"Es posible que el Ararteko cubra mi hueco. El tiempo lo dir¨¢"
El primer reto del Defensor del Menor, Rafael Masa, va a ser demostrar que su instituci¨®n no sobra y que el lugar que va a ocupar es necesario. Admite que el debate sobre su posible solapamiento de funciones con el Ararteko le pill¨® con el pie cambiado. "Me enter¨¦ en el debate del Parlamento del pasado viernes [en el que fue ratificado en el cargo]". Reconoce que es posible que su hueco "est¨¦ cubierto por el Ararteko". Su miedo pasa ahora por que la instituci¨®n no nazca "tocada" y tenga el cr¨¦dito suficiente para demostrar que es necesaria.
Pregunta. ?El trabajo que va a desarrollar no se hubiese podido resolver con un asesor en el Ararteko para menores en lugar de crear otra instituci¨®n?
"Me pongo a plena disposici¨®n de Lamarca para colaborar con ¨¦l"
"Hoy en d¨ªa no puedes ni estornudar a un menor"
"Las familias han hecho dejaci¨®n de sus responsabilidades"
Respuesta. Igual s¨ª. Me he desenvuelto en el ¨¢rea de la educaci¨®n reglada, deportiva y en el tiempo libre y me hicieron una propuesta. La medit¨¦ y me pareci¨® un desaf¨ªo interesante. Ahora es cuando estoy descubriendo la segunda parte: el debate sobre si se solapa mi trabajo con el del Ararteko. Lo que tengo claro es que en el ¨¢mbito de la infancia, adolescencia y juventud, cuantas m¨¢s entidades existan y que vayan en el mismo barco remando, mejor.
P. ?C¨®mo interpreta que casi la mitad del Parlamento rechazase su ratificaci¨®n?
R. Mi miedo es si el Defensor del Menor va a nacer tocado del ala. S¨¦ cu¨¢les son mis competencias y funciones, que es estar cerca de los ni?os, de las familias, de los educadores, para escuchar su problem¨¢tica.
P. Pero el Ararteko ya cubre esos apartados.
R. No tengo duda de que lo est¨¢ haciendo de una forma coherente y buena. Es posible que mi hueco est¨¦ cubierto por el Ararteko. Lo que me pongo es a plena disposici¨®n para colaborar con ¨¦l y el tiempo dir¨¢ si se solapan las funciones o no. Todo esto lo descubr¨ª el pasado viernes en el debate parlamentario, cuando vi las pegas que puso la oposici¨®n.
P. El tratamiento de los menores inmigrantes no acompa?ados que recalan en la comunidad se ha convertido en una patata caliente para las administraciones y un asunto que sigue con profundidad el Ararteko.
R. Es una realidad que en estos momentos me desborda, porque no la conozco, no la he vivido. El Ararteko est¨¢ trabajando en ese terreno y lo hace bien. Si tengo que entrar, lo har¨¦ con toda la cautela del mundo y teniendo en cuenta que hay entidades que llevan a?os trabajando ah¨ª.
P. ?Le ha llamado ya el ararteko I?igo Lamarca o usted se ha puesto en contacto con ¨¦l?
R. No me he puesto en contacto, porque mis obligaciones en el colegio en el que trabajo son fuertes a¨²n, dado que estamos en la recta final del curso, pero es obvio que tenemos que presentarnos.
P. ?Cu¨¢l es el principal problema y el riesgo al que se enfrentan los j¨®venes?
R. El mundo cambia continuamente. Los valores que hace diez a?os dominaban hoy en d¨ªa se cuestionan. La vida antes era m¨¢s simple, pero las nuevas tecnolog¨ªas nos abocan a problem¨¢ticas nuevas porque partimos de unos chavales que est¨¢n viviendo su infancia y adolescencia de una manera m¨¢s individualista, con menos comunicaci¨®n con el resto de personas.
P. ?D¨®nde se ponen los l¨ªmites del maltrato a un menor? ?El tortazo a tiempo de un padre o incluso de un docente puede tener un valor pedag¨®gico?
R. En alguna ocasi¨®n mi padre me ha dado un sopapo y yo le sigo queriendo. No puedo decir que me siento ni traumatizado, ni vejado, ni nada por el estilo. En este caso, esos tortazos tuvieron un valor pedag¨®gico. Es que hoy en d¨ªa no puedes ni estornudar, porque parece que con ese estornudo est¨¢s faltando al menor. Creo que existen estilos de padres y de parejas. Desde mi vertiente educadora [es profesor de formaci¨®n], los padres, m¨¢s que padres se han convertido en amigos de sus hijos. Y, como estamos poco tiempo con ellos, lo que tratamos es de quedar bien con ellos y sacarles de los apuros. Defendemos a nuestros hijos, no importa de qu¨¦. Les defendemos sin saber lo qu¨¦ ha pasado, sin atender explicaciones. Los padres deben ser padres, no amigos.
P. ?Y marcar los l¨ªmites, sin hacer dejaci¨®n en el colegio?
R. Los chavales, especialmente los adolescentes, piden los l¨ªmites. Como profesor que meto muchas horas en el patio de mi colegio puede resultarme duro decirle a un chaval: "Te est¨¢s pasando". Pero ese chaval lo agradece porque as¨ª descubre d¨®nde se encuentra el l¨ªmite. Si vas de colega, se suben al hombro y luego resulta muy dif¨ªcil bajarlos.
P. ?Como educador, qu¨¦ opina del descr¨¦dito social que sufren los docentes?
R. El profesor hoy en d¨ªa est¨¢ vendido, porque tiene que jugar a todos los palos. Con las nuevas leyes de educaci¨®n, tenemos que dar las materias propias del curr¨ªculo educativo y luego aparecen otras, como educaci¨®n para la paz, la salud, sexualidad, en valores. Hay que hacer todo eso y encima dar clases. Los padres no juzgan el papel de profesor por todo lo que ense?a y transmite, sino por si su hijo aprueba o no. Es triste. Las familias han hecho dejaci¨®n de sus responsabilidades y los profesores no pueden asumirlas.
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