Mi copa
Por las calles del barrio en el que crec¨ª, que no ten¨ªan coches y se convert¨ªan con facilidad en campos de f¨²tbol. Por la marrana de don Alfonso, el vecino que se compr¨® el primer coche y sal¨ªa al balc¨®n y nos gritaba "no me jod¨¢is la marrana" cada vez que le peg¨¢bamos un balonazo a su flamante Gordini. Por el ni?o que se qued¨® af¨®nico en Granada la noche en que el Real Madrid gan¨® su sexta Copa de Europa. Por la banda de Gento. Por el padre Juan Manuel, que se arremangaba la sotana y se jugaba con los alumnos a un penalti la misa del mi¨¦rcoles. Por el comunista Jorge Sempr¨²n, infiltrado en la Espa?a franquista, que aprendi¨® qui¨¦n era Di St¨¦fano para discutir de f¨²tbol en los bares y no levantar sospechas. Por la ley de la ventaja cuando se corre hacia el futuro. Por la final de la Copa del Rey de 1928, disputada entre la Real Sociedad y el Barcelona, que provoc¨® la Oda a Platko de Rafael Alberti. Por el tiempo de descuento y las ocasiones en el ¨²ltimo minuto para los que van perdiendo. Por Maradona y Cruyff, que sab¨ªan so?ar con los pies. Por los defensas que dan un paso y dejan fuera de juego al enemigo. Por Alfredo Bryce Echenique, que descubri¨® su estilo literario oyendo a los locutores que cantaban en la radio "avanza Per¨², avanza Per¨², gol de Brasil". Por una pared entre Villa y Torres. Por una conversaci¨®n entre Pepe y Cannavaro al borde del ¨¢rea. Por los coches con radio en los viajes de domingo. Por el a?o en que Porta, delantero del Granada, fue Pichichi.
El f¨²tbol es una tormenta en un vaso de agua, pero a m¨ª me ha quitado muchas veces la sed
Por el cantante Joaqu¨ªn Sabina, que es partidario de los goles con la lengua muy larga y la falda muy corta. Por el editor Chus Visor, empe?ado en que pierda Espa?a porque el seleccionador no ha convocado a jugadores del Atleti olvid¨¢ndose de que Luis y Torres son la historia del Atleti. Por Almudena, que me perdona mi madridismo. Por el poeta Benjam¨ªn Prado, que ha visto conmigo abrirse las aguas del Bernab¨¦u para que pase Zidane con el bal¨®n controlado. Por los directores Azucena Rodr¨ªguez y Fernando Le¨®n de Aranoa, que saben controlarse y no gritan, ellos que pueden, "?corten, corten!", cuando se acerca a nuestra ¨¢rea el peligro. Por el novelista Eduardo Mendicutti, que es abstemio, pero llega siempre puntual y con una botella de whisky. Por el periodista Javier Rioyo, que no llama a la ma?ana siguiente cuando pierde mi equipo. Por el pintor Juan Vida, que deber¨ªa aprender de Javier. Por los que saben jugar sin bal¨®n y crean espacios en el campo. Por los que tienen un buen toque y no son demasiado chupones. Por un juego en donde todav¨ªa es posible aplaudir y animar a alguien sin mala conciencia. Por un juego capaz de sobreponerse a los negociantes y a las recalificaciones. Por mi hija Elisa, que se qued¨® af¨®nica cuando le ganamos a Italia. Por Italia, que ya era hora. Y por todos los aficionados al f¨²tbol, yo levanto mi copa. El f¨²tbol no es el mar, lo s¨¦. No es cuesti¨®n de vida o muerte. Es, si acaso, una tormenta en un vaso de agua. Pero a m¨ª me ha quitado muchas veces la sed.
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