Duro rev¨¦s para la Ronda de Doha
La OMC espera superar la oposici¨®n de Francia a la liberalizaci¨®n comercial
El pasado 5 de junio, en su discurso en Par¨ªs ante la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) -el club de los pa¨ªses ricos-, el director general de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC), el franc¨¦s Pascal Lamy, dijo que las negociaciones para la liberalizaci¨®n del comercio internacional le recordaban a la pel¨ªcula Atrapado en el tiempo, ¨¦sa en la que el actor Bill Murray encarna a un periodista que vive una y otra vez el mismo d¨ªa.
La comparaci¨®n es buena. Desde el lanzamiento de la Ronda de Doha en 2001 para avanzar en la apertura comercial tras el GATT -el sistema que con la rebaja de aranceles impuls¨® las transacciones mercantiles tras la II Guerra Mundial y hasta que fue reemplazado por la OMC en 1995-, la situaci¨®n no ha cambiado nada. Los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo chocan constantemente con las pol¨ªticas de subsidios a la producci¨®n y a las exportaciones agr¨ªcolas de la UE, EE UU y Jap¨®n. Los pa¨ªses ricos se defienden con dos argumentos: uno, que el campo no es s¨®lo un sector productivo, sino tambi¨¦n cultural. Dos, que la eliminaci¨®n de las subvenciones no ayuda a los pa¨ªses m¨¢s pobres, sino a los grandes productores de alimentos como Brasil, India o Argentina. Adem¨¢s, dicen, estos pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo no est¨¢n dispuestos a abrir sus mercados a los productos y empresas europeas, estadounidenses o japonesas. B¨¢sicamente por estos mismos argumentos fracasaron todas las cumbres de la OMC que siguieron a Doha -Canc¨²n en 2003 y Hong Kong en 2005-.
La diferencia de Doha con respecto a las dem¨¢s cumbres es que naci¨® de la necesidad. Se gest¨® en un momento en el que el mundo necesitaba dar un nuevo impulso al comercio tras los ataques del 11-S y la invasi¨®n de Afganist¨¢n. La econom¨ªa se estaba yendo a pique en todas partes, igual que ahora. La situaci¨®n vuelve a ser desesperada, incluso peor: crisis alimentaria, energ¨¦tica y financiera. Todo a la vez y estrechamente relacionado. El libre comercio resurge como el mejor remedio contra el hambre, y los sistemas proteccionistas como el que defiende Francia vuelven a ser el principal obst¨¢culo para paliar el problema. La ONU, el FMI y el Banco Mundial arremeten contra los subsidios.
Lamy ha reconocido el momentum. Lleva a?os en este tema, primero como comisario europeo de Comercio y, desde 2005, como jefe de la OMC. El pasado 27 de junio hace su apuesta m¨¢s fuerte e insta a los miembros de la OMC a que pongan todo de su parte para tener un acuerdo en la semana del 21 de julio. Lo menos que espera el director de la OMC son grandes avances en agricultura y productos manufacturados. El presidente Lula es optimista: "Pienso que para el 30 de julio, m¨¢s o menos, habr¨¢ un desenlace y Brasil trabaja para concretar un acuerdo". Todo el mundo sabe que la OMC son 152 pa¨ªses, pero basta el entendimiento de Brasil, India, la UE y EE UU para que todo empiece a rodar.
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