Censo de la verg¨¹enza
El acoso a los gitanos en Italia deja en evidencia a la Uni¨®n Europea
Las autoridades italianas han comenzado a elaborar el censo Maroni, aprobado en mayo por el Gobierno de Berlusconi tras el incendio intencionado de los campamentos de gitanos en varias ciudades italianas. Fue entonces cuando se concedieron poderes especiales a los gobernadores de Mil¨¢n, N¨¢poles y Roma para atender la denominada emergencia gitana. Esta medida de excepci¨®n no ten¨ªa como objetivo esclarecer los ataques a los campamentos y poner ante la justicia a sus responsables. La emergencia gitana era, en realidad, el eufemismo acu?ado por el Ejecutivo de Berlusconi para adoptar disposiciones e iniciativas ad hoc contra las v¨ªctimas de los incendios.
Bajo la direcci¨®n del ministro del Interior, Roberto Maroni, el censo iniciado esta semana pretende incorporar a todos los gitanos residentes en el pa¨ªs, incluidos los menores, con independencia de su nacionalidad. No se trata s¨®lo de una medida xen¨®foba, sino de algo m¨¢s grave, puesto que se apoya en la xenofobia para encubrir el racismo, y viceversa: la mayor¨ªa de los gitanos que ser¨¢n registrados en este listado gubernativo son italianos con todos sus derechos a los que, de pronto, se trata como extranjeros en su propio pa¨ªs, equipar¨¢ndolos a los gitanos de otras nacionalidades. A unos y a otros se les somete, adem¨¢s, a un trato discriminatorio, y no exento de vejaciones, en raz¨®n de su origen.
El Gobierno de Berlusconi ha traspasado uno de los l¨ªmites irrenunciables del Estado de derecho mediante una f¨®rmula jur¨ªdica peligrosa. No es que est¨¦ atentando contra la igualdad ante la ley aplic¨¢ndola de forma distinta a un grupo de ciudadanos, es que ha consagrado a los gitanos una ley diferente de la que el Estado aplica al resto de los italianos. Constituye un escarnio del sistema democr¨¢tico la explicaci¨®n del ministro Maroni, en el sentido de que se busca dar mayores garant¨ªas a las personas inscritas en este censo, que incluye sus huellas dactilares adem¨¢s de casillas con r¨²bricas como "etnia" y "religi¨®n".
La inquietante deriva del Gobierno de Berlusconi deja en evidencia a la Uni¨®n Europea. Por una parte, ¨¦sta no ha sido capaz de expresar m¨¢s que su "descontento" ante la violaci¨®n flagrante de los principios del Estado de derecho por parte de uno de sus miembros: por menos de esto, el Gobierno austriaco fue puesto en cuarentena hace a?os por abrir sus puertas al xen¨®fobo Partido de la Libertad, de J?rg Haider. Pero, por otra parte, las iniciativas de Berlusconi y su Ejecutivo demuestran hasta qu¨¦ punto resulta inviable acordar con ¨¦l ciertas materias en el seno de la UE, como la inmigraci¨®n. La pretensi¨®n de encontrar una pol¨ªtica europea a la medida de Gobiernos dispuestos a respetar el sistema democr¨¢tico y Gobiernos que no lo hacen s¨®lo puede conducir a violarlo alegremente todos juntos.
La Uni¨®n Europea, una ambici¨®n inspirada por la justicia y el derecho, est¨¢ dando un triste ejemplo y perdiendo en esta deriva el alma que le ha dado sentido en sus 50 a?os de historia.
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