Europa se ancla a la derecha
La semana laboral de 60 horas o la detenci¨®n de inmigrantes durante 18 meses destapan el viraje conservador de la UE
La semana laboral se extender¨¢ en ocasiones hasta las 78 horas semanales y se podr¨¢ encerrar a los inmigrantes sin papeles durante 18 meses antes de expulsarlos. En algunas zonas, la polic¨ªa ya tiene derecho a detener a cualquier persona 42 d¨ªas sin cargos. En otras, los servicios secretos cuentan con autorizaci¨®n para husmear en los correos electr¨®nicos sin mandato judicial. No piense en China; tampoco en Estados Unidos. Todo esto sucede en la Uni¨®n Europea, abanderada durante d¨¦cadas del modelo social que m¨¢s proteg¨ªa al ciudadano. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre el alcance del giro, pero coinciden en que el avance de la derecha en casi toda Europa ha dejado su impronta en la UE.
Hace 10 a?os Francia lideraba la propuesta de la jornada de 35 horas
Hoy la izquierda es una rareza, incluso en los pa¨ªses n¨®rdicos
No todos comparten la idea de que el giro socave la tradici¨®n europea
"Nadie desmantela el Estado de bienestar", dice un experto brit¨¢nico
En muy pocos d¨ªas han coincidido dos proyectos que amenazan con hacer a?icos el sue?o europeo: la directiva para que la jornada laboral m¨¢xima pase de 48 a 60 horas -y excepcionalmente, incluso a 78- y la que combate la inmigraci¨®n ilegal con una dureza que hasta hace poco se asociaba a la extrema derecha. El contraste con el pasado reciente es sangrante: hace 10 a?os, el debate sobre la jornada laboral lo lideraba Francia con su propuesta de 35 horas. Y toda la Uni¨®n aislaba a Austria por abrir la puerta del Gobierno a un partido que se ensa?aba con los inmigrantes.
La derecha dirige ahora las locomotoras europeas (Francia, Alemania, Italia...) y los Gobiernos de izquierda van camino de convertirse en una rareza, incluso en los pa¨ªses n¨®rdicos. Pero la ola afecta a todos: los socialistas ni siquiera se han atrevido a oponerse en primera lectura a la directiva de la jornada laboral. Y 16 de los 19 socialistas espa?oles votaron a favor de la norma de inmigraci¨®n.
"Estamos ante un retroceso clar¨ªsimo en los derechos sociales y ciudadanos", opina Nicol¨¢s Sartorius, vicepresidente de la Fundaci¨®n Alternativas, de inspiraci¨®n progresista. "Hay un ataque brutal a muchas conquistas logradas en las ¨²ltimas d¨¦cadas".
"Nunca la correlaci¨®n de fuerzas ha sido tan desfavorable y esto nos lo pone muy dif¨ªcil si queremos influir", explica Alejandro Cercas, ponente socialista en la directiva de la jornada laboral, que explica as¨ª la abstenci¨®n socialista en este asunto: "Si se quiere frenar la iniciativa hay que tratar de unir al mayor n¨²mero de pa¨ªses y esto es m¨¢s f¨¢cil con la abstenci¨®n que con la negativa". "El momento es tremendamente delicado: con tantas barbaridades se est¨¢n fabricando millones de euroesc¨¦pticos", subraya.
En opini¨®n de Cercas, la clave es que las decisiones importantes se toman en los consejos intergubernamentales, donde la mayor¨ªa de derechas es abrumadora. Cree que muchos Ejecutivos utilizan estos consejos para impulsar normas que temen llevar a sus Parlamentos nacionales por la erosi¨®n que podr¨ªan implicar. "La UE se est¨¢ utilizando como mecanismo para dar legitimidad a las pol¨ªticas nacionales", recalca Sergio Carrera, del Centro de Estudios Pol¨ªticos Europeos, con sede en Bruselas.
"La tendencia es clara: los brit¨¢nicos, por ejemplo, imponen a Europa cuestiones en la lucha contra el terrorismo que ni siquiera se atrever¨ªan a plantear en la C¨¢mara de los Comunes", le secunda Ignasi Guardans, eurodiputado de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) adscrito al grupo liberal de la Euroc¨¢mara. Guardans vot¨® a favor de la directiva de inmigraci¨®n ("al menos es un primer paso hacia la regulaci¨®n", opina), pero juzga innegable la derechizaci¨®n de la UE. "Europa se ha vuelto de derechas porque la izquierda est¨¢ en crisis y no sabe dar seguridad ni garant¨ªas. Adem¨¢s, los pocos Gobiernos de izquierda que quedan son muy poco de izquierdas, incluyendo el de Espa?a", a?ade Guardans, quien niega en cambio que el "modelo social europeo" est¨¦ en peligro. En su opini¨®n, el riesgo est¨¢ en el retroceso en las libertades como consecuencia de la "guerra contra el terrorismo".
Esta guerra la lidera en Europa el Reino Unido bajo la direcci¨®n de los laboristas. En teor¨ªa, pues, la izquierda. Pero en el pa¨ªs que aplicaba el h¨¢beas corpus ya en la Edad Media, ser¨¢ ahora posible detener sin cargos durante 42 d¨ªas (antes, 28) a cualquier sospechoso de terrorismo. "La medida viola claramente los derechos humanos. La lucha contra el terrorismo se est¨¢ haciendo a costa de las libertades, tambi¨¦n en Europa", lamenta Judith Sunderland, de Human Rights Watch. Suecia, hasta ahora otro referente mundial en el respeto a los derechos de los ciudadanos frente a posibles atropellos por parte del Estado, acaba de aprobar una ley que parece sacada del mundo orwelliano de 1984: el Estado podr¨¢ escrutar el contenido de todos los correos electr¨®nicos.
La ampliaci¨®n hacia el este, emprendida a partir de 2004, no ha hecho sino reforzar esta derechizaci¨®n hasta el punto de hacerla casi irreversible. El antiguo bloque del Este -la nueva Europa, como la llam¨® George W. Bush- sali¨® tan escaldada del totalitarismo que la agenda liberal y la complicidad con Washington forman parte del acervo de todos los partidos, ya sean de derechas o de izquierdas.
"El peso de la historia explica que todos los nuevos pa¨ªses defiendan la misma agenda liberal y que todos hagan siempre causa com¨²n con los postulados tradicionales anglosajones", subraya Jan Techau, analista del Centro para los Estudios Europeos Alfred von Oppenheim, con sede en Berl¨ªn. En su opini¨®n, sin embargo, el modelo social de la Europa occidental no est¨¢ en riesgo porque "la gran mayor¨ªa de competencias en protecci¨®n social sigue en manos de los Estados". "La agenda neoliberal de la UE es m¨¢s simb¨®lica que real; no hay que temer a Bruselas porque en este aspecto no es m¨¢s que un tigre de papel", concluye Techau.
Krysztof Bobinski, del centro de estudios Unia & Polska, de Varsovia, reconoce que la ampliaci¨®n ha cambiado las reglas del juego: "Tras a?os de dictaduras, nuestros est¨¢ndares de derechos pueden ser inferiores a los de los pa¨ªses europeos, pero no conviene exagerar. Es toda Europa la que ha girado a la derecha; no es una cuesti¨®n simplemente del Este", insiste Bobinski.
"Las reglas son casi siempre liberales y ahora mismo no hay ning¨²n proyecto pol¨ªtico que aspire a gobernarlas", lamenta el sindicalista Jos¨¦ Mar¨ªa Zufiaur, consejero del Comit¨¦ Econ¨®mico y Social (CES) europeo. Zufiaur tambi¨¦n juzga la ampliaci¨®n como un factor clave en el giro, pero desde otra perspectiva, menos determinista y m¨¢s pol¨ªtica: "Cuando Espa?a se incorpor¨® a la UE le garantiz¨® mucho dinero a cambio de que se fuera acercando a los est¨¢ndares sociales del grupo para evitar el dumping [abaratamiento anormal de los precios]. Ahora se ha hecho lo contrario. A los nuevos miembros se les ha dicho: 'Les vamos a dar mucho menos dinero y compitan como puedan".
Nadie niega el creciente predominio de la derecha en la UE. Pero no todo el mundo comparte la idea de que el giro socave la tradici¨®n de d¨¦cadas de construcci¨®n europea tejida con el consenso entre la izquierda posibilista y una derecha de tradici¨®n democristiana. "No hay ninguna evidencia de que Europa se est¨¦ convirtiendo en ultraliberal. Nadie est¨¢ desmantelando el Estado del bienestar", recalca Simon Tilford, del Centro para la Reforma Europea, en Londres. Tilford ni siquiera considera que la directiva de tiempo de trabajo vaya a tener demasiado impacto. Guardans coincide: "No se est¨¢ acabando con ning¨²n modelo social, pero deben romperse tab¨²es si queremos ser competitivos".
Tampoco la directiva de inmigraci¨®n choca con la tradici¨®n europea, seg¨²n Carmen Gonz¨¢lez, investigadora del Real Instituto Elcano: "No hay que interpretarla como una reducci¨®n de libertades, al menos en el caso espa?ol [donde el Gobierno establecer¨¢ en dos meses el l¨ªmite de retenci¨®n de inmigrantes sin papeles], sino como una medida de eficacia y disuasoria. Hay que tener en cuenta adem¨¢s que algunos pa¨ªses no ten¨ªan ning¨²n l¨ªmite y ahora lo van a tener". Bjarte Vandvik, secretario general del Consejo Europeo para los Refugiados (ECRE, en sus siglas en ingl¨¦s), la ve en cambio como un ejemplo de "la visi¨®n que tiene hoy Europa": "inhumana e injustificada".
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