Un ejercicio 'sentimental'
Yo fui a buscar a Gieraltowski a Varsovia. No ten¨ªa intenci¨®n de encontrarme con ¨¦l, pero fui a buscarlo. Con un manojo de fotograf¨ªas (en sentido estricto, recortadas de diferentes ¨¢lbumes y revistas) tomadas por ¨¦l, buscaba aqu¨ª y all¨¢ 'sus lugares". Eso cuenta Juli¨¢n Rodr¨ªguez en Unas vacaciones baratas en la miseria de los dem¨¢s (Caballo de Troya). Se refiere al fot¨®grafo Kzrystof Gieraltowski y cuenta que muchos de sus lugares coinciden con los lugares de Witold Gombrowicz, el autor de Ferdydurke. Un poco despu¨¦s apunta una cita: "Los pensamientos saltan de un hombre a otro como las pulgas. Pero no a todos les remuerden". La atribuye a Lec, pero no est¨¢ seguro. Habla de realismo socialista, del "periodo liberalizador" en Polonia, de la trayectoria del fot¨®grafo.
"Busco un lenguaje austero, muy contenido. Que la propia forma sirva de control, limite la efusividad"
"Lo que hacen los escritores cuando llegan a lo sentimental es hacer una elipsis. Dejar que el lector se busque la vida"
?De qu¨¦ est¨¢ tratando exactamente? De cosas que le han pasado. Unas vacaciones... se public¨® en 2004. Ahora aparece Cultivos (Mondadori). Juli¨¢n Rodr¨ªguez (Ceclav¨ªn, C¨¢ceres, 1968) dice que ambos libros forman parte de un ciclo que ha bautizado como Piezas de resistencia. "Lo que me importa en estos textos, que tienen que ver con mi propia vida, es la verdad. Hago un ejercicio sentimental: acercarme a mi familia, a mis amigos, a mis sobrinos. E intento hablar de mis cosas, del amor, de la ideolog¨ªa, del sexo. Luego est¨¢n las novelas en sentido m¨¢s estricto. Y en ellas me preocupa sobre todo la verosimilitud".
Escritos con un lenguaje muy directo, con frases y p¨¢rrafos cortos, estos peculiares textos autobiogr¨¢ficos est¨¢n llenos de sorpresas. El escritor va de un lado a otro, nos va dando noticias de las mujeres que ama, se acerca al campo extreme?o para desempacar all¨ª las emociones m¨¢s complejas, trata del mundo rural con extrema sinceridad, vuelca sus reflexiones sobre el arte y la fotograf¨ªa, desmenuza el proceso de construcci¨®n de una novela, y cuenta historias (de amor, de soledad, de muerte). La grieta en la que explora Juli¨¢n Rodr¨ªguez en este proyecto en marcha es la que se produce cuando los campesinos "viven al fin en las grandes ciudades".
En Cultivos llama la atenci¨®n una referencia a un ensayo de Kundera donde cuenta c¨®mo Flaubert al corregir La educaci¨®n sentimental para una segunda edici¨®n se dedicaba, sobre todo, a unir p¨¢rrafos. Su idea era desteatralizar la novela, quitarle lo que pudiera acercarla a Balzac. Juli¨¢n Rodr¨ªguez parece escribir las suyas desde una perspectiva opuesta: que cada vez haya m¨¢s puntos y aparte. "Procuro que en mi escritura no haya ninguna digresi¨®n", explica. "Busco un lenguaje austero, muy contenido. Como Beckett, Natalia Ginzburg, Marguerite Duras. Que la propia forma sirva de control, limite la efusividad. Me interesa mucho m¨¢s exponer los hechos que dejar libre el flujo de conciencia. A veces la presencia del escritor es tan apabullante que impone al lector el rumbo de sus pensamientos. A m¨ª me interesa que el lector piense por s¨ª solo. Beckett trabaja mucho con frases cortas. Condensa las ideas, obliga a pensar en lo que est¨¢s leyendo".
En el pr¨®logo de Cultivos plantea la gran cuesti¨®n que lo ocupa: "?C¨®mo expresar 'lo sentimental' de un modo no gastado?". Pero, ?por qu¨¦ lo sentimental? "Porque da miedo", contesta. "Lo que suelen hacer los escritores cuando llegan a lo sentimental es hacer una elipsis. Dejar que el lector se busque la vida. Todo viene de un terrible miedo a caer en la cursiler¨ªa. Esta actitud se podr¨ªa llamar 'la lecci¨®n carveriana': cortar justo en el l¨ªmite y ponerlo todo en manos de la imaginaci¨®n del lector".
Una actitud demasiado c¨®moda, piensa Juli¨¢n Rodr¨ªguez. "Hay algo ah¨ª de dejaci¨®n de responsabilidades por parte del escritor, de evitarse las complicaciones", comenta. "As¨ª que me puse a buscar f¨®rmulas para no callar cuando te acercas a la zona pantanosa de lo sentimental. Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias ha dicho que frente a esa poes¨ªa que ahora quiere ser ficci¨®n, es necesario subrayar que la poes¨ªa es sobre todo verdad".
Escribe en Cultivos: "La palabra arrojadiza, la palabra como arma pol¨ªtica. En eso creo todav¨ªa". ?A qu¨¦ se refiere? "A que estos libros son como mi ONG, mi memoria sentimental, mi partido pol¨ªtico, mi manera de ejercer de ciudadano. No creo en los extremos, me parece m¨¢s bien que las cosas son grises. Y que hay cosas que renovar y otras que conservar. Luego est¨¢ la idea del desclasamiento, la de alguien que est¨¢ fuera del lugar al que pertenece. Dec¨ªa Calvino que hay una literatura de la consolaci¨®n, de tono elegiaco y que trata de lo que se ha perdido, y que hay otra de provocaci¨®n, que quiere intervenir. A este ¨²ltimo tipo pertenecen las Piezas de resistencia".
"Lo am¨¦, lo odi¨¦, lo am¨¦". As¨ª resume su relaci¨®n con el campo. Juli¨¢n Rodr¨ªguez ten¨ªa diez a?os cuando lleg¨® de un peque?o pueblo extreme?o a C¨¢ceres. "No not¨¦ que me faltaba algo hasta que llegu¨¦ a la ciudad, y empec¨¦ a detestar el lugar del que proced¨ªa porque no me hab¨ªa dado lo que necesitaba para vivir ese presente". No conoc¨ªa el lenguaje que all¨ª se hablaba. Todo se le escapaba. Pidi¨® a su madre que comprara una Enciclopedia. "Le¨ª todas las entradas, de la a a la z". "Valga el juego de palabras: ya no cultivar¨¢, sino que se cultivar¨¢", as¨ª escribe en Cultivos. Una pieza m¨¢s de ese ciclo donde, dice, "quiero escribir desde la verdad en bruto, la verdad de mis contradicciones".
Mondadori. Barcelona, 2008. 158 p¨¢ginas. 15,90 euros.
Juli¨¢n Rodr¨ªguez. Cultivos.
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