Una roca en la arena
Sale del amplio despacho del nuevo edificio del Ayuntamiento con paso firme y la absoluta seguridad de que la van a abordar con frecuencia. Los primeros en hacerlo son dos chavales que escuchan rap y hacen break-dance en la amplia explanada p¨²blica:
-Alcaldesa, queremos que el Ayuntamiento nos ceda un local para ensayar.
Esperanza O?a Sevilla los desv¨ªa hacia el concejal de deportes. "Seguro que lo soluciona". Echa a andar por la Plaza de Espa?a. Tres se?oras la abordan, la besan y la animan. Una anciana, al cuidado de una inmigrante latina, la saluda, la besa y la felicita. En el cercano Parque del Sol, tres se?oras m¨¢s le prometen que se empadronar¨¢n. Paseo triunfal. Posa ante el monumento al Bosque del Arco Iris. Con profesionalidad. Sonr¨ªe a la c¨¢mara. Sabe lo que hace.
"La misi¨®n de un m¨¦dico es salvar vidas, no terminar con ellas"
"Me qued¨¦ sola. Si no hubiera tenido car¨¢cter, qu¨¦ habr¨ªa sido de mis hijos"
Y uno entiende por qu¨¦ esta mujer de 50 a?os, melena rubia, esbelta figura embutida en un estrecho vestido que deja sus hombros al aire, abandon¨® la medicina y se cas¨® con la pol¨ªtica.
-Un d¨ªa ves que tu vida est¨¢ llena de una cosa, la pol¨ªtica, y que no tienes tiempo para hacer la otra, la medicina.
Ese d¨ªa fue poco antes de las elecciones municipales de 1987. El d¨ªa en que introdujo una nota escrita a mano por debajo de la puerta de la sede del PP en Fuengirola, que dec¨ªa: "Me llamo Esperanza O?a Sevilla. He venido tres veces y no hay nadie. As¨ª no ganaremos nunca".
La llamaron al d¨ªa siguiente. Entr¨® en el comit¨¦ ejecutivo local y fue elegida concejala. Cuatro a?os m¨¢s tarde, en 1991, ya era alcaldesa. Hasta hoy.
?As¨ª de f¨¢cil se llega a dirigir una ciudad de 70.000 habitantes durante 17 a?os, a ser diputada provincial, regional y nacional, destacada dirigente regional y portavoz en el Parlamento del principal partido de la oposici¨®n?
No s¨®lo. De entrada, mantiene el pueblo tan aseado que la Asociaci¨®n T¨¦cnica para la Gesti¨®n de Residuos y Medio Ambiente (Ategrus) la ha premiado con una escoba de plata y otra de oro. Adem¨¢s, Fuengirola parece una isla en el oc¨¦ano de corrupci¨®n urban¨ªstica que azota la Costa del Sol.
Esperanza O?a logr¨® todo eso porque nunca dio nada por perdido. Jam¨¢s da un paso atr¨¢s. No cede. No abandona. No se inmuta. Es una roca.
Hasta iniciar su carrera pol¨ªtica, la biograf¨ªa de esta sevillana contiene los ingredientes b¨¢sicos de una joven de clase media, padre funcionario del Cuerpo Superior de Polic¨ªa, que se educ¨® en un colegio de monjas para ni?as y estudi¨® COU en uno mixto de jesuitas.
-?Qu¨¦ sinti¨® al pasar de un colegio de ni?as a uno mixto?
Afirma que nada. ?Ni siquiera sufri¨® un primer romance juvenil? Concede:
-Bueno, te fijas en los ni?os, si son guapos o no. Pero eso es normal, ?no?
Defiende la educaci¨®n mixta. "La sociedad lo es; y cada vez m¨¢s igualitaria". Si se le dice que en algunos sectores conservadores se ha planteado el debate de separar por sexos a los ni?os en la escuela, replica: "Conozco a gentes del PSOE que tienen a sus hijos en colegios del Opus".
A los 24 a?os se encuentra con una licenciatura en medicina, casada con otro m¨¦dico y un pasaje para Venezuela, pa¨ªs donde hab¨ªa nacido su marido. Intentan convalidar el t¨ªtulo. Pero las trabas son mayores que los beneficios. Vuelven a Espa?a. En Fuengirola, sus suegros tienen una casa. Comienza la segunda parte de la vida de Esperanza O?a.
Nace el primero de sus dos hijos, cuyos retratos ocupan un lugar destacado en su despacho, junto a las fotos de ella con Aznar, de ella con Rajoy, de ella con un joven Arenas. Trabaja en la medicina privada.
-?Como m¨¦dica, qu¨¦ opina sobre la propuesta socialista de legislar el derecho a una muerte digna en el Parlamento andaluz?
-Nadie puede estar en contra de una muerte digna. La discrepancia podr¨ªa estar en qu¨¦ entendemos por muerte digna.
?Qu¨¦ entiende ella?: "La misi¨®n de un m¨¦dico es salvar vidas, no terminar con ellas. Tampoco comparto el sufrimiento innecesario. Entre ambos hay un recorrido espinoso, dif¨ªcil de legislar. Vamos a ver qu¨¦ proponen".
A los diez a?os de casada, Esperanza se divorci¨®. La nueva secretaria general del PP, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, es madre soltera. La portavoz en el Congreso, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, est¨¢ casada por lo civil. ?El concepto de familia de esta nueva generaci¨®n de mujeres dirigentes del PP es distinto al de sus antecesores?
-El concepto de familia es hoy distinto al de hace 40 a?os. Soy una mujer de mi tiempo. Si la izquierda espa?ola no tuviera tantos estereotipos, las cosas le ir¨ªan mucho mejor a este pa¨ªs. Eso de que porque seas del PP te achaquen una serie de obligaciones morales, me parece injusto.
Una mujer de su tiempo y con car¨¢cter que luch¨® para sacar adelante a sus hijos. "Me qued¨¦ sola con dos ni?os peque?itos, y si no hubiera tenido car¨¢cter, no s¨¦ que habr¨ªa sido de mi familia". Pero rechaza que car¨¢cter fuerte signifique mal car¨¢cter. "No recuerdo haberme peleado, ni haberle faltado el respeto nunca a nadie".
Sus intervenciones p¨²blicas, en el Parlamento o en el programa radiof¨®nico La Ventana (SER), son en ocasiones de extremada dureza y agresividad. Impresi¨®n que no comparte en absoluto.
-M¨¢s que dura soy contundente. A nosotros, los del PP, nos han llamado lo peor: asesinos. Y cuando nos expresamos con contundencia, dicen que es duro. Sin embargo, llamarnos asesinos es de dem¨®cratas.
Apasionada del arte rom¨¢nico. ?Una clave de su personalidad?
-Me resulta m¨¢s interesante que lo que tenemos en nuestra tierra, todo ese barroco, la herencia ¨¢rabe.
La contundencia de la recia piedra castellana frente al amaneramiento ar¨¢bigo-andaluz. Al cerrar la libreta de notas, la letra de una canci¨®n se instala en mi cerebro: I am a rock. Soy una roca. And a rock feels no pain. Y la roca no siente dolor. And an island never cries. Y una isla nunca llora.
Paul Simon deb¨ªa estar so?ando con una Esperanza O?a cuando escribi¨® esta canci¨®n. Una roca en la arena de la Costa del Sol.
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