Mas fracasa en su intento de sortear el debate soberanista en el congreso de CDC
La direcci¨®n se escuda en el valor aglutinador de la "casa grande del catalanismo"
Artur Mas se juega su credibilidad y consistencia como l¨ªder en el pr¨®ximo congreso de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica (CDC), que empieza este viernes. Nadie cuestiona que siga encabezando el partido, pero es el discurso de la formaci¨®n nacionalista el que pende de un hilo. La amenaza radica en que el debate identitario monopolice el c¨®nclave y se diluya el discurso m¨¢s program¨¢tico de una formaci¨®n alejada del poder y que quiere aparecer como alternativa. Y este temor es compartido por varios dirigentes convergentes. El portavoz de CDC, David Mad¨ª, asegura que para tapar cualquier deriva radical, la propuesta de "casa grande del catalanismo" pasar¨¢ por encima de algunas enmiendas independentistas. Se trata de aglutinar al cuerpo electoral, "sean soberanistas, de izquierdas o liberales, es m¨¢s de todo", sostiene.
"La Casa Grande no es la receta de la Coca Cola", indica un dirigente de CDC
A pesar de que la direcci¨®n se esfuerza en soslayar esta cuesti¨®n, lo cierto es que a¨²n se mantienen vivas algunas enmiendas que persiguen que CDC se declare independentista y otras que apremian a la consecuci¨®n de un Estado propio. Diversos dirigentes consultados advierten: "Si el tema del congreso acaba siendo si somos m¨¢s o menos independentistas, la habremos fastidiado". Y a?aden con cierta sorna que "la casa grande no es la receta de la coca-cola, de momento". Los cuadros consultados, m¨¢s all¨¢ de la receta oficial que publicita el portavoz David Mad¨ª, admiten preocupaci¨®n por que se instale el debate soberanista en el congreso. Estos miembros convergentes, todos ellos con responsabilidades de partido, asumen que otors elementos del discurso van qued¨¢ndose atr¨¢s, para su desaz¨®n. Un ejemplo es la pol¨ªtica de inmigraci¨®n que se debatir¨¢ en el c¨®nclave y que pasa por la propuesta del "contrato con Catalu?a". El discurso econ¨®mico tambi¨¦n preocupa a algunos dirigentes, ya que "se ha conseguido que el gur¨² de la econom¨ªa en CiU sea Josep S¨¢nchez Llibre", diputado de Uni¨® en el Congreso.
Incluso desde los ¨¢mbitos m¨¢s soberanistas se ha hecho una llamada a la calma y a la moderaci¨®n. "Tenemos que vender que estamos preparados para gobernar", asegura un diputado de corte independentista, que agrega que es el momento de "recuperar credibilidad ante el electorado". Este ¨²ltimo elemento ha sido clave en el discurso de uno de los cr¨ªticos con el estilo de la direcci¨®n, el alcalde de Sant Cugat del Vall¨¨s, Llu¨ªs Recoder, que propugna recuperar la centralidad pujolista y dejarse de debates con ERC y apuntar a la hegemon¨ªa del PSC.
El mismo Mas ya dijo que la apuesta de Esquerra Republicana por el tripartito refuerza a Converg¨¨ncia como referente catalanista. A pesar de ello, algunos cuadros convergentes coinciden en que "hay que mantener un horizonte nacional abierto". Pero Converg¨¨ncia debe mantener la marca de la casa, es decir, la calculada ambig¨¹edad en la que muy h¨¢bilmente supo nadar Jordi Pujol. "El derecho a decidir tiene que ver con la gradualidad, que siempre ha defendido CDC", asume un pujante dirigente.
El 20 de noviembre pasado Artur Mas pronunci¨® una conferencia centrada en la cuesti¨®n del derecho a decidir, pero no basada en la autodeterminaci¨®n sino que la relacionaba con elementos concretos, como la financiaci¨®n auton¨®mica y la gesti¨®n de las grandes infraestructuras. A eso hay que sumar la "casa grande" para tratar de diluir el debate soberanista.
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