Obama da un toque de firmeza a su propuesta de seguridad nacional
Las dudas sobre su val¨ªa como comandante en jefe son un tal¨®n de Aquiles
El asesinato de Benazir Bhutto, el a?o pasado, fue "un suceso desafortunado", pero permiti¨® a John McCain, al abordarlo y explicarlo, "demostrar que es la persona m¨¢s capacitada para ser comandante en jefe, y en ese sentido nos ayud¨®". Un nuevo atentado de esas caracter¨ªsticas o un ataque contra Estados Unidos "ciertamente supondr¨ªa tambi¨¦n una gran ventaja para McCain".
El senador ha dado pasos dif¨ªciles como aceptar la ley de escuchas telef¨®nicas
Con toda la crudeza de estas palabras, pronunciadas por el jefe de estrategia de la campa?a presidencial republicana, Charlie Black, en una entrevista al ¨²ltimo n¨²mero de la revista Fortune, no hay mejor forma de explicar la ventaja que McCain tiene en este momento sobre su rival dem¨®crata, Barack Obama, cuando se trata de elegir qui¨¦n es el mejor para asumir el mando de la seguridad nacional. Todas las encuestas confirman esa impresi¨®n. En alguna de ellas, por m¨¢rgenes de 20 puntos.
El equipo de Obama es consciente, por supuesto, de que las dudas sobre el joven senador respecto a su experiencia en pol¨ªtica exterior y su firmeza para hacer frente a los enemigos de Estados Unidos son el gran tal¨®n de Aquiles del candidato dem¨®crata a estas alturas de la carrera presidencial.
Por esa raz¨®n, dentro del decidido viaje al centro que Obama ha emprendido en las ¨²ltimas semanas, se incluye una etapa especial y muy importante relacionada con los asuntos de seguridad nacional.
No es algo que ning¨²n pol¨ªtico de este pa¨ªs pueda tomar a la ligera. Todos los presidentes norteamericanos desde la Segunda Guerra Mundial han participado en guerras o en relevantes operaciones militares. Obama tiene que convencer a la naci¨®n de que est¨¢ preparado para asumir esas responsabilidades, convencerla de que el profundo mensaje de cambio que representan su raza, su nombre y sus promesas en otros terrenos, se convierten en continuismo, prudencia y moderaci¨®n cuando se trata de la seguridad nacional.
Con ese fin, Obama ha dado pasos dif¨ªciles, como el de aceptar la ley de escuchas telef¨®nicas que antes criticaba, y ha ordenado a sus colaboradores que comiencen a discutir con los responsables de la Administraci¨®n de George Bush -tambi¨¦n lo ha hecho el equipo de McCain, pero eso es mucho m¨¢s rutinario- las condiciones para una transici¨®n controlada en los temas relativos a la pol¨ªtica exterior y militar.
Como resultado de esas conversaciones, seg¨²n ha revelado el diario The Wall Street Journal, Obama podr¨ªa aceptar mantener en sus cargos durante varios meses a los funcionarios que ocupen puestos clave para la seguridad nacional, entre ellos, posiblemente, al propio secretario de Defensa, Robert Gates, un republicano moderado que est¨¢ conduciendo el Pent¨¢gono al gusto de los dem¨®cratas de centro.
Esto concuerda con la voluntad reunificadora que Obama expresa. "Barack Obama pasar¨¢ p¨¢gina de las pol¨ªticas fracasadas, de las pol¨ªticas divisorias e hip¨®critas, con el objetivo de unir a la naci¨®n en el prop¨®sito com¨²n de finalizar la lucha contra Al Qaeda", explica el portavoz de la campa?a dem¨®crata, Bill Burton.
El mundo no parece estar como para un pacifista en la Casa Blanca. Nunca lo ha estado, en realidad. En este momento Estados Unidos est¨¢ librando dos guerras de dudosas perspectivas que, aunque han perdido eco dentro de esta sociedad, representan un enorme desgaste para sus fuerzas armadas y para su econom¨ªa.
Una de ellas, la de Irak, es una guerra muy impopular de la que la mayor¨ªa del pa¨ªs quiere salir y de la que Obama ha prometido retirarse en un plazo m¨¢ximo de 16 meses. Pero McCain ha introducido, a la vista de la mejora de la situaci¨®n en Irak, la posibilidad de una retirada con victoria, un sue?o en el que los norteamericanos pueden volver a creer. Y eso puede colocar a Obama ante un dif¨ªcil dilema, el de cumplir con su promesa electoral sin perder sus credenciales como convincente comandante en jefe.
Obama ya ha empezado discretamente a salir de esa encrucijada. Es impensable, desde luego, que el candidato dem¨®crata retire las tropas de Irak de inmediato y a cualquier precio. "Nos iremos de Irak de una forma m¨¢s responsable que la que Bush nos meti¨®", ha manifestado el senador de Illinois. Esa frase deja espacio para numerosos escenarios sobre los que la campa?a de Obama va a ir decidiendo en funci¨®n de los acontecimientos en Irak, que ahora parecen m¨¢s cambiantes de lo que eran hace meses.
Amenazas a Al Qaeda
La propuesta de Obama en materia de seguridad nacional se ha hecho, desde luego, mucho m¨¢s rica y matizada que esa primera oferta al di¨¢logo con los enemigos que domin¨® la primera parte de su campa?a. Aquella oferta se mantiene formalmente sobre la mesa, pero Obama le ha a?adido firmes posiciones sobre Ir¨¢n y una amenaza de actuar unilateralmente contra los grupos de apoyo a Al Qaeda en Pakist¨¢n si el Gobierno de ese pa¨ªs no act¨²a con la suficiente energ¨ªa por su cuenta.
Ir¨¢n es una de las pruebas de fuego para el pr¨®ximo presidente. "Ser¨¢ la crisis m¨¢s peligrosa que tendremos en los pr¨®ximos diez a?os si Ir¨¢n consigue desarrollar un arma nuclear", ha comentado Anthony Lake, uno de los principales asesores de Obama en pol¨ªtica exterior, en una entrevista a Financial Times. "Los europeos deber¨ªan de poner sobre la mesa m¨¢s sanciones para que las negociaciones avanzaran m¨¢s deprisa", a?adi¨® Lake.
Junto a los gestos de firmeza, Obama intentar¨¢ otras v¨ªas para responder a la ansiedad de los norteamericanos por su seguridad. Los primeros presidentes de posguerra, Edwight Eisenhower y John Kennedy, ejercieron la prudencia cuando les toc¨® tomar decisiones cruciales. Los posteriores halcones en Vietnam o Irak no fueron una garant¨ªa de seguridad. Obama cita a veces estos precedentes como referencia de su pol¨ªtica futura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.