La muerte del cisne
A Cyd Charisse la aprendimos a admirar en las sesiones de la Filmoteca Espa?ola, o en aquellas emisiones inolvidables de la ¨²nica televisi¨®n que hab¨ªa en Espa?a. ?ramos j¨®venes ignorantes, sin m¨¢s medios para cubrir nuestras inmensas lagunas que la consulta en los generosos archivos de la Filmo. Cyd Charisse hab¨ªa asombrado al mundo entero, con sus largas y bellas piernas, seduciendo a Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia, pero aqu¨ª nosotros a¨²n no lo apreci¨¢bamos, y la Filmo vino a ayudarnos, como tantas veces. La Filmo quer¨ªa emular entonces a la madre de todas las filmotecas, la que Henri Langlois hab¨ªa creado en Par¨ªs. Pionero en entender que las pel¨ªculas forman parte de la memoria cultural de un pa¨ªs, a Langlois le apoy¨® el mundo entero, especialmente cuando el ministro Andr¨¦ Malraux quiso destituirle caprichosamente en 1968. El revuelo fue general. Bertolucci dijo entonces: "La mejor escuela de cine en el mundo es la Cinemateca en Par¨ªs y el mejor profesor es Henri Langlois". Seis a?os m¨¢s tarde, Hollywood rindi¨® su tributo al viejo Langlois, y fue precisamente Gene Kelly quien se encarg¨® de entregarle un Oscar especial. Manoel de Oliveira ha recordado a Langlois al recoger este a?o la Palma de Oro honor¨ªfica: "Cualquier regateo pol¨ªtico a una filmoteca es un atentado a la cultura".
La presidenta de la Academia de Cine se lo record¨® al presidente del Gobierno en la entrega de una medalla p¨®stuma a Fern¨¢n-G¨®mez. Porque la Filmo espa?ola no disfruta por parte de los gobiernos del respeto que los franceses tienen por la suya. El caso es que la Filmoteca Espa?ola tiene problemas por falta de autonom¨ªa, de dinero, de medios... Si las filmotecas hubiesen muerto, Cyd Charisse se nos habr¨ªa ido realmente para siempre.
Babelia
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