Rajoy con todo el equipo
Sucede, como ha comentado en su secci¨®n En voz baja del informativo Hora 14 de la cadena SER un buen amigo periodista, que el v¨¦rtigo de la actualidad tiende a borrar el perfil diferencial de los acontecimientos, sobre todo cuando la aceleraci¨®n con la que se difunden los priva de sentido. Porque nos tiene dicho Jean Baudrillard en La ilusi¨®n del fin. La huelga de los acontecimientos (Anagrama, 1993) que la aceleraci¨®n de la modernidad, t¨¦cnica, incidental, medi¨¢tica, nos ha conducido a una velocidad de liberaci¨®n tal que nos hemos salido de la esfera referencial de lo real y de la historia. Sin instalarnos en tanta solemnidad, yendo al caso del congreso del PP clausurado en Valencia el domingo pasado, observamos que la velocidad de superposici¨®n de los sucesos anestesia nuestra capacidad de percibirlos, de modo que termina por prevalecer s¨®lo el de mayor poder de pregnancia, por decirlo en la jerga de los comunic¨®logos.
As¨ª que, en definitiva, la onda expansiva del Espa?a-Italia ha reducido al m¨ªnimo la visibilidad de la asamblea de los populares. Queda claro que ha habido un error de programaci¨®n porque, adem¨¢s, el fen¨®meno de la roja se mantendr¨¢ en actividad al menos hasta el jueves cuando se celebre la semifinal del Espa?a-Rusia. El reflejo en la prensa lo confirma. Por ejemplo, en diarios como el International Herald Tribune o el Financial Times no hab¨ªa rastro alguno el lunes del congreso del PP mientras que se recogen declaraciones de Luis Aragon¨¦s, donde da cuenta de las ayudas psicol¨®gicas en las que basa su acci¨®n. En todo caso, para revertir este fen¨®meno e impedir que la actualidad tergiverse la realidad se impone volver a un sistema gravitatorio suficientemente fuerte como para que las cosas puedan reflejarse y por tanto tengan alguna duraci¨®n y alguna consecuencia. En esta disposici¨®n conviene analizar el congreso del pasado fin de semana.
Cuando amaneci¨® Mariano Rajoy algunos d¨ªas despu¨¦s de la noche triste del recuento electoral del 9 de marzo, aclar¨® que ser¨ªa de nuevo candidato a la presidencia del PP en el congreso convocado para el pasado d¨ªa 20 y que lo har¨ªa con su equipo. La orquesta medi¨¢tica redobl¨® entonces su poder de percusi¨®n para quebrar la voluntad del l¨ªder y obligarle a desistir. Al estruendo en prensa, radio y televisi¨®n se a?adi¨® el suplicio de la gota malaya mediante deserciones, calculadas lunes a lunes, de quienes se consideraba que mayor da?o podr¨ªan hacerle. As¨ª fueron abandonando la escena Zaplana, Acebes, Elorriaga, Mar¨ªa San Gil, Ortega Lara, Juan Costa, Manuel Pizarro y el sursum corda. Luego vino el intento de deslegitimar el proceso de elecci¨®n de los compromisarios y la cr¨ªtica a la acumulaci¨®n de avales, aunque se demostrara abierta la posibilidad de presentar un candidato alternativo. Rajoy aguant¨® sin soltar prenda y se fue a Elche para declarar que bajo su ¨¦gida el partido se producir¨ªa de forma aut¨®noma sin quedar uncido a las instrucciones impartidas desde peri¨®dico o emisora alguna.
Se abri¨® el congreso y Rajoy dio a conocer su equipo del que s¨®lo hab¨ªa anticipado a Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa y P¨ªo Garc¨ªa Escudero, como portavoces en el Congreso de los Diputados y en el Senado. El mando de G¨¦nova quedaba en manos de Mar¨ªa Dolores de Cospedal como secretaria general adem¨¢s de Ana Mato, Javier Arenas y Esteban Gonz¨¢lez Pons en las vicesecretar¨ªas de Organizaci¨®n, Pol¨ªtica Auton¨®mica y Local y Comunicaci¨®n. Los nombres causaron sorpresa sin hostilidad, aunque se prefiriera tildar a Javier Arenas como hombre fuerte en el segundo nivel. Los especialistas en cifra se?alaron que mayor significado ten¨ªan los descartes, los que ve¨ªan frustradas sus expectativas. Adem¨¢s, mejoraba Alberto Ruiz-Gallard¨®n y quedaba aislada Esperanza Aguirre, sin lugar para sus alabarderos entre los vocales.
El presidente de honor, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, se hac¨ªa presente en carne mortal en Valencia, adonde llegaba a bordo de un jet privado facilitado por un millonario guatemalteco siempre a mano. Era dif¨ªcil sumar esa cita congresual a una agenda como la de Aznar, sobrecargada con acontecimientos internacionales en el sector del lujo de porte excepcional, tal que la boda del caro Briatore, donde los intereses de Espa?a necesitaban un valedor adecuado. Al fin apareci¨® a deshora, descoloc¨® a los del estrado, gradu¨® sus cordialidades, exterioriz¨® sus distancias, fuese y no hubo nada. As¨ª se ha merecido que el lunes Rajoy dijera eso de que Aznar ya no est¨¢ en pol¨ªtica y que Espa?a y el PP han cambiado. Son palabras audaces, en parte atenuadas con incorporaciones como la de Ana Botella al Comit¨¦ Ejecutivo Nacional.
La pregunta pendiente es ?Rajoy, para qu¨¦? Si atendi¨¦ramos a sus palabras, para configurar un Partido Popular que se emplee en la tarea de hacer una oposici¨®n ¨²til, que siga la senda de proponer o aceptar los pactos necesarios con el Gobierno en esta hora de Espa?a, la misma que llev¨® a ZP a la victoria, que vigile y controle al poder, que recupere la racionalidad, que no se deje llevar al monte y que logre una nueva conectividad social. Veremos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.