Tocar fondo
Podr¨ªa ser la Riviera francesa pero son las colinas de Los ?ngeles, California; un mar de silencio en el coraz¨®n de la metr¨®polis. Hollywood a un lado, al otro Beverly Hills, y all¨¢ a su frente Sunset Strip. A estas horas de la ma?ana, el barrio est¨¢ habitado por un laborioso ej¨¦rcito de jardineros y operarios de tez oscura. Las chicas de servicio, hispanas, caminan al paso de las mascotas. Un cartel en la puerta de una vivienda contigua a la del m¨²sico advierte a los intrusos: "No traspasar. Los infractores ser¨¢n tiroteados. Los supervivientes ser¨¢n rematados".
?Qu¨¦ hace un m¨²sico de jazz viviendo en un lugar como ¨¦ste? La respuesta llega tan pronto se accede al interior del edificio con vistas a "esa bruma de color melaza que los ciudadanos de Los ?ngeles prefieren al aire real", en palabras de Woody Allen. Wayne Shorter es muchas cosas. El m¨¢s importante compositor de jazz vivo, seg¨²n acuerdo un¨¢nime de cr¨ªticos y aficionados. El ¨²nico saxofonista capaz de abrirse paso por s¨ª mismo, en tiempos en que John Coltrane era referencia obligada. Improvisador m¨¢s que notable, fil¨®sofo, cin¨¦filo, apasionado lector de ciencia-ficci¨®n... Shorter fue el objeto de deseo de Miles Davis (hasta que pudo rob¨¢rselo a su anterior empleador, el baterista Art Blakey) y el astro de multitudes, con Weather Report. Su existencia no ha sido un remanso de paz: en el a?o 1996, asisti¨® a la muerte de su primera esposa, Ana Mar¨ªa, en el accidente del vuelo TWA 800 que, hoy lo sabemos, no fue tal. Shorter sabe lo que es tocar fondo y vive para contarlo. Felizmente, sus d¨ªas de vino y rosas quedan lejos...
"En mis comienzos, el jazz era la m¨²sica de la calle, la que tocaban los m¨²sicos con la mirada fija en las chicas..."
Wayne Shorter, 75 a?os bien llevados, estar¨¢ en Vitoria, el pr¨®ximo 15 de julio, al frente de su cuarteto, para un concierto que se anuncia irrepetible: "Con ellos tengo la sensaci¨®n de que puedo hacer lo que se me pase por la cabeza, que no hay l¨ªmites, que todo es posible...".
PREGUNTA. Ha sido homenajeado por la prestigiosa San Francisco Jazz Society.
RESPUESTA. No sab¨ªa nada, hasta que me vi rodeado de toda esa gente, altos cargos de la Administraci¨®n, comentaristas pol¨ªticos, miembros de la ¨¦lite cultural..., todos vestidos de esmoquin y encantados de conocerme; e imagine qui¨¦n estaba sentado junto a m¨ª en la mesa presidencial: Robert Redford. Y estaba Herbie, que dijo unas bonitas palabras sobre m¨ª.
P. Eso de que a su amigo del alma le hayan otorgado el premio Grammy
-River. The Joni letters- y a usted no, ?c¨®mo lo lleva?
R. No problem (sic). Ante todo, Herbie y yo somos compadres (en espa?ol). ?l y Dave Holland y Lionel Loueke, o Tina Turner.
P. En su biograf¨ªa,
Footprints. The life and work of Wayne Shorter, se cuenta que Tina Turner fue su introductora en los ambientes enrarecidos de Hollywood.
R. Lo m¨¢s cerca que Tina ha estado nunca del jazz ha sido conmigo, lo que no es decir mucho. Ella acababa de dejar a su marido, Ike. Recuerdo que yo estaba regresando de un concierto cuando recib¨ª la llamada de mi mujer: "Adivina qui¨¦n viene a cenar esta noche". Y se qued¨® tres meses. Por cierto: es una estupenda cocinera.
P. Tambi¨¦n acogieron a Elis Regina, la diva de la m¨²sica brasile?a...
R. Elis era un ser carism¨¢tico..., nos conocimos en Jap¨®n hace muchos a?os. Lleg¨® una noche a mi habitaci¨®n del hotel y se arrodill¨®: "Beso tus pies". Yo no sab¨ªa qu¨¦ decir: ponte en pie, ?eres Elis Regina!..., nos volvimos a ver en Brasil y fue cuando me habl¨® de Nat King Cole, que fue quien la inspir¨® para convertirse en cantante. No parec¨ªa feliz. Algo en su mirada la delataba. Le invit¨¦ a pasar una temporada en mi casa. Ella cogi¨® el primer avi¨®n y se qued¨® seis semanas. Fue m¨¢gico. Ten¨ªamos la mesa de la cocina tapizada con partituras y habl¨¢bamos de m¨²sica, y ella pod¨ªa estar cocinando unos chorizos y cantando, y yo la acompa?aba. Hasta que se ven¨ªa junto a m¨ª, apoyaba su cabeza sobre mi hombro, y me dec¨ªa: "Dime, Wayne, ?qu¨¦ demonios voy a hacer con mi vida?". Y es cuando empezaba a fantasear con dejarlo todo.
P. He o¨ªdo hablar de un proyecto de disco a d¨²o que nunca se concret¨®.
R. Ella quer¨ªa cancelar todas sus giras, empezar de nuevo. profesional y personalmente, pero tambi¨¦n estaba empe?ada en grabar un disco conmigo. Lo estuvimos preparando durante un tiempo, luego fui a Brasil y ensayamos, pero yo notaba que estaba como ausente, le agobiaban los problemas sentimentales. Decidimos dejarlo para otro momento que nunca lleg¨®. Me consuela que su hija, Mar¨ªa Rita, siga sus pasos.
P. Se desconoce su pasado como compositor, int¨¦rprete y bailar¨ªn de mambo.
R. S¨ª, lo bailaba, a mi modo. Ten¨ªa una banda en el Birdland, al lado del Palladium, el templo del mambo. Alguien del Palladium oy¨® hablar de nosotros y nos invit¨® a tocar. Y all¨ª fuimos. Estaban Tito Puente con su banda y P¨¦rez Prado. Pusimos el lugar patas arriba, hasta Celia Cruz, que era una chiquilla, acab¨® bailando. A?os m¨¢s tarde me encontr¨¦ con Tito y a¨²n se acordaba: "?Recuerdas cuando tocasteis en el Palladium? ?T¨ªo, nos disteis una patada en el culo!". Imag¨ªnese: ?le hab¨ªamos metido el miedo en el cuerpo al rey del mambo.
P. Cuesta imaginarle en la tesitura.
R. Hace poco me llamaron de la Librer¨ªa del Congreso para decirme que se hab¨ªa producido un error en sus archivos y yo aparec¨ªa como el autor de tres mambos, Mambo X, Mambo Moderato y Midget Mambo, lo que, a todas luces, era imposible. No pod¨ªan creer que las hubiera escrito yo. En los cincuenta, un chico no pod¨ªa aproximarse a una chica a no ser que fuera capaz de bailar latino. Los chicos iban al instituto y luego a la academia de baile y hab¨ªa una radio que todo el mundo escuchaba para ponerse al d¨ªa, porque uno no estaba en el asunto si no eras capaz de marcarte un chachach¨¢, un mambo o un merengue.
P. Est¨¢ destruyendo su imagen como un m¨²sico cr¨ªptico, cerebral...
P. Pero es que el jazz no es ¨²nicamente una m¨²sica cerebral, lo que ocurre es que la gente se ha olvidado de que el bebop se bailaba. Cuando Dizzy Gillespie ten¨ªa su big band, exist¨ªa un baile llamado The Applejack, que era como lo que hace Michael Jackson cuando salta sobre la punta de los pies. En mis comienzos, el jazz era la m¨²sica de la calle, la que se escuchaba en los night clubs, la que tocaban los m¨²sicos con la mirada fija en las chicas de la primera fila...
P. Una costumbre que se ha perdido.
R. Ahora todo es m¨¢s complejo. Antes, se improvisaba para conquistar a una chica y la mitad eran frases hechas para impresionar al auditorio del modo m¨¢s r¨¢pido y efectivo. Ahora, la improvisaci¨®n es un m¨¦todo para acceder a otros niveles de conocimiento. Improvisar es aprovechar lo que sabes para permitir que las cosas sucedan. Se trata de huir de todo lo que le resulta a uno familiar, olvidarse de las lecciones de m¨²sica, aceptar la incertidumbre. No tocar 1 + 1 = 2, no saber que, si hago esto, lo pr¨®ximo va a ser necesariamente esto otro. Con el cuarteto, nunca sabemos lo que vamos a tocar, todo lo construimos sobre la marcha. A o¨ªdos del profano, puede parecer que, a veces, el improvisador pierde el control, pero no es as¨ª, porque el cerebro nunca duerme. Cuando est¨¢s tocando, piensas, sientes..., no existe la coincidencia ni el casualidad.
P. Su colega Sonny Rollins lo compara con entrar en trance.
R. Es posible..., una de las cosas que m¨¢s me divert¨ªa estando con Miles
era cuando se le acercaba un sesudo entrevistador con la eterna pregunta: "D¨ªgame, se?or Davis, ?c¨®mo organiza en su cabeza sus ejecuciones musicales?". Miles siempre respond¨ªa lo mismo: "Se lo dir¨¦: subo al escenario y toco". Y ya est¨¢. Es como el ni?o al que su padre ense?a a nadar arroj¨¢ndole al agua y lo pr¨®ximo que sabe es que est¨¢ nadando, no sabe c¨®mo. Ning¨²n m¨²sico ni pintor podr¨¢ decirle qu¨¦ ocurre mientras est¨¢ creando una obra. Con
Coltrane pas¨¦ horas hablando de filosof¨ªa, de la vida, y muy poco o nada sobre m¨²sica. Y con Charlie Parker ocurr¨ªa lo mismo. Una vez, alguien le pregunt¨® qu¨¦ tocaba y ¨¦l respondi¨®: "Toco valles, lagos, r¨ªos...".
P. Aparte de Parker, Coltrane y Miles,tuvo otros maestros, como Lester Young.
R. En 1956 yo estaba en el ej¨¦rcito y viaj¨¦ a Toronto con un permiso y all¨ª me encontr¨¦ con que Lester estaba tocando en un bar de la ciudad. Naturalmente, fui a escucharle. Tras el primer set, me acerqu¨¦ a la barra y, de repente, siento una mano sobre mi hombro: "Tienes toda la pinta de ser un marinero neoyorquino de permiso". ?Era Lester Young! Y, no s¨¦ por qu¨¦, se hab¨ªa fijado en m¨ª: "?Quieres un trago? Pero mejor vayamos al s¨®tano que es donde guardan el co?ac bueno". En aquel bendito s¨®tano viv¨ª una de las experiencias m¨¢s impactantes de toda mi existencia, simplemente hablando y bebiendo co?ac con el gran Lester Young. Unos meses despu¨¦s muri¨®. Algo parecido me ocurri¨® con Dexter Gordon. Le escuch¨¦ por vez primera en un jukebox, entonces todo era Charlie Parker y Dizzy Gillespie y, de repente, ese sonido... Dex vino antes de Coltrane y era distinto a todos. Tuve la ocasi¨®n de conocerle durante el rodaje de Round Midnight (Bertrand Tavernier, 1986). Todo un personaje, tal cual aparece en la pel¨ªcula. Poco despu¨¦s, me llam¨® para que le sustituyera en un concierto en el Carnegie Hall. Para entonces, ya se encontraba muy enfermo. Desgraciadamente, cuando me llam¨® yo estaba en la carretera.
P. Lo que me recuerda una frase: "La carretera puede ser el lugar m¨¢s solitario del universo". Lo dice en su biograf¨ªa.
R. No s¨¦, quiz¨¢ cuando lo escrib¨ª..., la soledad viene m¨¢s bien cuando est¨¢s escalando la cima y est¨¢s entregado a la misi¨®n que te has encomendado a ti mismo de romper con el tipo de m¨²sica deleznable que rodea al ser humano las 24 horas del d¨ªa; ¨¦se es el tipo de trabajo que te lleva a vivir a contracorriente. Luchas contra tu familia, a la que apenas ves; contra la compa?¨ªa discogr¨¢fica que te presiona para que hagas esto o aquello; contra tus compa?eros, cuando te niegas a hacer cosas que suelen hacerse los d¨ªas libres en una banda de rock and roll... eso es algo que viv¨ª durante los 14 a?os que pas¨¦ con Weather Report. Con mi cuarteto las cosas son diferentes, y lo eran cuando tocaba con Miles.
P. Para quienes conocimos el genio de Miles resulta extra?a la idea del trompetista como un l¨ªder protector y ben¨¦fico.
R. Tocar con Miles fue muy divertido. Nunca lo he pasado mejor en mi vida, con excepci¨®n de alg¨²n momento puntual con Weather Report, y con el grupo que tengo ahora. En los seis a?os que estuvimos juntos, no hubo una discusi¨®n. Y luego estaban los consejos de Miles. Una vez, al poco de incorporarme al grupo, estaba ansioso por demostrarle lo mucho que pod¨ªa tocar. Hab¨ªa terminado mi solo y Miles me susurr¨® al o¨ªdo: "?Has pensado alguna vez que no tienes por qu¨¦ tocar todo lo que sabes en cada uno de tus solos?". Por supuesto, capt¨¦ el mensaje. Pero Miles no te dec¨ªa lo que ten¨ªas que hacer ni daba ¨®rdenes y procuraba mantener fuera de nuestro c¨ªrculo a los que ven¨ªan para aprovecharse de nuestra escasa experiencia. En el Plugged Nikel de Chicago, alguien del p¨²blico protest¨® porque, supuestamente, Tony Williams estaba tocando demasiado fuerte. Miles cogi¨® el micr¨®fono y con su voz de ultratumba, dijo: "?Dejen al baterista en paz de una pu?etera vez!". El tipo no volvi¨® a abrir la boca. Luego esto lo cortaron del disco, o no se grab¨®, no lo s¨¦.
P. ?Su actual concepci¨®n art¨ªstica sigue estando inspirada en Miles?
R. En ¨¦l y en Lester, Coltrane, Parker, Pau Casal, Joaqu¨ªn Rodrigo, Beethoven, Manuel de Falla, Stephen Hawking, Mary Shelley, Henrietta Brodkrany, la mujer que descubri¨® la din¨¢mica de los torpedos en la cocina de su casa..., el reto consiste en crear una m¨²sica que inspire a percibir la vida como un proceso eterno. Lo contrario es ese pensamiento tan extendido de "s¨®lo se vive una vez", lo que sirve para justificar el asesinato, el robo, la violaci¨®n, lo que sea. Porque s¨®lo se vive una vez, uno est¨¢ autorizado a hacer cuanto est¨¢ a su alcance. La violencia viene de la inmediatez, de lo demasiado obvio. S¨®lo el arte es eterno. Por eso, yo me procuro rodear de artistas no conformistas, como Milton Nascimento, Joni Mitchell, Danilo P¨¦rez, John Patitucci y Brian Blade, o los miembros de mi actual cuarteto. Hablamos de llegar a un punto semejante con la m¨²sica, que no todo sea ir de "A" a "B" y vuelta. Es algo que sol¨ªa decirme Miles: "T¨ªo, ?no est¨¢s harto de tocar m¨²sica que suena como m¨²sica?". Se trata de tocar una m¨²sica que no suene familiar, que tenga que ver con algo que sea constante y no temporal.
P. Algo as¨ª como la anti-m¨²sica.
R. Exacto. De hecho, ¨¦se es el nombre que le puso Tony. Y no es nada concreto, sino un impulso que te obliga a no bajar la guardia e ir un paso m¨¢s all¨¢ de tus posibilidades. Es como si te retaran a ver si eres capaz de entender el sentido de la vida y la muerte. Por eso mi m¨²sica no tiene principio ni final, porque no creo en estas palabras. A veces, la maquinaria parece que se para porque dejamos de tocar, pero debes ser consciente de que es algo moment¨¢neo. Esto, lo aplico a mi vida: pierdes a un ser querido y la gente piensa que ya no ser¨¢s el mismo. Yo perd¨ª a mi mujer, a mi hermano Alan, a mi amigo Joe Zawinul, y muchos que esperaban encontrarme a punto del suicidio. Pero yo s¨¦ que Ana Mar¨ªa es eterna, y Alan, y Joe, todos lo somos. A veces pienso en la muerte como en unas vacaciones. Un largo sue?o.
P. Algunos de sus m¨¢s recientes colaboradores no tienen que ver con el jazz, el caso de la soprano Ren¨¦e Fleming.
R. Mi relaci¨®n con
Ren¨¦e arranca de unos esbozos que escrib¨ª cuando ten¨ªa 19 o 20 a?os, luego los olvid¨¦, hasta que se me ocurri¨® rescatarlos para un concierto con la New Japan Orchestra. La CBS envi¨® la cinta del concierto a Georg Solti y me llam¨®: "?Vamos a completarlo inmediatamente!", pero falleci¨®. Entonces Ren¨¦e me pidi¨® que le escribiera cualquier cosa. Es muy valerosa, y una excelente cantante de jazz. No s¨¦ si sabe que Illinois Jacquet le escuch¨® cantar cuando ella estaba en el instituto, y le invit¨® a unirse a su orquesta. Ren¨¦e es capaz de cantar lo que le echen. Desde entonces llevamos hablando del proyecto al que voy a incorporar esos esbozos.
P. ?Algo qu¨¦ decir en torno a las pr¨®ximas presidenciales?
R. Lo m¨¢s importante: que Am¨¦rica no va a elegir a un presidente negro sino la posibilidad de un cambio profundo. Hemos dejado pasar muchas oportunidades. Grandes creadores, como Charlie Parker, Bud Powell o Art Tatum; fil¨®sofos, pensadores, Mahatma Gandhi..., nadie les hizo el menor caso; a Joseph y Robert Kennedy directamente los asesinaron. Y a Abraham Lincoln. Debemos aprovechar la oportunidad que se nos brinda con Obama o lo lamentaremos.
P. ?Y sobre su concierto en Vitoria?
R. Eso s¨®lo Dios lo sabe. -
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