Eterna Cenicienta

Tras una discreta velada en el foyer -dos ¨®peras de c¨¢mara de Leonardo Balada, en un montaje no demasiado afortunado-, el Teatro del Liceo ofrece la segunda y ¨²ltima cita de la temporada con la m¨²sica catalana, eterna Cenicienta de su programaci¨®n: un concierto en la sala grande con escenas de una ¨®pera de Felip Pedrell jam¨¢s representada, La Celestina (1903), y una obra maestra de su disc¨ªpulo Robert Gerhard, La pesta, cantata para narrador, coro y orquesta basada en la novela hom¨®nima de Albert Camus, estrenada en 1964 en Londres por encargo de la BBC y ofrecida ahora con enorme acierto en una inspirada traducci¨®n al catal¨¢n de Narc¨ªs Comadira. Dado su inter¨¦s, no se comprende la cicater¨ªa del Liceo al no incluir la oportuna traducci¨®n en el programa de mano.

Los fragmentos de La Celestina, un encargo de 1902 que jam¨¢s subi¨® a escena, permiten calibrar la filiaci¨®n wagneriana de Pedrell en el color orquestal y la h¨¢bil integraci¨®n de ritmos y temas populares como base de un nacionalismo musical que cre¨® escuela. Interesante, pues, esta recuperaci¨®n parcial, bien dirigida por Antoni Ros Marb¨¤. Excelente actuaci¨®n de la mezzosoprano Marina Rodr¨ªguez-Cus¨ª, que otorga al papel titular su justo relieve vocal y teatral. En un nivel m¨¢s discreto quedan el resto de las voces. Por pura desidia, no consta en el programa de mano el papel o papeles asumidos por cada cantante.

La versi¨®n de la sobrecogedora cantata de Gerhard tuvo como impecable narrador al actor Josep Maria Pou, sobrio y exquisito en los matices de una parte clave en una obra que mueve los resortes dram¨¢ticos del mejor arte radiof¨®nico. En la endiablada y exigente escritura coral y orquestal rindieron a buen nivel el Coro Madrigal y las masas estables del Liceo, dirigidos por Ros Marb¨¤ con especial atenci¨®n a las impresionantes atm¨®sferas de una narraci¨®n musical que retrata el texto de Camus sin concesiones melodram¨¢ticas. El concierto se repite el pr¨®ximo 8 de julio (20.00 horas).