Esta vez quiz¨¢ Espa?a sea Italia
Francia o Spagna, purch¨¨ se magna. Francia o Espa?a, con tal de que se coma algo. Llegaban los ej¨¦rcitos, llegaba el invasor y para los pobres, como atestigua este antiqu¨ªsimo dicho, daba lo mismo, con tal de que quedara algo para llevarse a la boca. En el calcio no es lo mismo, despu¨¦s de Francia llega Espa?a y a saber cu¨¢nta hambre tienen los italianos, ahora que les llueven encima palabras de miel y r¨ªos de incienso. En realidad, si quitamos del plato de la balanza el peso emocional y sobre todo el del miedo al biscotto no es que quede mucho. Un 2-0 a una Francia con diez desde el minuto 24, un penalti de Pirlo, un gol en propia puerta de Henry, un buen partido del mediocampo y una victoria que salva la cara del equipo y el banquillo de Donadoni. Lippi ya estaba listo para sustituirlo. El biscotto, galleta o bizcocho, es en jerga, el tongo. Quien se quema con el agua caliente, es el mismo que sopla en un yogur, dice un proverbio de Bulgaria. Los italianos, que a menudo se creen los m¨¢s listos del mundo, se dieron cuenta hace cuatro a?os en Portugal, con el empate a dos entre Suecia y Dinamarca que los echaba (con cinco puntos a favor y sin perder un partido) del Europeo.
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En los ¨²ltimos tres d¨ªas se ha hablado poco de f¨²tbol, en Italia. Y mucho de Holanda (pueblo de mercaderes, ya se sabe) de Van Basten (demasiado fr¨ªo para ser algo agradecido), pero tambi¨¦n de Donadoni, que segu¨ªa cambiando el once sin encontrar nunca uno decente, capaz de llegar al gol a trav¨¦s de una jugada elaborada. El flaco pero ¨²til 2-0 a Francia ha creado entusiasmos excesivos. M¨¢s entre los aficionados, mejor puntualizar, que en el propio equipo. La selecci¨®n italiana respeta a Espa?a y quiz¨¢s la tema por juego brillante. Contra un centro del campo de toque, ser¨¢ grave la ausencia de Pirlo y Gattuso, del florete de Pirlo y del sable de Gattuso. Para el italiano medio, el f¨²tbol espa?ol es Real Madrid y Barcelona, a veces tambi¨¦n Valencia y Villarreal si el sorteo los empareja con alg¨²n equipo italiano. El aficionado medio italiano no ha entendido nunca por qu¨¦ el Madrid ech¨® a Capello despu¨¦s de ganar la Liga. Pero c¨®mo ?no contaban los resultados? Ahora que en el Inter ha pasado lo mismo con Mancini, puede reflexionar. El italiano medio nunca entender¨¢, lamentablemente, el valor de la pa?olada y sigue sin entender por qu¨¦ F¨¢bregas (el futbolista m¨¢s popular en Italia) no es titular. Pero algo s¨ª que ha entendido despu¨¦s de los primeros partidos: que Espa?a, por c¨®mo hace el contragolpe (con la m¨¢xima velocidad y la m¨¢xima precisi¨®n) parece un equipo italiano. Hasta un despeje-resbal¨®n de un lateral, con gente como Villa y Torres, se convierte en un pase de gol. La que ya no se parece a un equipo italiano es Italia: parece haber olvidado qu¨¦ es el contragolpe e insiste con el bal¨®n largo a Toni.
Finalmente, entre los dos equipos no existe la misma rivalidad picante que hay entre Francia e Italia a pesar de que, en la historia reciente, a falta de un cabezazo, ha habido un codazo en la nariz (partida) a Luis Enrique en 1994. A que falte rivalidad contribuye tambi¨¦n el hecho de que Aragon¨¦s en Italia es muy poco conocido mientras que de Rafa Ben¨ªtez se conoce todo. El f¨²tbol es filosof¨ªa pero en Italia no han llegado las palabras del fil¨®sofo. As¨ª que se seguir¨¢ hablando de sistemas (la est¨¦tica y la belleza) que, en este caso, pueden modernizarse como un duelo entre viejos y j¨®venes. La ¨²ltima cosa que induce a temer much¨ªsimo a los espa?oles es que muchas veces se les esperaba con confianza y nunca han llegado puntuales a la cita. Tarde o temprano, ¨¦ste es el pensamiento que reina, lo conseguir¨¢n.
Gianni Mura es escritor y periodista de La Repubblica.
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