El ladrillo gana siempre
Un tribunal desaloja a dos huertanos octogenarios que con permiso judicial bloqueaban un plan urbano en Murcia
La huerta de Murcia es pasto de los pisos. Casas como la de Pedro y Violante, con limoneros, gallinas y conejos, est¨¢n "llamadas a desaparecer", como afirma el Ayuntamiento de Murcia. Pedro y Violante, de 89 y 84 a?os, acaban de perder, tras meses de batalla judicial, el derecho a seguir en la vivienda que habitan desde 1946. La Secci¨®n Primera de lo Contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Murcia ha corregido al juez que les dio permiso a seguir all¨ª porque en un piso -donde los realojaba el consistorio- peligraba su salud.
En noviembre pasado, Pedro Camacho explicaba en su casa c¨®mo en 1973 fue operado en Barcelona. En un paseo por el hospital subi¨® a un ascensor. "Estuve subiendo y bajando hasta que alguien me dijo c¨®mo salir. No he vuelto a montar en uno". Siembre ha vivido en una casa baja en la huerta. Pero el ayuntamiento plane¨® a trav¨¦s de ¨¦sta una avenida de seis carriles vital para las miles de viviendas previstas en la zona.
El fallo corrige al juez que dict¨® que su salud peligraba si se iban a un piso
El 26 de abril de 2006, el ayuntamiento acord¨® expropiar los 232,05 metros cuadrados de la casa de Pedro y Violante. Fue tasada en 163.034 euros, con lo que deb¨ªan pagar un alquiler durante 18 meses y con el resto podr¨ªan optar a un piso protegido.
El 10 de mayo de 2007, los t¨¦cnicos les dieron cinco d¨ªas para desalojar la casa. Comenzaban las obras. El 14 de septiembre, con el tr¨¢mite de expropiaci¨®n avanzado, su abogado, Eduardo Salazar, prob¨® una maniobra a la desesperada: pidi¨® parar la expropiaci¨®n por motivos de salud. Aport¨® un informe m¨¦dico sobre los octogenarios. Padec¨ªan una "sintomatolog¨ªa ansioso-depresiva: pensamientos recurrentes e intrusos sobre la expropiaci¨®n, falta de apetito y alteraciones del sue?o, oscilaciones an¨ªmicas, se muestran asustadizos, con sensaci¨®n de irrealidad". Ped¨ªa que en vez de un piso, el ayuntamiento les diese "una casa parecida, humilde pero en la huerta". El juez, en una decisi¨®n sorprendente -por lo humana- les dio la raz¨®n el 2 de noviembre y paraliz¨® el realojo. Desde entonces, su casa es una isla en un mar de gr¨²as. El ayuntamiento recurri¨® al Tribunal Superior: "Se est¨¢ condenando al ayuntamiento a buscar casa en la zona, cosa dif¨ªcil puesto que es una zona de crecimiento de la ciudad, donde las viviendas de similares caracter¨ªsticas est¨¢n llamadas a desaparecer".
El tribunal, en una sentencia notificada el mi¨¦rcoles, ha dado la raz¨®n al consistorio. Aunque admite que "el abandono de su vivienda puede ocasionar perjuicios" a la pareja, se?ala que la "vivienda ha sido expropiada y necesariamente han de abandonarla". La sala pide que sean los familiares los que le busquen "una vivienda similar". "No parece que mantenerlos en una vivienda en una zona en obras contribuya a esa forma de vida que es conveniente a su edad y circunstancias". Adem¨¢s, destaca el "perjuicio al inter¨¦s general" que est¨¢n ocasionando Pedro y Violante.
Contra el fallo no cabe recurso y Pedro y Violante deben pagar las costas del procedimiento. Su familia explic¨® ayer que conseguir una casa similar costar¨ªa m¨¢s dinero del que han recibido porque hay que comprar una ta¨²lla de terreno. "Ellos est¨¢n abatidos. Se sienten humillados. Pedro dice que parece que estamos en los tiempos de antes", explic¨® un familiar. El ladrillo ha vuelto a ganar.
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