La gloria oscura de Amy
La mejor voz de su generaci¨®n conquista el ¨¦xito planetario mientras su vida descarrila - Winehouse, ingresada en un hospital, act¨²a el 4 de julio en Madrid
Cuando Amy Winehouse ten¨ªa 13 a?os, en la academia de teatro musical Sylvia Young le pidieron que escribiera un ensayo sobre s¨ª misma. Con caligraf¨ªa redonda, la peque?a Amy escribi¨®: "Toda mi vida he sido gritona hasta el punto de que me ten¨ªan que mandar callar. La ¨²nica raz¨®n que he tenido para ser tan gritona es que en mi familia hay que gritar para que te escuchen". En el patio de esta peque?a escuela del centro de Londres, con el eco de los ni?os que ensayan una pieza cabaretera de fondo, un administrativo nos muestra una fotocopia de aquel documento escrito en 1997. Formaba parte de las pruebas de acceso que exig¨ªan a todos los aspirantes. La escritura se interrumpe, algunas partes del documento han sido ocultadas, pero tres p¨¢rrafos m¨¢s adelante, Amy hace gala, a sus 13 a?itos, de su talento para escribir, de su ambici¨®n e incluso, de una precoz iron¨ªa: "Quiero estar en un sitio donde se me exija todo lo que doy de m¨ª, incluso m¨¢s. Quiero cantar en una clase donde no me digan que me calle (siempre y cuando sea una clase de canto)".
"Recuerda a Billie Holiday, con esa imagen de mujer rota", dice un cr¨ªtico
Hace converger la elegancia del 'soul' con poes¨ªa de calle y la actitud punk
Su marido est¨¢ en la c¨¢rcel por intentar sobornar al tipo al que agredi¨®
J¨®venes aspirantes a ser Amy se ejercitan en esta peque?a escuela ubicada en el ala de una antigua iglesia mientras a apenas tres kil¨®metros, la m¨¢s famosa de sus alumnas, Amy Winehouse, la mejor voz de su generaci¨®n, ganadora de cinco premios Grammy, se somete a pruebas para evaluar su estado de salud. Ingres¨® en esta cl¨ªnica de cinco estrellas utilizada por la realeza y los jeques, el lunes, tras sufrir un desvanecimiento. Dentro de 12 d¨ªas se la espera sobre el escenario del Rock in Rio, en Arganda, Madrid. La organizaci¨®n se muestra confiada en que acudir¨¢.
El portavoz de Amy Winehouse asegura que ella cumplir¨¢ con sus compromisos, entre ellos, el festival de Glastonbury, que se celebra este pr¨®ximo fin de semana. El desvanecimiento de Amy, sobre el que especulan los tabloides brit¨¢nicos, es el ¨²ltimo cap¨ªtulo de una espiral de drogas, cl¨ªnicas de rehabilitaci¨®n, actuaciones canceladas y l¨¢grimas por el marido encarcelado. "Amy me recuerda a Billie Holiday, transmite esa imagen de mujer rota", confiesa Paolo Hewitt, periodista brit¨¢nico especializado en m¨²sica soul. "Es ese tipo de artista, un talento ¨²nico: como cantante y como compositora".
"Por qu¨¦ deseo no haber jugado nunca. / Vaya desastre el nuestro. / Y ahora, la ¨²ltima imagen. / El amor es un juego en el que siempre se sale perdiendo", canta la chica de los ojos Cleopatra en Love is a losing game.
Billie Holiday tambi¨¦n pon¨ªa todo su dolor en cada canci¨®n. Nunca ocult¨® su adicci¨®n a la hero¨ªna. Cantaba su vida en cada frase, con toda la intensidad de su sufrimiento. Salvando todas las distancias con la que fue una de las tres grandes reinas del jazz, a Amy la comparan con la Holiday. Parece que la cantante jud¨ªa estuviera escribiendo su biograf¨ªa emulando los pasos de otros m¨¢rtires de la m¨²sica, refugi¨¢ndose en la analgesia que proporcionan las drogas.
Musicalmente, eso s¨ª, se la compara m¨¢s con Sara Vaughan, por el timbre de voz. La m¨ªtica escuela de la Motown, el sonido de Nueva Orleans, el rollo chicas malas de Queens de las Shangri-La's... Winehouse recoge una herencia y la hace suya con unas letras que rebosan autenticidad, estampas de abandono y melancol¨ªa, gui?os al sexo y a las drogas sin tapujos. Con la inestimable ayuda del productor Mark Ronson, ha hecho converger la elegancia del soul con la poes¨ªa callejera y la actitud punk. Su Back to black ha vendido 8,4 millones de discos (seg¨²n su compa?¨ªa discogr¨¢fica) en la era de las descargas. Fue el segundo disco m¨¢s vendido de 2007 -detr¨¢s de High school musical 2, el mercado infantil es lo que tiene- seg¨²n los datos facilitados esta misma semana por la IFPI, la asociaci¨®n de productores fonogr¨¢ficos.
"?l se va / el sol se pone / se lleva el d¨ªa, pero soy adulta. / Y en tu camino, en esta sombra azul / mis l¨¢grimas se secan solas", canta la chica cuyos textos han sido comparados con los del poeta y aventurero Walter Raleigh en un examen final de la Universidad de Cambridge
Back to black, su segundo ¨¢lbum, el que le granje¨® cinco premios Grammy que no pudo recoger en mano -las autoridades americanas no le conced¨ªan el visado- es una sucesi¨®n de cr¨®nicas de desamor. El desamor que le produjo la separaci¨®n de Blake Fielder- Civil, el chico que se aleja mientras el sol se pone. Un asistente de rodajes de videoclips de 24 a?os con el que se reconcili¨® y que se convirti¨® en su marido el 18 de mayo de 2007, en una boda rel¨¢mpago en plenas vacaciones en Miami. Se gastaron poco m¨¢s de 75 euros en la ceremonia y se encerraron dos d¨ªas en un hotel.
La alegr¨ªa de Amy y Blake dur¨® cinco meses. Desde que el chico del sombrero no est¨¢ all¨ª apoy¨¢ndola desde detr¨¢s del escenario, a Amy le cuesta seguir con su vida. El pasado mes de noviembre, Fielder-Civil era detenido por haber agredido al barman James King y por intentar sobornarle para que no testificase en su contra. Se tom¨® la justicia a broma y la broma le puede salir cara. Por lo pronto, lleva seis meses en prisi¨®n. Hace apenas dos semanas, se declar¨® culpable de los cargos que se le imputan.
La historia de Amy y Blake recuerda tambi¨¦n a la de Syd y Nancy, pero con los papeles intercambiados. A Blake tambi¨¦n le acusan de ser una mala influencia para la artista. Syd Vicious, el bajista punk de los Sex Pistols que muri¨® de una sobredosis de hero¨ªna, vivi¨® una historia de amor muy tormentosa con su incondicional groopie Nancy Spungen.
"You love blow and I love puff / and life is like a pipe" ("A ti te gusta el polvo, y a mi fumar [de la pipa] y la vida es como una pipa"), canta en Back to black la veintea?era con voz de mujer de 40.
Amy va a visitar a Blake cada vez que puede. De hecho, es lo que hizo horas antes de aparecer en Lisboa, hace apenas tres semanas, en aquella actuaci¨®n en la que la acusaron de salir otra vez al escenario con retraso y unas copas de m¨¢s. Ten¨ªa el d¨ªa por delante y esa misma ma?ana alquil¨® un helic¨®ptero de Lisboa a Londres para ver a su esposo. Lo cuenta Robert Grima, promotor de Amy Winehouse en Espa?a, el hombre que la trae dentro de 12 d¨ªas a la edici¨®n madrile?a del Rock in Rio. Estuvo con ella aquella noche, en el camerino: "Estaba emocionalmente desequilibrada, es como un cristal, muy fr¨¢gil. Se fue a ver a su marido porque est¨¢ enamorada y ¨¦l es lo que tiene para agarrarse". Grima sostiene que las cr¨ªticas que se le han hecho a Amy son injustas. Que en Lisboa no estaba para cantar, y aun as¨ª, cant¨®. Que el vaso con el que sali¨® al escenario conten¨ªa lim¨®n con jengibre, no alcohol, como se dijo. Que no fue su mejor concierto, de acuerdo, pero se vivieron instantes memorables. "Ol¨¦ su 30% de capacidad", remata.
Los que estuvieron cerca de Amy a su paso por Espa?a, el verano pasado, coinciden en que transmite fragilidad. "Tiene un cuerpo parecido al de una ni?a de 12 a?os, es bajita y muy flaca, aunque desarrollada", describe Carla Urquiza, que lleva la contrataci¨®n de grupos en el FIB Heineken de Benic¨¤ssim, el festival al que vino a tocar en momentos en que empezaba a hacer las primeras eses y a cancelar conciertos. Todav¨ªa no hab¨ªa llegado el hurac¨¢n Grammy, ni la cara fea del ¨¦xito a escala planetaria, ese que todos celebran y a ti te devora, ni el encarcelamiento de Blake. En aquel momento, Amy era una desconocida para el gran p¨²blico espa?ol, una delicatessen para conocedores. "Ten¨ªa un cach¨¦ de grupo que est¨¢ empezando y que va a despuntar", cuenta Urquiza, que no quiere revelar cantidades. En apenas un a?o, su cach¨¦ se ha multiplicado por 10, asegura. En Europa debe de cobrar alrededor de medio mill¨®n de euros por actuaci¨®n, seg¨²n estiman distintas fuentes consultadas. Se estima que su fortuna personal ronda los 12,6 millones de euros. Ocupa el d¨¦cimo lugar en la lista de j¨®venes millonarios de la m¨²sica.
Diez mil espectadores pudieron deleitarse con ella y con la impresionante banda que la acompa?aba el verano pasado en la carpa del FIB Club de Benic¨¤ssim. La parte trasera del escenario estaba petada a la hora en que Amy sali¨® a escena. Varios de los grupos que compart¨ªan cartel con ella se arremolinaron para ver la actuaci¨®n de la diva atormentada. Los Hives estaban como locos, las Pippettes no se lo quisieron perder, tambi¨¦n hab¨ªa alg¨²n miembro de los Horrors. Amy es una m¨²sic@ muy respetada. As¨ª lo corroboran distintos miembros del mundillo musical consultados en Londres: Amy es grande, todos los saben. Concita los favores de cr¨ªticos, p¨²blico conocedor y, ahora, gran p¨²blico. Es mucho m¨¢s que una chica con un problema de drogas, aunque algunos medios sensacionalistas la hayan tomado con ella. "La gente que ama la m¨²sica entiende que es un ser humano y que est¨¢ un poco jodida, como tanta otra gente", dice el promotor brit¨¢nico Adrian Leight. "Es una rebelde y mucha gente se identifica con eso. Hay gente peligrosa por ah¨ª, pero ella no lo es. S¨®lo es peligrosa para s¨ª misma".
"Me enga?¨¦ a m¨ª misma / como sab¨ªa que har¨ªa. / Te dije que soy un problema. / Sabes que no soy buena", canta en You know that I am no good la chica que de peque?a quer¨ªa ser una camarera sobre patines.
A Amy le encantaba cantar a Frank Sinatra con su padre. Naci¨® en una familia de clase media del barrio de Southgate. Mitch, taxista, se divorci¨® de Janis, farmac¨¦utica, cuando Amy ten¨ªa nueve a?os. Fue ¨¦l quien la llev¨® el lunes al hospital, en el taxi.
Amy mont¨® su primer grupo a los 15 a?os, junto a su amiga Juliette Ashby, Sweeet'N'Sour, un d¨²o de inspiraci¨®n hip-hopera. Sylvia, la directora del centro Sylvia Young en el que se form¨®, es rotunda. "Tiene la voz y el talento m¨¢s incre¨ªbles de la d¨¦cada. Se portaba mal, pero era especial". Un cartel de esta escuela recuerda a los alumnos que no masquen chicle en el edificio. A Amy le gustaba mascar chicle. Y escribir. Era muy creativa escribiendo, la asignatura de ingl¨¦s le entusiasmaba. Eso s¨ª, cuando algo le aburr¨ªa, no dudaba en demostrarlo. Tuvo sus m¨¢s y sus menos con la directora.
Sus primeros pasos sobre un escenario los dio en The Cobden, un a?ejo y victoriano club de hombres reconvertido en sala de conciertos. Toc¨® por primera vez en el tercer piso, sobre un escenario encajonado en una pared, en una peque?a sala de espejos grandes y techos muy altos. Aqu¨ª se present¨® ella, solita con su guitarra, el 22 de julio de 2003. "Era muy t¨ªmida", recuerda Christian Barnes, programador de la sala. "Pero cuando cantaba con esa voz que ahora es su sello, algo especial ocurr¨ªa en la sala. No ten¨ªa hits como Rehab, pero ya ten¨ªa la voz".
Annie Lennox, la cantante de Eurythmics, la vio en este a?ejo club en aquel entonces. Qued¨® absolutamente impresionada. El viernes que viene, Amy y Annie deber¨ªan coincidir sobre el escenario del Hyde Park londinense, en el concierto de homenaje a Nelson Mandela. Si la joven diva est¨¢ recuperada.
La llama que inflam¨® su gran obra, Back to black, fue el sufrimiento de una mujer desgarrada, separada de su gran amor. Su gran amor est¨¢ ahora en chirona y la diva sufre m¨¢s que nunca. Uno se pregunta c¨®mo ser¨¢n las canciones en las que nos cuente lo vivido.
Babelia
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