Del tri¨¢ngulo rosa a la bandera arco iris
Cientos de miles de lesbianas, gays y transexuales salen a la calle en Europa para reclamar la igualdad
Si alguien puede representar la imagen del avance de los derechos de los homosexuales en algunas partes del mundo, seguramente sea Rudolf Bradza. Este sonriente hombre de 95 a?os est¨¢ considerado el ¨²ltimo de los tri¨¢ngulos rosas, llamados as¨ª por el s¨ªmbolo que los nazis usaban para identificar a los homosexuales encerrados en los campos de concentraci¨®n durante la II Guerra Mundial.
Ayer, Bradza fue protagonista del D¨ªa del Orgullo Gay celebrado en Berl¨ªn. Recibido por el alcalde de la ciudad, Klaus Wowereit, tambi¨¦n homosexual, el antiguo preso de Buchenwald pos¨® en el monumento que recuerda a las v¨ªctimas del r¨¦gimen de Hitler: 6 millones de jud¨ªos, pero tambi¨¦n medio mill¨®n de gitanos y unos 15.000 homosexuales.
En Berl¨ªn particip¨® un superviviente homosexual de los campos nazis
Bradza sobrevivi¨® a su cautiverio de cuatro a?os en el temible centro de trabajo, perdi¨® a su pareja y se instal¨® en Alsacia, donde encontr¨® un nuevo compa?ero. Cuando recuerda aquellos tiempos, admite que sali¨® vivo gracias a su "suerte". Era joven (hab¨ªa nacido en Leipzig en 1913), y consigui¨®, gracias a la protecci¨®n de un capo comunista, librarse de algunas de las peores torturas. Los presos homosexuales eran marginados incluso por sus compa?eros de cautiverio. Fiel a su esp¨ªritu de supervivencia, Bradza no dud¨® en participar en la marcha del Orgullo Gay de Berl¨ªn, subido a la modesta carroza de una asociaci¨®n local. "Gracias a Dios, ahora somos libres", dijo, aunque reconoci¨® que ten¨ªa miedo a los neonazis.
De hecho, un grupo de neonazis atac¨® con gases lacrim¨®genos la marcha del Orgullo Gay en la ciudad checa de Brno y una batalla campal en Sof¨ªa (Bulgaria) acab¨® con 60 extremistas detenidos. Era la primera vez que se celebraba esta marcha en estos pa¨ªses. Adem¨¢s, las autoridades prohibieron la celebraci¨®n en Chisinau (Moldavia), y los participantes en la manifestaci¨®n de Zagreb (Croacia) han tenido que marchar escoltados por la polic¨ªa. Aunque nada comparado con los siete pa¨ªses que todav¨ªa castigan la homosexualidad con la muerte, y los m¨¢s de 80 que la persiguen judicialmente. En cambio, este a?o se pudo celebrar la marcha de Jerusal¨¦n.
A unos pocos kil¨®metros de estos focos de tensi¨®n, en decenas de capitales y pueblos espa?oles, miles de personas participaron ayer en manifestaciones por los derechos de las lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB). El lema era Por la visibilidad l¨¦sbica, una manera de recordar que las mujeres, tambi¨¦n las homosexuales, tienen un impedimento extra para ser ellas mismas.
En Barcelona, Sevilla, Valencia, Bilbao, San Sebasti¨¢n, M¨¢laga, Pamplona, Toledo, Murcia, Gij¨®n, Fuerteventura y Las Palmas, entre otras, hubo marchas y actividades reivindicativas. En los Ayuntamientos de Tenerife y de And¨²jar (Ja¨¦n) se iz¨® la bandera arco iris que representa al movimiento LGTB.
En todos los actos se record¨® que la igualdad legal conseguida en Espa?a est¨¢ pendiente del recurso de inconstitucionalidad presentado por el PP contra el matrimonio homosexual. El secretario de Movimientos Sociales del PSOE, Pedro Zerolo, se uni¨® a los colectivos y exigi¨® a Rajoy que lo retire. La postura del PP sigue siendo, como poco, ambigua. Los esfuerzos en el ¨²ltimo congreso de la secretaria de Pol¨ªticas Sociales popular, Ana Pastor, para unificar criterios fueron in¨²tiles. El jueves, el nuevo vicesecretario de Comunicaci¨®n del partido, Esteban Gonz¨¢lez Pons, volvi¨® a la carga: "Pensamos que [las leyes sobre familias, como la del matrimonio gay] son reversibles", declar¨® a la Cope.
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