La autonom¨ªa en las escuelas
Hay quien cuestiona que la autonom¨ªa de centros deba ser un principio rector de la futura ley de educaci¨®n catalana con el argumento de que no es un valor absoluto. Ciertamente, valores absolutos hay muy pocos y parece l¨®gico que la autonom¨ªa de centros no est¨¦ entre ellos. Pero eso no tiene nada que ver al plantearse si uno de los pilares sobre los que construir un sistema educativo equitativo y de calidad debe ser o no el de la autonom¨ªa de centros.
En estos ¨²ltimos tiempos, cuando se han multiplicado los debates y las opiniones sobre el estado de la educaci¨®n en Catalu?a, hemos podido o¨ªr y leer opiniones muy cr¨ªticas sobre la autonom¨ªa de centros. La primera cuesti¨®n que sorprende es que se hable cr¨ªticamente de la autonom¨ªa de centros ignorando los resultados que se dan en aquellas escuelas e institutos donde el equipo docente, a menudo con una gran implicaci¨®n de la asociaci¨®n de madres y padres, la AMPA, ha construido esa autonom¨ªa que ahora el anteproyecto de ley busca impulsar con su generalizaci¨®n. La autonom¨ªa de centro no es un invento de dise?o elaborado desde los despachos ni mucho menos un patrimonio exclusivo de los centros educativos concertados. La escuela p¨²blica tiene buenos ejemplos de esta pr¨¢ctica que, cuando se entra a discutir la validez del principio de autonom¨ªa, se olvidan.
Negar el inter¨¦s de la autonom¨ªa de centro para nuestras escuelas p¨²blicas es desconfiar de ellas
Dicen esas voces cr¨ªticas que la autonom¨ªa de centro es la puerta a trav¨¦s de la cual se va a colar la competitividad m¨¢s salvaje entre los distintos centros escolares. ?sa es una opini¨®n que confunde la pr¨¢ctica de la autonom¨ªa de centro con la del darwinismo social. Es posible que se produzcan alguna disfunciones ni deseadas ni previstas, pero eso ocurre con cualquier principio. Sin ir m¨¢s lejos, es oportuno recordar que cuando en los a?os noventa se instaur¨® el principio de inclusividad en nuestro sistema educativo -a trav¨¦s de la LOGSE-, nadie pod¨ªa intuir algunas de las consecuencias que hoy ya conocemos -y no todas ellas positivas- y no por ello vamos a dinamitar el principio de la educaci¨®n inclusiva.
Negar el inter¨¦s de la autonom¨ªa de centro para nuestras escuelas p¨²blicas es poner bajo sospecha la capacidad de los profesionales que en ellas trabajan para desarrollar sus potencialidades. Como m¨ªnimo es una expresi¨®n de desconfianza hacia ellas. Es seguir creyendo que el profesional de la educaci¨®n tiene necesariamente que limitarse en el ejercicio de su profesi¨®n a unos criterios ¨²nicos, a unos m¨¢rgenes de actuaci¨®n, que le vienen dictados y que tanto sirven para un fregao como para un barrido, es decir que tanto valen independientemente de cu¨¢l es el entorno social y la realidad de la comunidad educativa del centro. Y con ello no habr¨ªa que confundirse en la idea de que la autonom¨ªa s¨®lo tiene inter¨¦s para la mejora de la equidad. Nada m¨¢s lejos de esa posibilidad.
Sin renunciar a la mayor equidad, la autonom¨ªa de centro debe permitir un incremento de la calidad. No es ciertamente un acto mec¨¢nico, una consecuencia inevitable en el sentido de que a mayor autonom¨ªa se incrementar¨¢ la calidad. Sin ser la condici¨®n suficiente, es la condici¨®n necesaria para esa mayor calidad. Facilitar un anclaje sobre el cual cada centro pueda construir un proyecto que le permita una singularizaci¨®n tanto por usar m¨¢rgenes organizativos como por concretar apuestas educativas que, l¨®gicamente respetando el marco general, refuercen ejes espec¨ªficos (m¨²sica, idiomas, medio natural, matem¨¢ticas...) s¨®lo puede ser positivo.
La autonom¨ªa aplicada en el centro escolar debe revertir en una mayor proyecci¨®n profesional de los docentes. Abre la puerta a la posibilidad de una realizaci¨®n personal imprescindible para retroalimentar la motivaci¨®n personal. Sin esa motivaci¨®n, muy pocos profesionales, no s¨®lo de la educaci¨®n sino de cualquier ¨¢mbito, pueden ofrecer lo mejor de s¨ª mismos. El proyecto profesional de cualquier persona tambi¨¦n se construye a partir de sentirse depositario de una responsabilidad. Esa responsabilidad requiere unos m¨¢rgenes de autonom¨ªa. Sin esa autonom¨ªa la responsabilidad puede convertirse en frustraci¨®n. Una parte de la percepci¨®n que hoy viven los docentes de imposibilidad de desarrollar un proyecto profesional tiene que ver con la escasa generalizaci¨®n de la autonom¨ªa de centros. Pero si el proyecto de centro est¨¢ bien definido, la responsabilidad de los docentes asumida y la autonom¨ªa dise?a un margen suficiente de actuaci¨®n, el resultado educativo tendr¨¢ una tendencia clara a la mejora y la realizaci¨®n profesional tambi¨¦n mejorar¨¢.
Como dec¨ªa al inicio del art¨ªculo, la autonom¨ªa del centro escolar hoy ya dispone de buenos ejemplos. Algunos, como el que protagoniza en Barcelona la escuela municipal de m¨²sica Can Ponsic, sirven tambi¨¦n para poner en evidencia que es posible desde una iniciativa privada, iniciada hace ahora 40 a?os, trabajar a favor de un proyecto de vocaci¨®n p¨²blica sin concesiones a otros criterios que los de la calidad pedag¨®gica y el compromiso profesional. Estos compromisos lo fueron mientras fue escuela privada y lo siguen siendo ahora cuando ya est¨¢ integrada, desde hace unos cuantos a?os, en la red de las escuelas municipales de Barcelona.
La autonom¨ªa de centro requiere una organizaci¨®n inteligente del sistema educativo para permitir su desarrollo. El riesgo al intervencionismo est¨¢ siempre presente en sistemas tan complejos como el educativo. Por eso ahora hay una oportunidad para forzar al sistema a confiar m¨¢s en los centros, es decir, en sus equipos. Aunque no hay que olvidar que el sistema se debe comprometer a ofrecer estabilidad para que los centros puedan desarrollar con ¨¦xito esa autonom¨ªa. Hoy esa estabilidad a¨²n no la hemos obtenido. Hay demasiados cambios de criterio, proyectos que se abandonan tras unos a?os de ofrecerse como prioritarios. El sistema educativo debe tambi¨¦n, en esos aspectos, mejorar. Pero eso no es excusa para no aprovechar la oportunidad de generalizar la autonom¨ªa de centros para todo el conjunto del servicio p¨²blico educativo.
jspicanyol@hotmail.com
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