Claroscuros de Calcuta
Ni 'ciudad de la alegr¨ªa' ni 'ciudad de la noche espantosa'. La vieja capital colonial india, orgullo de la cultura bengal¨ª, se recupera de su decadencia y de su convulsa fama
La prensa, m¨¢s bien mala, que en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha tenido Calcuta va de la pornograf¨ªa al horror. En 1969, el cr¨ªtico teatral ingl¨¦s Kenneth Tynan, ya famoso entonces por haber sido la primera persona en pronunciar la palabra fuck (follar) en la BBC, escribi¨® el libreto de una revista musical, Oh! Calcutta!, pronto convertida en uno de los m¨¢s grandes ¨¦xitos de la escena brit¨¢nica.
Aunque en el collage perge?ado -con bastante gracia- por Tynan hab¨ªa textos de, entre otros, Samuel Beckett y John Lennon, la notoriedad del espect¨¢culo se debi¨® a sus desnudos integrales y constantes, motivo de un esc¨¢ndalo puritano que prosigui¨® en los primeros a?os setenta, mientras segu¨ªan tambi¨¦n las largas colas para comprar sus entradas, casi todas de reventa, en el West End londinense. Nada hind¨² hab¨ªa en la obra, ni siquiera el t¨ªtulo, que, despu¨¦s de leer algunas c¨¢balas retorcidas, el propio Tynan tuvo que explicar: se trataba de un retru¨¦cano a partir de un lienzo del pintor surrealista franc¨¦s Clovis Trouille donde se muestran de modo prominente las nalgas de su modelo, y que Trouille llam¨® Quel cul t'as (Qu¨¦ culo tienes).
Oh! Calcutta! no lleg¨® a los teatros de Calcuta, y en la imaginaci¨®n de los viajeros occidentales que aman la India, la capital bengal¨ª continu¨® siendo "la ciudad de la noche espantosa", como la calific¨® Rudyard Kipling en una serie de art¨ªculos period¨ªsticos enviados tras una breve estancia, mientras se alojaba en el Great Eastern Hotel, imponente edificio de gran solera decimon¨®nica cerrado ahora por trabajos de renovaci¨®n. La dimensi¨®n gigantesca y apelmazada de la urbe, su poblaci¨®n, calculada en 14 millones dentro de su ¨¢rea metropolitana, pero seguramente incalculable en t¨¦rminos reales, la pobreza de la mayor¨ªa, el rastro de las enfermedades, la situaban ya en el siglo XIX, cuando era la capital colonial de los brit¨¢nicos en la India, como uno de los jalones que, al lado de Pek¨ªn, "llevan al camino de la revoluci¨®n mundial", seg¨²n el dicho, seguramente ap¨®crifo, de Lenin.
La revoluci¨®n no ha estallado en Bengala (y ya vimos los efectos letales de la que s¨ª estall¨® en China), a pesar de su larga tradici¨®n reivindicativa y sus conflictos armados, miles de personas duermen al aire libre cada noche en el centro de la ciudad, y el claxon de su cerca de un mill¨®n de taxis es la se?al ac¨²stica de mayor resonancia. Aun as¨ª, Calcuta no resulta m¨¢s densa ni abigarrada ni sucia ni cruda que otras ciudades asi¨¢ticas presentes en las rutas tur¨ªsticas, poseyendo para mi gusto unas hechuras y una atm¨®sfera de gran capital atractiva, inquieta y -a su modo arrollador- cosmopolita. Nunca la llamar¨ªa ciudad de la alegr¨ªa, como Dominique Lapierre en su t¨®pico libro, pero a m¨ª me sedujo desde el primer momento.
Calcuta (hoy rebautizada nacionalmente como Kolkata) fue una completa creaci¨®n de los brit¨¢nicos, y por ello es la megaciudad de la India donde m¨¢s destacan el rastro del colonizador y la ausencia de edificios notables anteriores al siglo XVIII, ¨¦poca en que empez¨® a prosperar, siguiendo los intereses comerciales de la Compa?¨ªa de las Indias Orientales y los vaivenes pol¨ªticos del Raj o Gobierno colonial. Al principio s¨®lo hab¨ªa all¨ª tres aldeas (una de ellas, Kalikata, proporcion¨® el nombre) y un gran r¨ªo, el Hooghly (Hugli en espa?ol), que sigue majestuoso y no muy claro de aguas atravesando la ciudad y dividi¨¦ndola en dos mitades, m¨¢s que separadas, opuestas. La orilla izquierda es la que no se visita, aunque el viajero que llegue en tren es la primera que pisar¨¢, y las zonas importantes de la rive droite se extienden todas en torno al gran parque conocido como el Maidan, donde est¨¢, camuflado para el viandante al ser hoy de uso gubernamental, el antiguo Fuerte William de las tropas inglesas.
Mirador hacia el r¨ªo
El Fuerte, los placenteros campos de hierba del parque, llenos los domingos de jugadores nativos de cricket, el grandioso pero relamido Memorial de la Reina Victoria, y una buena parte de la ciudad son, sin embargo, abarcables para quien, pidiendo el preceptivo y asequible permiso, suba a lo alto del monumento a Ochterlony, una columna de 48 metros de altura que ha perdido el nombre del prohombre en cuya memoria la erigieron los ocupantes en 1828, llam¨¢ndose ahora Minarete de Shahid. Como casi todo en Calcuta, su estilo es occidental, aunque tiene unos motivos turcos y hasta egipcios que lo hacen muy singular. Desde el mirador del minarete hay buenas vistas del r¨ªo, de la fea catedral neog¨®tica de San Pablo y del c¨¦ntrico barrio situado entre Chowringhee y Park Street, donde est¨¢n los centros de ocio, los mejores restaurantes y la mayor¨ªa de los hoteles recomendables.
Al noreste del Maidan se halla otra de las zonas m¨¢s vivas de la ciudad, alrededor de la gran plaza Dalhousie, donde destaca el bonito mamotreto victoriano del Writer's Building, que, pese a su nombre, no alberga salones literarios ni bibliotecas, sino sedes administrativas del Gobierno bengal¨ª. Andando o en rickshaw (en Calcuta, pese a la prohibici¨®n estatal, quedan muchos acarreados a pie por sus conductores), el paseante puede desde all¨ª acercarse a las animad¨ªsimas calles lindantes con la universidad (repletas de puestos de venta de libros viejos) y al palacio de M¨¢rmol, la joya arquitect¨®nica de la ciudad.
Este palacio, construido en 1835 por un magnate local, Raja Rajendra Mullick, se me antoja como la r¨¦plica anglo-india a la fantas¨ªa indo-china del Pabell¨®n Real de Brighton, mandado edificar 20 a?os antes por el pr¨ªncipe regente de Inglaterra y futuro rey Jorge IV.
Igual de extravagante, aunque menos refinado que el de Brighton (obra, al fin y al cabo, de un gran arquitecto, John Nash), el palacio de M¨¢rmol de Calcuta revela el sue?o mundano y acaparador de un Ciudadano Kane bengal¨ª que desde adolescente viaj¨® por toda Europa comprando -a veces se dir¨ªa que al peso- toneladas de objetos art¨ªsticos: mesas de lapisl¨¢zuli, aceros toledanos, espejos rococ¨®, l¨¢mparas de Murano y pinturas, infinidad de pinturas, algunas firmadas por Reynolds y Rubens. Todo ese bric-¨¤-brac se amontona en estancias muy imponentes aireadas por patios que siguen el modelo dom¨¦stico hind¨², y el conjunto formado por la mansi¨®n, los jardines y el peque?o zoo se visita sin que perdamos nunca de vista que aquello sigue siendo la residencia de los Mullick.
Los Tagore
Muy cerca del palacio de M¨¢rmol merece la pena echar al menos una ojeada a la casa familiar de los Tagore, toda una instituci¨®n pol¨ªtica y cultural muy determinante en el llamado Renacimiento de Bengala. El abuelo de Rabindranath fue el iniciador de lo que podr¨ªamos calificar de capitalismo nacionalista ilustrado, pero es evidente que el surco de reforma social y renovaci¨®n art¨ªstica (tanto literaria como musical) dejado por el premio Nobel del a?o 1913 fue duradero, llegando su influjo hasta otra de las grandes figuras de la cultura bengal¨ª del siglo XX, el director de cine y novelista Satyajit Ray. Ray es uno de los grandes cineastas de la historia, si bien conviene se?alar que, mucho antes del nacimiento de Bollywood y sus filiales regionales, Calcuta fue centro de producci¨®n y escenario de numerosas pel¨ªculas de calidad, no s¨®lo de Ray, sino tambi¨¦n de otros muy interesantes directores bengal¨ªes como Mrinal Sen, Buddhadeb Dasgupta o Shyam Benegal. El cine sigue siendo importante en el Estado, y al sur de Chowringhee llama la atenci¨®n el gran complejo que acoge la escuela de cine y la cinemateca. Por otro lado, Calcuta tiene seguramente el mejor museo de arte del continente, el Museo Indio, destartalado edificio cuya planta baja ofrece una apabullante colecci¨®n de esculturas de las distintas fases y regiones del pa¨ªs.
Los ingleses abandonaron Calcuta a su suerte en 1911, cuando la capitalidad del Raj fue trasladada a Delhi. De entonces data, seg¨²n los m¨¢s nost¨¢lgicos lugare?os, el comienzo de su decadencia, o al menos de su convulsa fama. Gobernada por la izquierda, sacudida por los frecuentes saltos de la guerrilla mao¨ªsta y el flujo masivo de refugiados de la cercana Bangladesh, saneada sin duda en los ¨²ltimos a?os (y parece innegable en ese sentido la labor de los centros de acogida de la Madre Teresa), Calcuta se distingue aliviadoramente en un pa¨ªs tan piadoso como la India por su predominio laico (apenas se ven templos de cualquier religi¨®n).
Y quiz¨¢ no es casual que el rinc¨®n para m¨ª m¨¢s sugestivo de la ciudad fuera un camposanto hoy sin uso ritual. Me refiero al cementerio de South Park Street, terreno de enterramiento para los residentes brit¨¢nicos s¨®lo en activo entre 1767 y 1830, cuando, al quedarse peque?o, se extendi¨® a un m¨¢s amplio y desangelado solar situado enfrente. El romanticismo del cementerio de South Park es genuino: sus hermosos mausoleos un tanto dilapidados parecen formar parte de un grabado neocl¨¢sico de Piranesi que el color local de un remoto Oriente hubiera iluminado con ¨¢rboles tropicales, aves cantoras y plantas arom¨¢ticas.
Consulta la Gu¨ªa de la India en EL VIAJERO
? Vicente Molina Foix es autor de El abrecartas (Anagrama), novela por la que recibi¨® en 2007 el Premio Nacional de Narrativa.
Gu¨ªa
C¨®mo ir- British Airways (www.britishairways.com; 902 111 333) tiene vuelos con una escala entre Madrid y Calcuta, a partir de 1.075,48 euros, tasas y suplementos incluidos. Tambi¨¦n desde Barcelona por id¨¦ntico precio.Visitas- Memorial de la Reina Victoria (www.victoriamemorial-cal.org). 1, Queen's Way. Abre todos los d¨ªas, salvo los lunes, de 10.00 a 17.00. La entrada cuesta 2,20 euros.- Museo Indio de Calcuta (www.indianmuseumkolkata.org). Jawaharlal Nehru Road. Abierto todos los d¨ªas, salvo los lunes, de 10.00 a 17.00 ( 16.30, de diciembre a febrero). Entrada 2,20 euros.- Palacio de M¨¢rmol. Muktaram Babu Street, 46 . Abre todos los d¨ªas, de 10.00 a 16.00, excepto los lunes y jueves. Entrada gratuita, aunque es necesario obtener un pase con 24 horas de antelaci¨®n en oficinas de turismo de India o de Bengala Occidental.- Cementerio de South Park Street. Situado entre Park Street y el extremo sureste de Cementery Road. Entrada gratuita.Informaci¨®nwww.incredibleindia.org.www.wbtourism.com.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.