?Alguien logra hablar de sexo con sus hijos?
Una generaci¨®n muy informada y unos padres que pretenden ser cercanos siguen top¨¢ndose con el mismo tab¨² - La idea de que hablar de relaciones implica autorizarlas dificulta el di¨¢logo
Se llama Alberto y tiene 15 a?os: "?Que si mis padres me han hablado de sexo? Lo han intentado, pero les cuesta. Se ponen raros. Me hablan de la semillita y del pito, como si fuera un ni?o de cinco a?os. Conozco los gestos faciales de mi madre y, cuando dice vagina, le cambia la cara. Las pocas veces que han sacado el tema ha sido para lo t¨ªpico de que tome precauciones, que no vaya a echar mi vida a perder por un calent¨®n... No tengo muy claro que sean las personas id¨®neas para hablarme de sexo en condiciones. Son cincuentones y en este tema siguen en su ¨¦poca. No me lo imagino, me dar¨ªa la risa. En realidad, no s¨¦ si quiero. Prefiero hacerlo con mi hermano mayor".
Cuando se habla de adolescentes y sexo, una tesis parece estar clara: ahora, los chavales se inician antes, pero arrastran las lagunas de siempre. Entonces, como parte de la soluci¨®n al problema, suele repetirse la frase: "Hay que hablar de sexo con los hijos". Y nunca fue m¨¢s cierto aquello de qu¨¦ f¨¢cil es decirlo y qu¨¦ dif¨ªcil hacerlo. De un lado, tenemos al adolescente, muerto de corte, herm¨¦tico, con el pudor a flor de piel y con una tendencia a escabullirse ante situaciones inc¨®modas (?hay algo m¨¢s inc¨®modo que el que tu padre te hable de sexo?). Del otro, a unos padres a menudo incapaces de ver a sus hijos como personas con pulsiones sexuales y que tienen que hacer un aut¨¦ntico esfuerzo para sacar el tema, como esta madre de dos adolescentes: "Ha sido una conversaci¨®n que me he impuesto porque cre¨ªa que era necesaria. Cuando lo hablo, trato de no darle importancia, pero cuando acabo pienso: '?Uf, por fin!'. Es como si te hubieras quitado un peso de encima".
La mejor edad para iniciar el di¨¢logo es entre 7 y 11 a?os. Sin brusquedades
"Hay que empezar pronto y llamando pene al pene", dice una pedagoga
Parece que el adolescente no escucha, pero el mon¨®logo le es ¨²til
La realidad es que el pudor hace que un gran n¨²mero de padres opten por dejar el tema en manos de los profesores, de Internet, del mundo ah¨ª fuera, lo que a muchos adolescentes, desde luego, les parece fenomenal y contestar¨ªan lo mismo que Diego, de 14 a?os: "?De sexo? Buf, he tenido la suerte de que mis padres nunca me han hablado de eso".
Pues mal hecho, opinan los sex¨®logos. Los padres, aunque les cueste, deben hacer un esfuerzo y romper el hielo. Y superar sus temores, como ese muy extendido seg¨²n el cual hablar del tema con los hijos viene a ser como darles luz verde para mantener relaciones. Hablar no significa autorizar, como se repite varias veces en el libro ?Hablas de sexo con tu hijo?, de la pedagoga argentina Nora Rodr¨ªguez, y del que se ha extra¨ªdo el siguiente p¨¢rrafo: "Para muchos padres, hablar de sexo con sus hijos implica darles permiso para tener actividad sexual. Sin embargo, hablar no significa autorizar. (...) La informaci¨®n combinada con el respeto y la tolerancia permitir¨¢ que no se enfrenten a pr¨¢cticas de riesgo. Por absurdo que parezca, ¨¦sta es la ¨²nica v¨ªa realmente efectiva. Diversos estudios han comprobado que cuando los padres son excesivamente r¨ªgidos o temen hablar del tema, empujan a los hijos a averiguar por sus propios medios lo que desconocen. Igualmente, los padres muy liberales, que impiden en los hijos un desarrollo tranquilo de la sexualidad, los impulsan a probar experiencias sexuales sin que est¨¦n preparados para ello".
"Los padres son la mejor voz para transmitir educaci¨®n sexual", insiste Rodr¨ªguez, ya al tel¨¦fono. "Pero es un error esperar a que sea adolescente. Hay que empezar desde que es peque?o. Llamando pene al pene y vulva a la vulva, y no de mil maneras est¨²pidas. Hay que ayudarle a que entienda su cuerpo, que hay ¨®rganos que, aunque ahora no lo siente, de mayor le dar¨¢n placer, que todo eso tiene que ver con la procreaci¨®n... Eso ayudar¨¢ a que, cuando sea adolescente, se pueda seguir hablando. Porque hoy en d¨ªa, los chicos est¨¢n sobreinformados, pero no formados. Muchos padres piensan: 'Yo qu¨¦ voy a hablar con ¨¦ste, si sabe m¨¢s que yo'. Y no es cierto. Se ha demostrado que por m¨¢s que los adolescentes quieran cortar el cord¨®n, lo que dicen los padres lo toman muy en serio y les hacen m¨¢s caso del que parece. Pero muchos padres han dejado todo este asunto en manos de los colegios, que suelen llegar tarde. Las primeras clases de educaci¨®n sexual las reciben a los 14 o 15 a?os, una edad a la que algunos tienen ya experiencia".
El sex¨®logo Iv¨¢n Rotella, de Ourense, imparte cursos entre adultos para explicarles c¨®mo enfrentarse a este tema. "Por lo que veo, los padres est¨¢n desbordados. Lo primero que me dicen es que les da verg¨¹enza hablar del tema. Es normal, en este pa¨ªs ha habido generaciones y generaciones que han crecido con 'el ap¨¢?ate t¨² mismo'. Trato mucho con adolescentes y enseguida me doy cuenta de cu¨¢ndo a uno le han hablado del tema en casa, porque lo aborda con mucha m¨¢s tranquilidad".
Como explica Rotella en sus clases a padres y como repiten todos los sex¨®logos consultados, la educaci¨®n sexual empieza desde que el ni?o habla y te entiende. "Cuando a tu hijo lo abrazas, lo mimas, ya le est¨¢s dando autoestima. Y todo eso ya es placer sexual. M¨¢s adelante, cuando empiece a preguntar de d¨®nde vienen los ni?os, hay que responder de forma sincera. Aunque no se haga de forma perfecta, no se trata de que seamos todos sex¨®logos; lo importante es que tu hijo sepa que te puede preguntar lo que sea para que as¨ª acabes siendo su fuente de informaci¨®n. Pero si tratamos de empezar a hacerlo cuando ya ha cumplido 14 a?os, llegamos tarde. Los referentes de los ni?os son primero la familia y despu¨¦s los maestros. Los de los adolescentes son sus iguales y despu¨¦s los medios de comunicaci¨®n. Hay que trabaj¨¢rselo antes".
La sex¨®loga Pilar Crist¨®bal atina a¨²n m¨¢s en el tema de la edad: "Una ¨¦poca maravillosa y perfecta para la educaci¨®n sexual es de los 7 a los 11 a?os. A esa edad comprenden todo y pueden visualizar las cosas aun sin emociones y cuando los padres todav¨ªa son una autoridad moral para ellos. M¨¢s tarde, olv¨ªdate. ?Qu¨¦ vas a contarle a un adolescente de 14 a?os y enamorado?".
Ha quedado claro. Hay que hablar de sexo desde el principio, y poco a poco, nada de brusquedades, no vaya a ser que a alguien le suceda lo que a Marta, de 35 a?os. Cuando ten¨ªa 10 a?os, en el mercado oy¨® a una mujer gritar "?cojones!". Ya en casa, durante la comida, pregunt¨® por el significado de aquella palabra nueva. Y su padre, ni corto ni perezoso, se levant¨® y ah¨ª mismo se baj¨® los pantalones. Pura informaci¨®n anat¨®mica. Pero la susodicha sufri¨® un shock y 25 a?os m¨¢s tarde no lo ha olvidado. Nada que la haya traumatizado. Es un chascarrillo divertido en las cenas de amigos.
?Y qu¨¦ ocurre si el chico ya ha entrado en la adolescencia? "Hay que mantener la comunicaci¨®n usando lo que yo llamo el mon¨®logo", dice Rotella. "Aunque parezca que no te escuchan, que est¨¢n con los cascos del MP3 puestos y en otro planeta, te est¨¢n escuchando. Yo me he sorprendido dici¨¦ndoles cosas que me dec¨ªan mis padres y que me espantaban. Y mira, a?os m¨¢s tarde me han encajado". Para facilitar las cosas, Pedro Villegas, un m¨¦dico y sex¨®logo que atiende el Tel¨¦fono de Informaci¨®n Sexual para J¨®venes de Andaluc¨ªa desde hace 14 a?os, reivindica el sentido del humor: "No sirve de nada ponerse muy serio a largar un discurso. Hay que darles cancha, aceptar con picard¨ªa el que mam¨¢ y yo tenemos sexo, hasta contar chistes verdes. Los padres tienden a ocultar su propia sexualidad, y as¨ª tampoco la mostrar¨¢ su hijo. Se pueden decir cosas como 'mam¨¢ y yo nos vamos arriba a dormir la siestecita...'. Y con un poquito de picaresca, ir mostr¨¢ndoles que nosotros tambi¨¦n somos seres sexuados".
Carmelo Gonz¨¢lez, psic¨®logo y sex¨®logo del programa A mano, de Coslada (Madrid), da otro consejo que puede ayudar a hacer m¨¢s fluida la comunicaci¨®n con los hijos: "En mi opini¨®n, no se trata tanto de un asunto de contenido como de hacerse part¨ªcipes de vivencias. Los padres pueden empezar contando vivencias de su pasado, c¨®mo ten¨ªas ganas de tal cosa, de c¨®mo te temblaban las rodillas antes de una cita... Eso puede aportar un poquito m¨¢s de naturalidad y ayudar a estar m¨¢s cercanos y a acortar el abismo generacional".
Las madrile?as Luz de Le¨®n y su hija Julia son un buen ejemplo de comunicaci¨®n en ambos sentidos. Luz tiene 34 a?os y su hija, 14. "Mi hija me cuenta esas cosas que yo no le contaba ni muerta a mi madre, pero estoy segura de que es porque yo siempre le he contado mis cosas", explica Luz. "Considero que esto es un quid pro cuo. No vale con s¨®lo preguntar. Estoy divorciada desde hace tiempo y, si tengo un disgusto con mi actual novio, se lo cuento. Nunca la rega?o. La escucho. Parto de la base de que lo sepa yo o no lo sepa, si quiere hacer algo lo va a hacer, as¨ª que es mejor saberlo. El ¨²nico consejo que le doy sobre sexo es siempre el mismo: cuando decidas hacer algo, dec¨ªdelo t¨². Entonces te sentir¨¢s a gusto, tengas 14 o 25 a?os". Julia lo confirma: "Soy la rara de mi clase porque hablo de casi todo con mi madre", dice. "Creo que es bueno. Veo que cuando mis amigas tienen una relaci¨®n con un chico se dejan llevar sin pensar mucho. Yo s¨¦ cu¨¢ndo parar, qu¨¦ quiero y qu¨¦ no quiero...". Eso s¨ª, Julia tiene claro que a la hora de las dudas de ¨ªndole pr¨¢ctica, Luz nunca ser¨ªa su interlocutora: "Esas cosas las hablar¨¦ con mis amigas. ?Que es mi madre!".
La sex¨®loga Pilar Crist¨®bal advierte de que hay que poner un l¨ªmite a la hora de contar experiencias propias: "No soy partidaria de que los padres den informaci¨®n basada en experiencias personales. Por mi consulta ha pasado gente que me ha dicho: 'Lo m¨¢s horrible de mi vida fue cuando mi padre me cont¨® c¨®mo se lo montaba en la cama'. Hay que poner un l¨ªmite, al igual que no le vas a contar a tu hijo que de peque?o robabas en los grandes almacenes. Yo separo lo que es hablar de sexo pr¨¢ctico y el te¨®rico. Cuando hay padres que me dicen que quieren ser amigos de sus hijos, les digo que me parece muy mal, porque lo que une a los amigos es la complicidad, y un padre y un hijo no deben ser c¨®mplices. Yo siempre he dicho que para estas cosas la figura ideal es la del t¨ªo. Tiene la autoridad del padre, pero no las prerrogativas".
Mar¨ªa, madre de una preadolescente, ha tomado nota de su experiencia. A ella, sus padres nunca le hablaron de sexo m¨¢s all¨¢ de "la t¨ªpica conversaci¨®n sobre la regla. Las relaciones sexuales, en mi casa, eran una entelequia". Un error en el que no quiere caer: "No es que te vayas a poner a explicarle posturas o c¨®mo hacer una felaci¨®n eficaz. Para eso est¨¢n los amigos y la propia experiencia Pero creo que si desde muy ni?os se aborda con naturalidad el tema, la puerta siempre estar¨¢ abierta y se puede ir avanzando en la comunicaci¨®n y evitar lagunas, mitos y traumas. Considero que en casa esa cuesti¨®n debe estar tan presente como cualquiera otra relacionada con el crecimiento de los ni?os".
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