La fuga de Asc¨® lleg¨® lejos
Las part¨ªculas m¨¢s peque?as del escape radiactivo alcanzaron el mar, seg¨²n unestudio encargado por el CSN - La Generalitat midi¨® en el aire la radiaci¨®n
La fuga radiactiva de la nuclear de Asc¨® lleg¨® lejos. Las part¨ªculas m¨¢s peque?as se perdieron en el Mediterr¨¢neo, a m¨¢s de 30 kil¨®metros, en direcci¨®n sureste, y las m¨¢s grandes y potencialmente peligrosas se quedaron en un radio de unos 700 metros. As¨ª lo concluye un estudio realizado por la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a a petici¨®n del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), seg¨²n fuentes conocedoras del mismo. El informe ser¨¢ entregado la semana que viene y sostiene que la radiaci¨®n que detect¨® una estaci¨®n de la Generalitat de Catalu?a del 14 al 17 de diciembre proced¨ªa del escape de Asc¨®. Esto implica que la planta emiti¨® radiaci¨®n al exterior durante semanas, ya que la fuga comenz¨® el 29 de noviembre. El suceso no ha tenido impacto sobre la salud ni el medio ambiente.
Las part¨ªculas m¨¢s peligrosas se quedaron en un radio de 700 metros
La central afronta ahora una multa millonaria por el percance
El proceso es tan complejo que es mejor ir en orden. As¨ª se fragu¨® uno de los cuatro incidentes m¨¢s graves de la industria nuclear espa?ola. Aunque no hubo riesgo, el incidente revela una opacidad preocupante.
26 DE NOVIEMBRE DE 2007 Un bid¨®n a la piscina
La central nuclear de Asc¨® estaba en parada de recarga. El 26 de noviembre de 2007, a las 20.28, la central pone en marcha la ventilaci¨®n de emergencia, que filtra el aire que sale al exterior e impide cualquier fuga. Sin embargo, se deja abierta una rejilla junto a la piscina en la que se guarda el combustible gastado, radiactivo durante miles de a?os. La central est¨¢ ultimando el paso de las barras de uranio del reactor a la piscina, en un edificio contiguo. Las varillas de combustible pasan a trav¨¦s de un canal, llamado de transferencia. Ese canal se limpia con agua a presi¨®n. Una vez terminada la limpieza, siempre quedan charcos de agua radiactiva en el fondo. Los trabajadores los chupan con una aspiradora llamada coloquialmente chupacharcos y la vuelcan en un bid¨®n.
Hacia las 21.24, dos trabajadores sin experiencia izan el bid¨®n de 50 litros junto a la piscina. Los que suelen realizar la maniobra les observan de lejos porque han superado la dosis de radiaci¨®n permitida y se arriesgan a quedarse sin trabajo. El monitor de radiaci¨®n se activa, pero es lo previsto. A las 21.30 vuelcan el bid¨®n en la piscina. Aunque la central declar¨® a los inspectores del CSN que ¨¦sta era una pr¨¢ctica habitual, el consejo sostiene que no es una "maniobra prevista".
Justo en el lado de la piscina por donde virtieron el bid¨®n estaba la rejilla abierta. La rejilla chupa parte del agua que cae y de la que salpica. Los trabajadores intentan parar el monitor de radiaci¨®n junto a la piscina pero descubren que no se apaga pues "la tasa de dosis que percibe sigue por encima de su punto de actuaci¨®n". Entonces descubren en la rejilla "humedad y restos de ¨®xido". La central conoce ya el problema, pero como en todo el tiempo funciona la ventilaci¨®n de emergencia nada sale al exterior. El incidente est¨¢ bajo control. La central no informa al CSN pese a que seg¨²n el organismo regulador debi¨® hacerlo por escrito y de forma oficial ese mismo d¨ªa.
27 DE NOVIEMBRE Desactiva la alarma
A las dos de la madrugada, la central intenta descontaminar la rejilla. Primero "con trapos" y despu¨¦s con mantas de plomo. "Detecta valores an¨®malos de contaminaci¨®n en los conductos y componentes del sistema de ventilaci¨®n". Adem¨¢s, y de forma "injustificada", eleva el umbral de alerta del monitor de radiaci¨®n. Esa maniobra hace que ¨¦ste deje de pitary por otra parte permite arrancar la ventilaci¨®n normal.
29 DE NOVIEMBRE Comienza la fuga
A las 12.24, la central arranca la ventilaci¨®n normal. Las part¨ªculas radiactivas recluidas en los conductos comienzan a salir al exterior. La central sostiene que no sabe qui¨¦n orden¨® poner ese sistema en marcha pero a la vez lo justific¨® en que "pensaron que toda la contaminaci¨®n habr¨ªa sido aspirada y que se encontrar¨ªa ya retenida en los filtros de la ventilaci¨®n de emergencia".
Los trabajadores declararon al inspector que no ten¨ªan orden de mantener el sistema de emergencia. A las 23.36 se vuelve a conecta la ventilaci¨®n de emergencia y cesa la emisi¨®n; a las 8.52 vuelven a la ventilaci¨®n normal. Los sensores en la chimenea no detectan nada, no est¨¢n preparados para un escape tan difuso, de part¨ªculas tan peque?as.
"A finales de noviembre", la central informa de que hay una orden para descontaminar la rejilla y el 5 de diciembre comunica al inspector que hay un "punto caliente" -una part¨ªcula radiactiva- en la ventilaci¨®n. Pero informa como si fuera "un actividad rutinaria", sin explicar el incidente de la piscina. El inspector llama al consejo el 10 de diciembre.
14 DE DICIEMBRE Llega al Ebro
El 14 de diciembre, la estaci¨®n de medici¨®n de la Generalitat catalana detecta junto a la central una punta de radiactividad (el pico es de 0,188 microsievert por hora cuando lo normal es 0,12). Llama a la central, que le dice que "descarta relaci¨®n alguna con ning¨²n suceso operativo en la planta". Esto implica que la centrale miti¨® durante semanas. La Generalitat ha encargado al profesor de F¨ªsica Nuclear de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a Carlos Tapia un informe sobre hasta d¨®nde llegaron las part¨ªculas.
El estudio concluye que las mayores part¨ªculas quedaron en unos 700 metros, lo que significa que llegaron a la ribera del Ebro (all¨ª han aparecido cinco). Y apunta que las m¨¢s peque?as -y menos radiactivas- debieron de volar casi como aerosoles "hasta el Mediterr¨¢neo". "Son part¨ªculas que no se encontrar¨¢n nunca porque con el tiempo decae su actividad. No es que tuviera importancia radiol¨®gica, pero no se quedaron junto a la central", explican fuentes conocedoras del estudio.Hasta este momento han aparecido part¨ªculas con una actividad de 260 millones de becquerelios, 1.000 veces m¨¢s de lo que la central dijo al principio.
14 DE MARZO Primera part¨ªcula
En un rastreo de radiaci¨®n rutinario, el 14 de marzo Asc¨® detecta una part¨ªcula "en el suelo en la entrada a los equipos de contenci¨®n". Redobla la b¨²squeda. La central afirma que hasta el 2 de abril no hall¨® m¨¢s part¨ªculas, pero el CSN dice que el 17 de marzo detect¨® dos part¨ªculas "a la puerta del edificio de combustible".
El 25 de marzo le dicen al inspector que han hallado contaminaci¨®n procedente "de restos de la recarga que salieron de contenci¨®n a trav¨¦s de las bridas usadas para los equipos de limpieza".
El 3 de abril, el inspector residente visita la sala de control. "El jefe de turno le informa de que se hab¨ªa encontrado contaminaci¨®n en las terrazas de los edificios de combustible". El inspector residente revela en su informe que "es at¨ªpico que el personal de operaci¨®n le informe de temas radiol¨®gicos". El inspector llama a los directivos de la central, que le cuentan todo: desde el incidente de noviembre al hallazgo de las part¨ªculas en los tejados.
Los inpectores preguntaron si iban a notificarlo. "Se les respondi¨® que no son sucesos notificables". La planta cre¨ªa que no ten¨ªa por qu¨¦ informar. Un empleado chiv¨® a los inspectores que tras hallar la primera part¨ªcula les ordenaron rellenar los estadillos de vigilancia s¨®lo si descubr¨ªan que no hab¨ªa contaminaci¨®n.
El 4 de abril, el Consejo pone en marcha su inspecci¨®n y el 5 lo hace p¨²blico. La informaci¨®n es confusa y habla de un escape sin importancia. Pero cuando el consejo peina la zona aparecen m¨¢s y m¨¢s part¨ªculas. Ya van m¨¢s de 1.000. Aunque los analisis a 2.116 personas (trabajadores y visitantes) no han detectado a nadie contaminado, el CSN admite que "el suceso podr¨ªa haber dado lugar a una dosis al individuo, localizado en el interior del emplazamiento, superior al l¨ªmite reglamentario para miembros del p¨²blico que es de 1 milisievert e inferior al l¨ªmite de dosis a los empleados que en la legislaci¨®n espa?ola es de 50 milisievert en un a?o".
14 DE ABRIL 100 veces mayor
El 14 de abril, el CSN ampl¨ªa la informaci¨®n y revela que la fuga fue 100 veces mayor de lo declarado por la planta. Adem¨¢s eleva la gravedad del incidente a nivel 2 (s¨®lo hab¨ªa tres precedentes) por la "ocultaci¨®n de informaci¨®n" y la falta de cultura de seguridad. Al d¨ªa siguiente el presidente de Endesa, Jos¨¦ Manuel Entrecanales, llama al consejo y, en una reuni¨®n improvisada, explica a los consejeros a trav¨¦s de un tel¨¦fono manos libres que va a destituir a la c¨²pula de la central, seg¨²n una fuente del consejo. Que le digan qui¨¦n es el responsable que se lo carga. En la sala hay un sistema de videoconferencia pero no llega a utilizarse.
Al d¨ªa siguiente, Endesa destituye a Rafael Gasca, hasta entonces director de la planta, y al jefe de protecci¨®n radiol¨®gica, Francesc Gonz¨¢lez Tardiu. Gasca, sin embargo, sigue trabajando en la planta. La central afronta ahora una multa millonaria.
Una nuclear con mala reputaci¨®n
Si hay unas centrales nucleares en Espa?a con mala reputaci¨®n en el Consejo de Seguridad Nuclear esas son las de Asc¨® y Vandell¨°s, todas en Tarragona. Aunque se trata de tres reactores la causa de la mala fama reside en que todas son gestionadas por la misma empresa, la Asociaci¨®n Nuclear Asc¨®-Vandell¨°s (propiedad de Endesa e Iberdrola pero controlada por la primera).
En 2006, Vandell¨°s II protagoniz¨® el incidente m¨¢s grave desde el incendio de Vandell¨°s I, en 1989. La planta permiti¨® durante a?os que una tuber¨ªa de un sistema de refrigeraci¨®n se degradase. Al igual que en el caso de Asc¨®, nunca inform¨® al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que tard¨® meses en descubrir lo que all¨ª ocurr¨ªa.
Finalmente, el Consejo acus¨® a la planta de "primar la producci¨®n sobre la seguridad" y de ocultarle informaci¨®n. La central pag¨® una multa de 1,6 millones pero, sobre todo, estuvo seis meses parada por orden del consejo para reformar el sistema de refrigeraci¨®n.
Una fuente del sector apunta que el incidente de Asc¨® llega en el peor momento para la industria nuclear, inmersa en un renacer en buena parte del mundo. "Los el¨¦ctricos espa?oles se bastan solos para hundirse. No necesitan a nadie", explica esta fuente.
Y es que aunque el suceso de Asc¨® no ha supuesto ning¨²n riesgo para la seguridad ni el medio ambiente, como insiste la empresa, s¨ª ha mermado la confianza de los vecinos en la seguridad de la central, a la que hasta ahora ve¨ªan con buenos ojos.
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