Dos sabios con futbol¨ªn

Emilio Tu?¨®n y Luis Moreno Mansilla son tan distintos que se entienden a la perfecci¨®n. Uno naci¨® en Madrid el 1 de enero de 1959. El otro, seis meses m¨¢s tarde. Invierno y verano. "Dos que piensan lo mismo pero hablan idiomas distintos no se entienden", explican. "A nosotros nos pasa lo contrario". Trabajaron diez a?os con Rafael Moneo y hoy dirigen uno de los estudios de arquitectura m¨¢s prestigiosos de Espa?a. Tanto por lo que han construido como por todo lo que tienen entre manos. Entre lo primero destaca el Musac, en Le¨®n, consagrado el a?o pasado con el premio al mejor edificio de la Uni¨®n Europea. Decenas de maquetas de todos ellos -cada una es una posible soluci¨®n- se reparten por el estudio, una antigua carpinter¨ªa en la calle madrile?a de los Artistas. El due?o de esta "obra rara de Fisac" se dej¨® atr¨¢s una vieja cortadora. Tambi¨¦n les regal¨® un futbol¨ªn. Lo hizo cuando vio a los arquitectos en una foto jugando con sus alumnos de Z¨²rich. Ahora dan clase en Madrid (cien estudiantes) y Princeton (ocho). Aprovechan los viajes para perfilar las nuevas obras. "Sin los viajes podr¨ªamos trabajar m¨¢s, pero no pensar m¨¢s". Para seguir pensando, adem¨¢s, editan desde hace 15 a?os el fanzine gratuito Circo, que lo mismo recoge una disquisici¨®n sobre la modernidad que la reivindicaci¨®n de un centro okupado.

El hijo peque?o de Emilio Tu?¨®n anda esta tarde de brazo en brazo por la sala de triple altura en la que se afanan doce arquitectos m¨¢s. Tiene un a?o, "aunque ya tengo un nieto de cuatro", explica su padre con una sonrisa. Todo lo dicen con esa sonrisa, quit¨¢ndose importancia, y con esa combinaci¨®n de rigor y claridad de los sabios. As¨ª es tambi¨¦n su obra. No es extra?o que adoren el OULIPO, el juguet¨®n taller de literatura potencial en el que Perec, Queneau y compa?¨ªa se empe?aban en escribir a partir de un pie forzado. "Nos gusta la mezcla entre capacidad de sorpresa y capacidad racional, la libertad de las limitaciones. Por eso nos gustan los concursos". As¨ª surgieron dos trabajos destinados a cambiar el perfil urbano del poniente madrile?o: el museo de las colecciones reales, al pie de la Almudena, y el palacio de congresos que culminar¨¢ el complejo de las torres de la Castellana. Ellos, entre tanto, muestran su predilecci¨®n por las dos obras que levantan en C¨¢ceres: el nuevo restaurante Atrio y la Fundaci¨®n Helga de Alvear. Un regalo de ambos clientes da, de hecho, la bienvenida al estudio: una foto que la alemana Candida H?fer tom¨® en otra de sus obras, la Biblioteca de la Comunidad de Madrid. La imagen preside el espacio reservado a una secretaria (o secretario) que no tienen.