Celebraci¨®n doble en el coraz¨®n de Berl¨ªn
Miles de alemanes y turcos siguen en las calles el partido
El gol al l¨ªmite del peque?o b¨¢varo Lahm sacudi¨® la ciudad de Berl¨ªn como un terremoto. La siempre renovada pasi¨®n alemana por su Nationalmannschaft no entiende de clases sociales, profesiones, sexos ni regiones. Acostumbrados al juego m¨¢s bien espeso de los suyos, los 80 millones de incondicionales que siguen a los jugadores de Jogi L?w s¨®lo esperan lo que ayer obtuvieron: la victoria. La jornada fue tranquila, seg¨²n la polic¨ªa.
Para la semifinal con Turqu¨ªa, los medios alemanes no se hab¨ªan ahorrado un solo lugar com¨²n sobre la "buena convivencia" y "el esp¨ªritu deportivo" entre los alemanes y los que un editorial del sesudo diario Frankfurter Allgemeine Zeitung hab¨ªa llamado, con ejemplar paternalismo, "nuestros turcos". M¨¢s de medio mill¨®n de alemanes tiene ascendencia turca. Y 1,7 millones de residentes en Alemania son ciudadanos turcos. Ayer se hablaba sin recato de "los dos corazones" que laten al parecer en tantos pechos.
La polic¨ªa comunic¨® anoche s¨®lo 11 detenciones, un balance m¨ªnimo
El ambiente previo al encuentro era festivo en las calles de la capital alemana, cuyo distrito gubernamental fue llen¨¢ndose de aficionados desde el mediod¨ªa. Se dirig¨ªan a la fanmeile, la enorme zona habilitada tras la puerta de Brandeburgo para que los hinchas de ambos equipos siguieran el partido en pantallas gigantes. Muchos miles de alemanes con la bandera tricolor y miles de alemanes de origen turco con la media luna estampada en la tela roja que representa al pa¨ªs de sus antepasados. La confraternizaci¨®n se expresaba antes del encuentro en conversaciones como la que mantuvo Erkan, un joven envuelto en la bandera de Turqu¨ªa, con un alem¨¢n que se empe?aba en abrazarlo cuando sal¨ªa de la estaci¨®n de Friedrichstrasse. Ostensiblemente borracho, el alem¨¢n obtuvo su abrazo tras un corto insistir y le larg¨® un peque?o discurso al supuesto turco. "No he entendido casi nada porque habla un dialecto del sur", coment¨® Erkan, "pero me ha dado una especie de bienvenida. Bienvenido ¨¦l, que yo soy de Kreuzberg" (un barrio de Berl¨ªn). Erkan tiene pasaporte alem¨¢n.
Medio mill¨®n de personas abarrotaban ya a las ocho de la tarde la enorme Avenida del 17 de Junio, tan cubierta de banderas patrias como durante las emisiones del Mundial de 2006, cuando volvieron a ser presentables las expresiones p¨²blicas y masivas de patriotismo alem¨¢n. La cerveza corr¨ªa a raudales entre los seguidores del equipo blanquinegro. Los turcos, por regla general m¨¢s afines al t¨¦ y moderados en el trago, festejaban a sus jugadores enarbolando ense?as nacionales e incluso efigies de Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk, el padre de los turcos.
La polic¨ªa hablaba anoche de 11 detenciones en la zona de aficionados, un balance m¨ªnimo. Entre los hinchas del equipo turco, las caras eran largas pero la opini¨®n m¨¢s extendida era que, ahora, apoyar¨¢n a su segunda selecci¨®n, la alemana, en la que incomprensiblemente no juega un solo alem¨¢n de ascendencia turca.
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