierto doble discurso en M¨¦xico en general, pero tambi¨¦n suyo en particular: usted, por una parte, acusa a Estados Unidos de ir en contra de la apertura creciente del mundo actual al erigir un muro en la frontera, pero M¨¦xico mantiene cerrados o con fuertes trabas a las empresas extranjeras unos sectores -energ¨ªa, petr¨®leo, pero tambi¨¦n medios de comunicaci¨®n o telecomunicaciones- que asimismo suponen mantener una cierta cultura nacionalista y proteccionista en un mundo que efectivamente est¨¢ cada vez m¨¢s abierto. ?No supone eso una contradicci¨®n, un doble discurso?
R. No, porque yo estoy en favor de la apertura y de la competencia. La verdad es que a m¨ª no me parece una contradicci¨®n. Al contrario: busco que M¨¦xico sea una econom¨ªa competitiva, generadora de empleo y soy alguien que impulsa decididamente la competencia y la inversi¨®n.
P. Barack Obama amenaza con suspender el TLC para exigir m¨¢s protecci¨®n a los trabajadores y al medio ambiente en M¨¦xico si gana las elecciones. ?Le preocupa esta deriva proteccionista de Estados Unidos?
R. S¨ª. El neoproteccionismo que impera en los discursos, por lo menos de la pol¨ªtica norteamericana, es una seria amenaza, no s¨®lo para pa¨ªses como M¨¦xico, que una buena actividad de nuestra econom¨ªa depende del comercio con Estados Unidos, sino que es una seria amenaza para Estados Unidos mismo
P. La pol¨ªtica en Am¨¦rica Latina parece gravitar entre dos polos: por una parte una socialdemocracia, digamos que con visi¨®n de mercado, representada por Chile o Brasil, frente a una izquierda nacionalista y autoritaria, de regreso al pasado, representada por Venezuela. En ese mapa, ?d¨®nde y c¨®mo encaja M¨¦xico y su actual Gobierno del PAN [conservador]?
R. Precisamente lo que yo insist¨ª ayer
[por el mi¨¦rcoles, en un discurso pronunciado] en las Cortes [espa?olas] fue que el dilema de Am¨¦rica Latina no es tanto entre izquierda o derecha, porque efectivamente, hay gobiernos te¨®ricamente de izquierda que toman medidas moldeadas a favor del mercado y la inversi¨®n, como pueden ser Chile o Brasil, y hay gobiernos que te¨®ricamente son de derechas, que toman medidas de un fuerte compromiso social, como puede ser el propio Gobierno de Uribe o de El Salvador. Yo no me considero un pol¨ªtico de derechas. Alguna vez, en alguna entrevista que tuve la fortuna de tener con EL PA?S hace m¨¢s de una d¨¦cada, ya me asum¨ª como un pol¨ªtico de centro.
P. Alguna vez ha declarado incluso que iba a superar a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador por la izquierda.
R. Efectivamente, lo estamos haciendo, porque tenemos una pol¨ªtica social muy s¨®lida y sin precedentes: por ejemplo, el seguro m¨¦dico para una nueva generaci¨®n, que impuls¨¦, significa que todo ni?o mexicano tenga garantizado un seguro m¨¦dico para ellos y su familia de por vida. M¨¦xico tendr¨¢ cobertura universal de salud. Y eso no es una bandera de izquierdas, es simplemente una responsabilidad humana y social a la cual siempre me he sentido comprometido.
P. Ese proyecto suyo como presidente, ?no le supone ning¨²n conflicto con su partido, que hist¨®ricamente ha sido muy conservador, de fuerte raigambre cat¨®lica y contrario por instinto a muchos derechos ya asentados o que comienzan a asentarse en Occidente, como el aborto, los anticonceptivos o el matrimonio homosexual?
R. Concretamente, refiri¨¦ndome al tema social, siempre he tenido un s¨®lido compromiso con la justicia, desde siempre, y ahora como presidente lo estoy llevando a plenitud. Pero vuelvo a mi tema: el dilema que he planteado en las Cortes, en Am¨¦rica Latina, no es entonces entre izquierda o derecha, la disputa es entre pasado y futuro, entre el pasado en t¨¦rminos econ¨®micos, con econom¨ªas cerradas, centralizadas, o bien con mercado, competencia e inversi¨®n. El pasado en t¨¦rminos pol¨ªticos son autoritarismos o personalismos, o el futuro, que es democracia y respeto a los derechos humanos.
P. ?C¨®mo ve las elecciones legislativas del a?o que viene?
R. Competidas. Los resultados hablan de las estrategias, ?no? El PRD se ha desplomado en las preferencias electorales en todo el pa¨ªs.
P. ?Y cree que el PAN tiene posibilidades de lograr la mayor¨ªa?
R. Hay posibilidades, pero eso le toca elegir a los electores. Pase lo que pase, seguir¨¦ siendo un presidente que convoque al di¨¢logo y seguir¨¦ impulsando cambios para M¨¦xico, reformas que ni siquiera se hab¨ªan intentado en m¨¢s de una d¨¦cada.
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