Ni?os africanos: s¨ª hay soluci¨®n
Siempre que se habla de ?frica en t¨¦rminos estad¨ªsticos, se produce una profusi¨®n de datos y balances enfocados en la multitud de problemas que afectan a millones de personas en el continente vecino. Sin embargo, no saltan a la opini¨®n p¨²blica con la misma fuerza las cifras de los avances registrados en ?frica en las ¨²ltimas d¨¦cadas, las pruebas de que sus enormes dificultades tienen soluciones y la certeza de que se est¨¢n aplicando con ¨¦xito. El muy oportuno Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n Internacional 2008 ha reconocido precisamente ese esfuerzo, realizado desde instituciones africanas, en este caso contra uno de sus males end¨¦micos, la malaria.
El mundo entero ha progresado en supervivencia infantil. En la d¨¦cada de los sesenta, la tasa de mortalidad anual ascend¨ªa a 20 millones de ni?os menores de cinco a?os, pero en 2006, por primera vez en nuestra historia, esa cifra se qued¨® por debajo de la barrera de los diez millones (9,7 millones). Es cierto que la mitad de esas muertes a¨²n se producen en ?frica, donde un promedio de 14.000 menores de cinco a?os pierden la vida cada d¨ªa. A pesar de la dureza que encierra este dato, la buena noticia para el D¨ªa Mundial del Ni?o Africano, que hoy se conmemora, es que todas esas muertes se pueden evitar. En Eritrea, Etiop¨ªa, Malawi y Mozambique, la mortalidad infantil se ha reducido en un 40% desde 1990; en el norte de ?frica, el descenso ha sido de un 84% desde 1970, y las defunciones por sarampi¨®n han bajado en m¨¢s de un 90% en todo el continente.
En Eritrea, Malaui, Etiop¨ªa y Mozambique, la mortalidad infantil se ha reducido un 40% desde 1990
Estos porcentajes, traducidos en vidas que han podido seguir adelante, revelan que el desaf¨ªo del Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) prioritario -es decir, atajar las tasas de mortalidad infantil- es dif¨ªcil, pero no imposible. No hay que olvidar que sin el cumplimiento de este ODM, no es factible afrontar el resto de los objetivos fijados para el 2015: ?qu¨¦ sentido tendr¨ªa abordar el ODM como alcanzar la ense?anza primaria universal si antes no hemos recortado al m¨¢ximo la estad¨ªstica de mortalidad infantil en los pa¨ªses en desarrollo? M¨¢s a¨²n cuando la experiencia nos demuestra que ese objetivo no es inalcanzable.
Tenemos la llave, forjada con la acci¨®n en pol¨ªticas p¨²blicas, la capacitaci¨®n de personal y el desarrollo de organizaciones locales, tres pilares que sustentan la combinaci¨®n esencial para poder implementar recursos en la acci¨®n directa con los ni?os y su entorno. Es esta suma la que ha conseguido ganar terreno a las estad¨ªsticas m¨¢s terribles.
El sida, con 400.000 menores de 15 a?os infectados en 2007, encuentra cada vez m¨¢s impedimentos para seguir adelante. Miles de madres portadoras del virus reciben tratamiento para evitar la transmisi¨®n a sus hijos y, para la esperanza de los menores que llegan a contraerlo, en regiones del Este y Sur de ?frica, el acceso a retrovirales para menores de 15 a?os ha aumentado en un 5% en tan s¨®lo un a?o.
La malaria, que mata a unos 800.000 ni?os al a?o, tambi¨¦n retrocede, gracias a la distribuci¨®n de mosquiteras impregnadas con insecticida, que tienen un coste de ocho euros el paquete de dos mosquiteras. Su distribuci¨®n se ha triplicado en los ¨²ltimos a?os en 16 pa¨ªses del ?frica Subsahariana.
Los cientos de miles de muertes por diarrea han sido atajadas por intervenciones que propician el acceso al agua potable, a una higiene y un saneamiento adecuados, y a unos servicios de salud b¨¢sicos. En Ben¨ªn, el presidente anunci¨® el a?o pasado la desaparici¨®n de las tasas en servicios de salud a mujeres embarazadas y a menores de cinco a?os; y en Ghana, ning¨²n ni?o ha desaparecido a causa del sarampi¨®n desde 2004.
Ya tenemos pruebas, claras y sencillas, de que reducir la mortalidad infantil no es ninguna utop¨ªa. La clave del ¨¦xito se puede cuantificar en la mayor¨ªa de los indicadores con los que Naciones Unidas mide el desarrollo humano, pero hay dos aspectos que no deben pasar desapercibidos. Uno, que el camino recorrido es producto de la suma de peque?as y medianas alianzas de organizaciones de acci¨®n humanitaria con algunos gobiernos, con otras organizaciones del sector y con las comunidades y familias directamente afectadas. Y dos, que para seguir avanzando, es necesaria una alianza global, la supervivencia infantil debe entrar en la agenda de los grandes foros mundiales. Es la ¨²nica forma, cambiar desde dentro, empezando por la acci¨®n de gobierno, y desde fuera, con el apoyo de organismos y foros internacionales.
El reto es alcanzable. Ya no mueren 20 millones de ni?os antes de cumplir cinco a?os, ahora mueren menos de 10 millones. Y, hoy, un ni?o que nazca en un pa¨ªs africano debe saber que tiene el doble de oportunidades de llegar a cumplir cinco a?os y que, adem¨¢s, el mundo ha descubierto la llave para conseguir que las generaciones futuras tengan cada vez m¨¢s garant¨ªas de supervivencia.
Paloma Escudero es directora ejecutiva de Unicef Comit¨¦ Espa?ol.
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