?Es carnaval?

Los pronunciamientos para subvertir el orden pol¨ªtico fueron costumbre en el XIX y, aunque algo evolucion¨® la tosquedad del rito en el siglo pasado, estas algaradas hab¨ªan ca¨ªdo en desuso hasta que el PP valenciano las recuper¨®, acaso como parte de sus or¨ªgenes. Recu¨¦rdese a Alejandro Font de Mora, el conseller forense, alterando en aquellas v¨ªsperas navide?as el ocio de cuantos leales pac¨ªan en la Loca Academia de la Lengua. Habida cuenta de que para imponer el capricho en este p¨¢ramo nunca hizo falta el concurso de tropas uniformadas, el r¨¦gimen de Francisco Camps ha promovido otro episodio chusco, con el objetivo puesto en la instituci¨®n del S¨ªndic de Greuges. Tocada y hundida. En vista de que do?a Emilia Caballero no rend¨ªa la plaza, el marido de la peluquera, digo de la consellera, asumi¨® el mando. Carlos Morenilla estaba que se nombraba encima y no pod¨ªa esperar a que las Cortes barnizaran el apa?o. En ¨¦poca de carnaval nadie pierde la esperanza de disimular sus convicciones.

La fiesta tambi¨¦n se vive en el Consejo General del Poder Judicial, pues algo tiene que ver tan remota instituci¨®n en las escandalosas vicisitudes que demoran el caso Fabra. Ya se percibe que la falta de vocaciones no s¨®lo afecta al clero c¨¦libe y al periodismo en extinci¨®n. De la ¨²ltima remesa de jueces, ninguno quiere destino en Nules ?Son al¨¦rgicos al azulejo? El gobierno de los jueces lo tiene f¨¢cil: que citen, uno por uno, al casi centenar de nuevos togados (y togadas). Empiecen por el primer apellido y la letra a: Fulanito de tal, a Nules. ?No? Pues a Fernando P¨®o, o regrese usted a selectividad y piense qu¨¦ quiere ser de mayor. La siguiente, ?tampoco quiere Nules? Pues a Malabo o vuelva a la casilla de salida. Y as¨ª hasta la zeta. Antes de las tormentas de agosto quedaba visto para sentencia el sumario, para tranquilidad de don Carlos, que a estas alturas debe estar como santa Teresa, que vivo sin vivir en m¨ª, y tan alta vida espero, que muero porque no muero... de risa, claro, que es carnaval. Fiesta grande, asimismo, en La Vila Joiosa, donde esa espectacular infracci¨®n urban¨ªstica del hotel Atrium, perpetrada con las complicidades pertinentes y cuya sanci¨®n de 12 millones de euros iba a ser ejemplarizante, qued¨® en nada, gracias tambi¨¦n a las complicidades pertinentes y a la impunidad que garantiza el clima lascivo del lugar, que as¨ª se justificaba la ausencia de argumento en las viejas pel¨ªculas de tetas y culos. Ap¨²ntese en el cap¨ªtulo de grandes eventos la operaci¨®n de acoso y derribo contra Paqui Viciano, ex alcaldesa de D¨¦nia. V¨ªa libre para enladrillar, todav¨ªa m¨¢s, ese pedazo de litoral. Si hubiese guillotina -y no en sentido figurado-, los primeros de la fila deber¨ªan ser los pr¨®ceres del PSOE valenciano que avalaron al tr¨¢nsfuga en esa candidatura. H¨¢ganse p¨²blicas las identidades de tan expertos ojeadores, antes de retirarles incluso el saludo. En medio de tanta farsa, una nota de autenticidad: la abundancia de urinarios que jalonar¨¢n la Valencia de la F¨®rmula uno. El paisaje de aliviaderos expresa el verdadero sentido de la capital del mundo mundial: ?Todo por la pr¨®stata!