?Toros de concurso?

Hac¨ªa 22 a?os que en la plaza Monumental de Barcelona no se celebraba una corrida concurso de ganader¨ªas, modalidad destinada a destacar el papel fundamental del toro en un festejo taurino. En las seis ediciones anteriores (de 1981 a 1986) el premio al mejor toro qued¨® desierto en dos ocasiones, y fue atribuido en las otras cuatro a dos hierros de la familia Guardiola. En este 2008 la selecci¨®n de ganader¨ªas se presentaba, sobre el papel, muy atractiva, con reses pertenecientes a tres hierros de los llamados hist¨®ricos y las otras tres a vacadas del mayor prestigio entre las m¨¢s nuevas. Pero el juego de las reses no fue, ni mucho menos, el esperado, diciendo muy poco del escr¨²pulo de los ganaderos al enviar uno de sus productos a una corrida de este tipo. S¨®lo se salvaron de la quema la nobleza del floj¨ªsimo Miura y la bravura en varas del ejemplar de Partido de Resina (antes Pablo Romero). El juego de los toros fue concretamente ¨¦ste:

Los premios al mejor toro, mejor lidiador y mejor picador fueron declarados desiertos

Primero, de Miura, en el tipo de la casa y de una nobleza no habitual en esta ganader¨ªa, pero escas¨ªsimo de fuerza. Juan Jos¨¦ Padilla lo entendi¨® muy bien y lo tore¨® con cuidadoso temple.

Segundo, de Partido de Resina (antes Pablo Romero), bien armado y de bella l¨¢mina, espectacular en el tercio de varas, arranc¨¢ndose al tercer encuentro desde el centro del ruedo, pero bajando algo su rendimiento en la muleta, aunque permitiese fundadas esperanzas sobre la recuperaci¨®n de esta ganader¨ªa. S¨¢nchez Vara instrument¨® buenos muletazos cuando le dio la distancia pertinente.

Tercero, del Conde de la Corte, manso, gazap¨®n y deslucido. Javier Valverde intent¨® con voluntad hacerle faena, lo que result¨® de todo punto imposible.

Cuarto, de Victoriano del R¨ªo, grandull¨®n, poco codicioso, algo incierto y con molesto cabeceo. Padilla mostr¨® voluntad ante un astado que ofrec¨ªa muy pocas opciones.

Quinto, de Adolfo Mart¨ªn (que lidiaba por vez primera en Barcelona), tambi¨¦n deslucido, tardo y buscando al final del muletazo. S¨¢nchez Vara intent¨® un lucimiento imposible.

Sexto, de Fuente Ymbro (tampoco hab¨ªa lidiado hasta la fecha en Barcelona), distra¨ªdo, incierto, gazap¨®n y sin transmisi¨®n (un aut¨¦ntico borr¨®n en la trayectoria de una de las ganader¨ªas actuales de mayor prestigio). Valverde, como pudo, puso fin a una sopor¨ªfera tarde para el olvido. ?Toros de concurso? Desde luego, ¨¦stos no.

Los premios destinados al mejor toro, mejor lidiador y mejor picador fueron declarados desiertos.