Los inmigrantes salvan el Estado del bienestar
Algunos dudan de que el sistema de servicios p¨²blicos sea sostenible en plena crisis tras el gran flujo de inmigraci¨®n - Los extranjeros contribuyen al Estado m¨¢s de lo que reciben de ¨¦l
En Espa?a, un inmigrante de un pa¨ªs pobre, en situaci¨®n irregular, sin trabajo, viviendo en la calle, tiene acceso a servicios que no podr¨ªa tener en su propio pa¨ªs trabajando normalmente. La sanidad y la educaci¨®n son universales y gratuitas. Si tiene tarjeta de residencia, puede adem¨¢s acceder a una pensi¨®n, protecci¨®n por desempleo, viviendas de protecci¨®n oficial... ya no le diferencia nada de un espa?ol, en cuanto a ayudas se refiere. En los principales pa¨ªses de origen (Marruecos, Rumania o Ecuador), la clase media sufre para alcanzar un nivel de atenci¨®n social que en Espa?a es accesible incluso sin papeles. Es evidente que el sistema gasta en los inmigrantes. Un estrato social de espa?oles percibe que los servicios p¨²blicos est¨¢n copados por los reci¨¦n llegados. Algunos partidos pol¨ªticos europeos ya hacen campa?a al grito de "?No cabemos todos!". ?No cabemos todos en el Estado de bienestar? La respuesta es s¨ª.
Los inmigrantes son el 8,8% de la poblaci¨®n y absorben el 5,4% del gasto p¨²blico
Su presencia supone un beneficio neto para Espa?a de 5.000 millones de euros
Philippe Legrain, autor del libro Immigrants: your country needs them (Inmigrantes: tu pa¨ªs los necesita) realiz¨® recientemente un estudio para el Consejo de la Globalizaci¨®n de Suecia. El Gobierno sueco se propone, al rev¨¦s que media Europa, estudiar formas de atraer a m¨¢s ciudadanos extracomunitarios. Legrain analiz¨® el impacto de la inmigraci¨®n en el sistema sueco de protecci¨®n social, probablemente el m¨¢s generoso del mundo, con este punto de partida: ?Es compatible la inmigraci¨®n libre con el Estado de bienestar europeo?
Dentro de este planteamiento general, Legrain se pregunta si la beneficencia de los pa¨ªses ricos es un im¨¢n para inmigrantes. Es decir, si se vive mejor de la beneficencia en los pa¨ªses ricos que trabajando en los pa¨ªses pobres, es una buena raz¨®n para emigrar. Y si emigran muchos, en un momento dado ese Estado benefactor ser¨¢ insostenible.
Para que eso sucediera, explica, se tendr¨ªan que dar ciertas condiciones: los emigrantes deben estar tan desesperados que los supuestos beneficios compensen el tremendo coste econ¨®mico y psicol¨®gico de la migraci¨®n; de todos los destinos posibles, tienen que elegir Suecia; los ingresos por la beneficencia sueca deben ser mayores que trabajando en sus pa¨ªses; y por ¨²ltimo, deben conformarse con la beneficencia, en vez de aspirar a mayores ingresos trabajando en Suecia.
Los inmigrantes son "una minor¨ªa selecta" de sus pa¨ªses, explica Legrain. Son los j¨®venes con m¨¢s ganas de trabajar y mayor esp¨ªritu emprendedor. Pero si lo que quieren es vivir de la beneficencia, Suecia ser¨ªa el mejor pa¨ªs para hacerlo. Seg¨²n datos de la OCDE de 2005, un inmigrante sin permiso de trabajo recibe del sistema sueco 103.000 coronas (11.030 euros) al a?o. Si tiene dos hijos, 167.500 coronas (18.000 euros). La cifra es tres veces superior al salario medio en Marruecos y cuatro veces el de Pakist¨¢n.
La raz¨®n principal de que no haya "inmigrantes de beneficencia" es que, incluso si est¨¢n mejor con subsidios en Suecia que trabajando en su pa¨ªs, les va todav¨ªa mejor trabajando en Suecia. Deben pagar su viaje, deben enviar dinero a sus pa¨ªses y deben garantizarse un futuro.
Ese debate se puede plantear en Espa?a. ?La atenci¨®n p¨²blica y gratuita es una atracci¨®n? "No existe ninguna prueba de que Suecia, que probablemente tiene el sistema de beneficencia m¨¢s generoso del mundo, act¨²e como un im¨¢n ben¨¦fico, as¨ª que es extremadamente poco probable que eso ocurra en Espa?a, incluso si elevara su nivel de protecci¨®n social", asegura Legrain por correo electr¨®nico.
Josep Oliver, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, s¨ª cree que las ayudas suponen una atracci¨®n, pero no en Espa?a. "En el norte de Europa existe ese im¨¢n", dice Oliver. "Hay una parte de lo que llaman seekers [buscadores], atra¨ªdos por ese Estado de bienestar muy generoso. En nuestro caso, no vienen buscando unas ayudas, que no existen como en los pa¨ªses n¨®rdicos. Vienen buscando trabajo, que es lo que hay".
Oliver destaca que "hasta la jubilaci¨®n de los inmigrantes, toda la literatura econ¨®mica mundial apunta a que, si te entran individuos j¨®venes, contribuyen m¨¢s de lo que se llevan. El saldo es favorable. Su contribuci¨®n excede a los beneficios de ese Estado de bienestar. Las pensiones no las cobrar¨¢n hasta que se jubilen". Eso significa que, por ahora, "los inmigrantes se pagan su estancia".
En Espa?a hab¨ªa 2.357.000 extranjeros legales a finales de 2007. De ellos, 1.316.000 estaban afiliados a la Seguridad Social. S¨®lo con su contribuci¨®n a la caja, se pagan 900.000 pensiones. Los inmigrantes aportan el 7,4% de las cotizaciones de la Seguridad Social y s¨®lo reciben el 0,5% del gasto en pensiones.
La Oficina Econ¨®mica de La Moncloa elabor¨® un informe en 2006 muy revelador sobre este punto. Los inmigrantes, seg¨²n ese estudio, suponen el 8,8% de la poblaci¨®n espa?ola, pero absorben s¨®lo el 5,4% del gasto p¨²blico. Consumen el 4,6% del gasto en sanidad y el 6,6% en educaci¨®n. Pero su aportaci¨®n es el 6,6% de los ingresos totales. En total, su presencia en Espa?a supone un beneficio neto para el pa¨ªs de unos 5.000 millones de euros.
La situaci¨®n es parecida en todos los pa¨ªses, tambi¨¦n con un bajo nivel de protecci¨®n social. En Estados Unidos, un estudio de la National Academy of Sciences concluy¨® que un inmigrante recibe unos 3.000 d¨®lares del Gobierno estadounidense en toda su vida. Sus hijos ser¨¢n contribuyentes netos al sistema a raz¨®n de unos 80.000 d¨®lares cada uno a lo largo de su vida.
"Nuestros inmigrantes tienen entre veinte y pico y cuarenta y pico a?os", explica Oliver. "En los pr¨®ximos 20 a?os empezaremos a tener que pagar una parte de lo que nos han avanzado. Esto, teniendo en cuenta su vida individual. Pero hay que ver tambi¨¦n qu¨¦ deja detr¨¢s de ¨¦l. Si deja hijos con una formaci¨®n m¨¢s elevada, ganar¨¢n m¨¢s dinero que ¨¦l" y contribuir¨¢n m¨¢s al sistema. Hay mucha probabilidad de que esto suceda, ya que "los hijos no tienen que adaptarse, como hizo el padre".
Pero los extranjeros tambi¨¦n se hacen viejos. Y se quedan sin trabajo cuando vienen mal dadas. En estos casos no aportan al sistema y empiezan a ser receptores netos de ayudas: pensiones y subsidio de paro. ?Sufre el sistema de bienestar? "Tienen derecho a las ayudas, porque han pagado impuestos y han contribuido a la econom¨ªa y la sociedad cuando las cosas iban bien", opina Legrain. Actualmente, con el paro subiendo, la tasa de actividad es un 19% m¨¢s alta entre los extranjeros.
Pero, aparte de tener derecho, "en general, la literatura econ¨®mica sugiere que incluso considerando el pago de pensiones el saldo final es favorable para el que recibe la inmigraci¨®n", asegura Oliver, aunque reconoce que "el debate sobre qu¨¦ pasar¨¢ cuando se jubilen es muy complejo".
La supuesta crisis de pensiones suceder¨¢ en torno a 2025. "En un sistema en que los viejos viven del ahorro de los j¨®venes, ?qu¨¦ pasar¨¢ cuando haya m¨¢s viejos que j¨®venes? La inmigraci¨®n es una entrada de poblaci¨®n joven y trabajadora. En general, la crisis no se va a superar s¨®lo con la inmigraci¨®n, pero contribuir¨¢ a mitigarla", opina Oliver.
Admitido que los inmigrantes no abandonan su familia y su cultura y se juegan la vida a cambio de un bocadillo de la Cruz Roja y sanidad gratis. Admitido que no son una carga para el sistema, sino m¨¢s bien todo lo contrario. Cabe una ¨²ltima pregunta, ?est¨¢ justificada la percepci¨®n de que copan todos los servicios sociales? En Espa?a, esto tiene mucho que ver con un tema tan de actualidad como laber¨ªntico para el gran p¨²blico: la financiaci¨®n auton¨®mica.
"Lo de los servicios es parcialmente cierto", admite Oliver. "Es un error del sistema de financiaci¨®n que ahora se est¨¢ discutiendo. No puedes tener, como en Madrid y Catalu?a, aumentos de poblaci¨®n de 15% y mantener los mismos ingresos. El gasto p¨²blico para la inmigraci¨®n est¨¢ muy concentrado geogr¨¢ficamente, pero los ingresos que genera esa inmigraci¨®n se van al Estado central. El Estado se lleva los ingresos y los gastos son de otros. Los beneficios son macroecon¨®micos y los problemas, microecon¨®micos".
Carlos Clemente, viceconsejero de Inmigraci¨®n de la Comunidad de Madrid, lo dice con sus datos: "En integraci¨®n de los inmigrantes nosotros invertimos 1.500 millones de euros y el Estado 40. Los extranjeros est¨¢n aportando al Estado 8.000 millones de euros. S¨®lo 200 millones van a las comunidades, que somos los que damos la educaci¨®n, la sanidad, la vivienda, etc¨¦tera".
Clemente aclara que "los inmigrantes no copan los servicios p¨²blicos, son las rentas m¨¢s bajas las que copan los servicios p¨²blicos. Inmigrantes y espa?oles". Especialmente cuando la inmigraci¨®n ya no es un fen¨®meno nuevo. "Hace 10 a?os era m¨¢s as¨ª, pero no ahora. Algunos ya son empleadores, por ejemplo. Al final, son como los que vienen a Madrid de otras provincias".
La coordinadora de la Direcci¨®n General de Asistencia Sanitaria de la Junta de Andaluc¨ªa, Carmen Escalera, asegura que "con los datos de 2006, la atenci¨®n a la poblaci¨®n inmigrante no regularizada es el 0,8% de las consultas de atenci¨®n primaria" en Andaluc¨ªa. "Es falso que colapsen los servicios sociales. Suponen un 0,6% de las visitas a domicilio y un 2,5% de las urgencias. En partos suponen un 4,6%. Eso nos viene hasta bien, porque es savia nueva".
?Y cuando vayan envejeciendo? "Tendremos que ir adaptando el sistema", admite Escalera. Pero "se est¨¢n dando reagrupaciones familiares, que se asumen la vida de aqu¨ª. A partir de ese momento, no se distinguen en nada de la poblaci¨®n aut¨®ctona. Consumen los mismos recursos y a la vez generan la misma riqueza".
El Consejo Econ¨®mico y Social se ocupa de este asunto en su Memoria 2007. El responsable del estudio, Jes¨²s Cruz, dijo que Espa?a debe incrementar sus servicios sociales para toda la poblaci¨®n para responder a "un imprevisible, r¨¢pido e intenso crecimiento, y est¨¢ compuesta en un 10% por extranjeros".
Porque, como dice Josep Oliver, "al nativo que ve degradarse su barrio por un impacto migratorio muy grande, no se le puede explicar que la inmigraci¨®n es buena para la econom¨ªa". El catedr¨¢tico da toda la raz¨®n a las comunidades que reclaman mayor financiaci¨®n: "La garant¨ªa para que se integre y se quede la inmigraci¨®n, que la necesitamos, es que se atiendan los gastos donde se producen, para que el bienestar de los nativos no se vea afectado. El dinero de la inmigraci¨®n debe ser para el que se lo gana, para el que sufre ese impacto".
En una entrevista con EL PA?S, el nuevo ministro de Trabajo e Inmigraci¨®n, Celestino Corbacho reconoc¨ªa que "un pa¨ªs en el que existe un contingente importante de inmigrantes no puede subsistir con un Estado de bienestar dise?ado a la medida de cuando no los hab¨ªa".
Corbacho dec¨ªa que el desarrollo econ¨®mico "no es suficiente" para sostener el sistema, "porque el desarrollo econ¨®mico necesita amplios contingentes de inmigraci¨®n para sostenerse. Cuando a un pa¨ªs llega un amplio contingente de inmigrantes, el Estado de bienestar se debilita, a no ser que el Estado le inyecte m¨¢s econom¨ªa. Si no, puedes correr el riesgo de que el que llega se lleve la parte del Estado de bienestar porque su situaci¨®n es peor que la del que est¨¢ aqu¨ª, que su situaci¨®n econ¨®mica no ha cambiado, y ¨¦ste deje de recibir lo que el Estado de bienestar le estaba dando. De ah¨ª al conflicto, hay dos pasos". La soluci¨®n, para Corbacho, s¨®lo es una: "Poner m¨¢s dinero".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.