Sexualidad: un abismo entre padres e hijos

Las relaciones sexuales entre los padres son un verdadero mundo insondable, silenciado, para los hijos. Recu¨¦rdelo.

El sexo es lo m¨¢s natural, pero lo m¨¢s callado. Los padres (algunos) se quejan de que los hijos aprendan de este tema en la escuela, en la calle, pero a ellos les cuesta adelantarse, empiezan a hablar a los hijos a los 14 a?os y en ocasiones es tarde. La masturbaci¨®n, las relaciones completas, el uso del preservativo, la p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s ya han sido parte de su desarrollo, pero creemos que el hijo por serlo es muy ni?o. Craso error.

Debemos hablar sin tapujos, sin la sombra del pecado ancestral, asentando los pilares del respeto a uno mismo, al otro, a los dem¨¢s.

Educar en el respeto a las distintas orientaciones sexuales, a la capacidad de amar, de hacer feliz, de sentir lo que el otro percibe, de asumir las rupturas y fracasos con disgusto pero con admirable aceptaci¨®n positiva.

M¨¢s all¨¢ del pene, la vagina, las zonas er¨®genas, los tiempos, el entorno, el antes, el despu¨¦s -pero sin obviarlos- est¨¢ la relaci¨®n, la comunicaci¨®n verbal y gestual. Los silencios acordados u ofrecidos.

No todo es expl¨ªcito ni debe serlo. Creo que los padres han de hablar, desde la verdad, de lo que se quieren, de c¨®mo se conocieron, del porqu¨¦ de traerte a ti, hijo, al mundo, de los miedos o dudas cuando fueron adolescentes, de los riesgos del alcohol y otras drogas. En conexi¨®n con el tutor abordaremos las diferencias entre el hombre y la mujer, la fisiolog¨ªa, los ciclos, la adolescencia, poluciones, la regla... Confiar¨¢n m¨¢s en nosotros.

Todo ni?o se ha preguntado qu¨¦ hacen los padres en la cama (algunos se han escondido debajo de la misma).

No seamos pacatos y meapilas, hablemos con claridad, mostremos nuestra disposici¨®n, pero no violentemos, no perturbemos. Son ni?os, no vayamos m¨¢s all¨¢ de sus intereses, de lo que internamente se preguntan.

Claro que hay que hablarles del sexo de pago, del sida, y de los abusos sexuales a menores, de su derecho a la intimidad.

La sexualidad trasciende, disfrutamos de orgasmos, pero tambi¨¦n de miradas, de roces. Eduquemos.

Los padres que se dejan desbordar por otras instancias se sienten mal, deslegitimados. S¨¦panlo y act¨²en en consecuencia.

Javier Urra es doctor en Psicolog¨ªa y escritor. Fue el primer Defensor del Menor de Espa?a, en la Comunidad de Madrid.