El uniforme escolar regresa con la bandera igualitaria
La Comunidad Valenciana sigue elejemplo de Madrid y lo promueve en 11 colegios p¨²blicos - Tiene ventajas y tambi¨¦n cr¨ªticos feroces
El uniforme ha logrado entrar en algunos colegios p¨²blicos y ha despertado la pol¨¦mica. La experiencia m¨¢s com¨²n ha demostrado que, sin consenso, no sobrevive. La iniciativa de la Comunidad Valenciana de poner en marcha un programa piloto el pr¨®ximo curso para poner uniforme en 11 centros escolares p¨²blicos de primaria ha despertado un debate que parec¨ªa de otros tiempos y ha levantado ampollas en colectivos defensores de la "diferencia", bien entendida, en la escuela p¨²blica.
La experiencia revela que es dif¨ªcil implantarlo si no hay consenso
Su imposici¨®n est¨¢ cargada de reminiscencias de otras ¨¦pocas
El uniforme est¨¢ cargado de reminiscencias de otras ¨¦pocas, del franquismo y de sus s¨ªmbolos, del azul o del rojo, del color que hayan tenido las dictaduras en distintos pa¨ªses, y con escudos llenos de lanzas o de animales que representan los altos vuelos del poder. Pero el uniforme es tambi¨¦n una forma pr¨¢ctica de afrontar problemas sociales diversos. El m¨¢s evidente es la diferencia de clases que se refleja en la vestimenta, lo caro, el lujo. El uniforme evita las disputas por las marcas en la ropa y en colegios como los p¨²blicos, en los que tienen cabida los ni?os de cualquier procedencia sociocultural es un modo, lejos de uniformar, de hacer ver que todos somos iguales ante el derecho a la educaci¨®n y la cultura.
Entonces, ?el uniforme s¨ª o no? Los especialistas y las experiencias en las escuelas p¨²blicas que lo han implantado conducen a las mismas premisas. S¨ª, si los padres lo quieren muy mayoritariamente y si el debate en s¨ª mismo sobre este tema no causa un conflicto en el centro. No, a la m¨ªnima disputa. ?Las f¨®rmulas? Las hay creativas e incluso pintorescas. Del de toda la vida de falda de cuadros y tablas y pantal¨®n, pasando por vaqueros con una sudadera encargados a una empresa ad hoc con el escudo del instituto, hasta una simple bata blanca.
"No es ni bueno ni malo en s¨ª mismo", reflexiona la presidenta del Consejo Escolar del Estado, Carmen Maestro. "Hay razones a favor y en contra, quita problemas a muchas familias pero tampoco puede ser una obligaci¨®n. Lo que es implanteable es que se imponga por la Administraci¨®n, lo tienen que ver los consejos escolares de los colegios p¨²blicos y hay que huir de que se pueda convertir en una batalla. No es, desde luego, uno de los temas m¨¢s relevantes de la educaci¨®n".
El uniforme se relaciona a menudo con una identidad. Lo que tambi¨¦n tiene dos lecturas. Puede implicar algo diferenciador de clases sociales, si de lo que se trata es de marcar a los ni?os cuando van por la calle con la imagen de un colegio de ¨¦lite, pero tambi¨¦n algo positivo si se lleva con orgullo, con sana competitividad, similar a la deportiva. El ejemplo son los alumnos m¨¢s forofos del club de baloncesto del Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid. No llevan uniforme en este centro pero se sienten orgullosos de tener uno, el del Estudiantes.
Nadie discute que la norma de poner un uniforme no deber¨ªa surgir como regla general para todos los centros. Las escuelas deben tener autonom¨ªa para decidir si optan o no por ¨¦l. Y sin una consulta previa a todos los padres, profesores y alumnos es absurdo imponerlo en un centro p¨²blico. Si no se rebelan los propios estudiantes, como ha ocurrido en varios institutos, lo hacen sus padres. Las voces en contra del uniforme son tambi¨¦n numerosas.
Numerosos colegios concertados quitaron progresivamente el uniforme hace tiempo y la mayor¨ªa de los concertados cat¨®licos no lo utilizan, tal y como cuenta el secretario general de la patronal de la federaci¨®n de centros religiosos FERE, Manuel de Castro. "Se quit¨® porque se relacionaba con una imagen negativa, que ven¨ªa del tiempo de la dictadura. El quitarlo fue un signo m¨¢s para romper con todo aquello", cuenta De Castro. "Pero es verdad que ahora hay padres que pueden plantearse que tiene sentido ponerlo, para evitar sesgos socioecon¨®micos y si es barato. Pero para hacerlo sobre todo tienen que estar todos los padres a favor y no crear un conflicto en el centro", advierte.
En Latinoam¨¦rica o incluso en los pa¨ªses menos desarrollados de ?frica y Asia, y dejando de lado las claras connotaciones pol¨ªticas que tiene el hecho mismo de la uniformidad (en realidad, sea del tipo de sea), el uniforme representa algo positivo y se vive muy a menudo con orgullo en zonas muy deprimidas, el orgullo de ir a la escuela con ropa limpia. Lo cuenta el secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos, ?lvaro Marchesi. "El uniforme se vive con normalidad en la gran mayor¨ªa de los pa¨ªses y de las escuelas p¨²blicas. De alguna manera, en los pa¨ªses pobres y con grandes desigualdades sociales contribuye a que las diferencias sean menos visibles. En los pa¨ªses que se encuentran en esta situaci¨®n me parece que es una norma acertada", a?ade.
Pero una visi¨®n internacional muestra que el uniforme se ha ido derogando e incluso se ha acotado paulatinamente en los antiguos reg¨ªmenes comunistas centroamericanos y en las ex dictaduras militares como Chile. "Hasta en China, el Gobierno de la Rep¨²blica Popular ha dado v¨ªa libre para que sus escolares cambien el verde militar de Mao-Tse-Tung de las escuelas por la moda para transitar al capitalismo", reflexiona Jos¨¦ Gimeno, catedr¨¢tico de Did¨¢ctica de la Universidad de Valencia. Los cr¨ªticos hacen tambi¨¦n referencia a "las maneras". La Consejer¨ªa de Educaci¨®n valenciana negoci¨® la iniciativa meses antes de hacerla p¨²blica con una decena de directores de colegio y con grupos de padres de alumnos, pero sin tener en cuenta a las asociaciones de padres. Seg¨²n algunas madres, se repartieron cuestionarios despu¨¦s de iniciar esa negociaci¨®n. El instituto que vela por la calidad educativa en esa comunidad, el IVECE, argumenta que la iniciativa "responde a una petici¨®n de los padres".
Auxiliadora Hern¨¢ndez, la directora del IVECE, ha argumentado que hay "informes que acreditan que los uniformes favorecen una mejor integraci¨®n de todo el alumnado y resuelven o aten¨²an los problemas de convivencia y clima escolar", adem¨¢s de que "aumenta el rendimiento escolar" y evita "las discusiones diarias".
Es cierto que este tema le gusta a otras comunidades gobernadas por el PP, como la de Madrid. Su presidenta, Esperanza Aguirre, tambi¨¦n anim¨® a los centros a poner el uniforme en la inauguraci¨®n del curso pasado en el colegio p¨²blico Profesor Tierno Galv¨¢n de Alcobendas, que opt¨® por ¨¦l hace cuatro cursos.
Su directora, Carmen Guti¨¦rrez, cuenta que su uniforme consiste en un pantal¨®n gris y un su¨¦ter rojo con escudo y que "ni una sola ni?a escogi¨® los pantalones". "Se puso, fundamentalmente, con el objetivo de evitar los t¨ªpicos conflictos con las marcas, que lleven los pantalones muy bajos y las camisetas ense?ando el ombligo y para evitar que se metieran con los muchachos con menos posibilidades econ¨®micas", explica la directora. En Madrid, alrededor de una treintena de centros p¨²blicos han optado por seguir este ejemplo. "Defendemos una verdadera igualdad de oportunidades, de derechos: no de ropa", opina Aixa Garc¨ªa, madre del Colegio P¨²blico Sant Miquel de Ll¨ªria de Valencia, quiz¨¢s en el que m¨¢s est¨¢ dividida la opini¨®n de los padres de los 11 elegidos para el plan piloto de la comunidad. El 64% ha votado a favor y el 34%, en contra. En estos casos, la consejer¨ªa ha dicho que "respetar¨¢ a quienes no lo lleven".
En la otra direcci¨®n, la investigadora Petra Mar¨ªa P¨¦rez, catedr¨¢tica de Antropolog¨ªa de la Educaci¨®n y directora del Departamento de Teor¨ªa de la Educaci¨®n de la Universidad de Valencia, defiende el uso del uniforme "porque sirve para quitarles a los ni?os el inter¨¦s por el consumismo, y les ayuda a centrarse". "Hace 15 a?os hubiera dicho que no, pero en estos momentos, cuando se vive una reducci¨®n de la infancia, donde los ni?os se apropian del espacio y el patr¨®n de los adultos -y pone de ejemplo la publicitada ni?a que ha sido llevada al ¨¦xito con la canci¨®n Antes muerta que sencilla, que va vestida como una mayorcita- insisto en que el uniforme no es malo y puede ayudar a corregir los desfases sociales que vivimos", se?ala.
El profesor Gimeno considera llamativa la iniciativa en estos tiempos: "Ahora que las monjas y los curas se quitan el h¨¢bito para ir a mis clases en la universidad; los militares van de paisano, y los jugadores de f¨²tbol nada m¨¢s acaba el partido se quitan el uniforme y publicitan marcas... Ahora, ?queremos que los ni?os se pongan uniforme?".
Algunos directores han vivido esta lucha con desagrado. Hay padres que optan por la escuela p¨²blica "por principios" y no s¨®lo quieren que sus hijos vivan la pluralidad de la sociedad sino "que la vean", explica el director de uno de los institutos. Se niegan al uniforme. No es el caso del Instituto P¨²blico Barrio de Loranca de Fuenlabrada (Madrid, 750 alumnos). Su director, Buenaventura Granado, relata: "Ha sido bastante positivo y lo hemos visto en los padres. Pusimos el uniforme de 1? a 3? de ESO, en 3? cuesta ya, pero en 4? es imposible. Los chavales ya no quieren". Si se rebelan: una hora y media de estudio por la tarde. El uniforme, un vaquero en este caso, de este centro hace ahorrar a las familias. Cuesta 126 euros. "Ayuda a luchar contra el consumismo y a favorecer la convivencia y el objetivo se est¨¢n logrando: la integraci¨®n en una zona con hetereogeneidad socioecon¨®mica". Manuel de Castro cuenta una an¨¦cdota con la que da una idea: "En una visita a un colegio en Catalu?a me llam¨® la atenci¨®n el uniforme: una bata blanca. Me gust¨®".
Con informaci¨®n de Neus Caballer.
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