Ideas para una econom¨ªa de izquierdas
El t¨ªtulo del art¨ªculo promete m¨¢s de lo que puedo ofrecer. No creo que sea capaz en poco m¨¢s de 5.000 espacios ni siquiera de asomarme a tama?o empe?o. Pero, las conclusiones del reciente congreso del PSOE me incitan a dialogar con la nueva y ambiciosa fundaci¨®n IDEAS (Igualdad, Derechos, Ecolog¨ªa, Acci¨®n, Solidaridad), que preside Jes¨²s Caldera, para que puedan empezar a desplegarse iniciativas que concreten las diferencias entre una econom¨ªa de derechas y una econom¨ªa de izquierdas. El presidente Rodr¨ªguez Zapatero puso un especial ¨¦nfasis en distinguir entre alternativas econ¨®micas para afrontar la crisis, y sugiri¨®, sin concretar, que el Gobierno socialista no har¨¢ lo mismo que har¨ªa un gobierno de derechas ante la compleja situaci¨®n actual. Pues estoy plenamente dispuesto a contribuir a ello, aunque (como dec¨ªa Soledad Gallego hace unos d¨ªas refiri¨¦ndose al congreso socialista) no he visto en las ponencias muchos elementos que sugieran grandes cambios en relaci¨®n con lo que se ha venido haciendo hasta ahora.
Percibimos la riqueza, pero tambi¨¦n el enorme grado de pobreza y exclusi¨®n que nos rodea
Mi modesta propuesta se concreta en reforzar todo lo que se pueda la econom¨ªa social y cooperativa en este pa¨ªs, como una v¨ªa para enraizar y estabilizar las iniciativas ya existentes, y para promover e impulsar nuevas propuestas al respecto. Estamos en momentos en que crece la percepci¨®n que no ha habido nunca tanta riqueza disponible, y que al mismo tiempo nos sobra informaci¨®n sobre el enorme grado de pobreza y exclusi¨®n que nos rodea. Asimismo, somos tambi¨¦n m¨¢s conscientes que nunca de los l¨ªmites que el actual modelo de desarrollo tiene planteados desde el punto de vista ambiental. Los principios inspiradores de nuestro sistema econ¨®mico generan individualismo y enfrentamiento, a partir de una competitividad que se ha convertido en un principio absoluto, aut¨®nomo y con existencia propia. Dec¨ªa Hayek que la sociedad es un conjunto de individuos "que compiten entre s¨ª por la posesi¨®n de los bienes disponibles". Es precisamente esta centralidad de la competitividad la que sit¨²a a la cooperaci¨®n y la solidaridad en el otro polo de la ecuaci¨®n. La voluntad y capacidad de construir otra econom¨ªa debe basarse tambi¨¦n en poner de relieve esa contradicci¨®n y reivindicar la democratizaci¨®n econ¨®mica.
Es en este sentido que los principios del cooperativismo y de la econom¨ªa social alcanzan nuevos relieves. Como sabemos, una cooperativa agrupa a personas que, de manera voluntaria, tratan como grupo de satisfacer sus necesidades econ¨®micas, sociales y culturales, y lo hacen aceptando la plena gesti¨®n democr¨¢tica de la organizaci¨®n y la propiedad conjunta. Es en este contexto en el que los valores de autoayuda, autorresponsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad, toman una dimensi¨®n relevante y apuntan a formas de convivencia muy alejadas de las que fundamentan esta "sociedad de mercado". Cuando hablamos de econom¨ªa social entendemos una forma de ver la empresa que, sin renunciar a la eficacia profesional y a la rentabilidad empresarial, pensamos que tiene como valores principales la primac¨ªa de las personas sobre el capital, la gesti¨®n participativa y democr¨¢tica, el compromiso de las personas con la ciudadan¨ªa activa y su implicaci¨®n con la comunidad, la solidaridad, la responsabilidad social y el desarrollo sostenible. Y es significativa la preocupaci¨®n por generar y asegurar empleo de calidad, que ocupa un papel muy importante en el desarrollo local y la cohesi¨®n social.
Deber¨ªamos afrontar las crecientes dificultades de creaci¨®n y mantenimiento del empleo en los sectores m¨¢s vulnerables a la crisis, para aprovechar con m¨¢s fuerza la capacidad de contrataci¨®n p¨²blica. El pasado 2 de junio, el Gobierno vasco aprob¨® una resoluci¨®n (BOPV de 19 de junio) en la que se cumpl¨ªa una recomendaci¨®n del Parlamento Vasco del a?o anterior en la que se instaba al Ejecutivo para que "utilizara la contrataci¨®n p¨²blica como un eficaz instrumento contra la exclusi¨®n social". En la mencionada resoluci¨®n se concretan las llamadas cl¨¢usulas sociales que incorporar en la licitaci¨®n p¨²blica. Estas cl¨¢usulas se pueden definir como la inclusi¨®n de ciertos criterios en los procesos de contrataci¨®n en virtud de los cuales se incorporan al contrato aspectos de pol¨ªtica social como requerimiento previo (criterio de admisi¨®n), como elemento de evaluaci¨®n (puntuaci¨®n) o como obligaci¨®n (exigencia de ejecuci¨®n). De hecho, la Uni¨®n Europea ha instado a ello repetidas veces, ya que "el principio de igualdad permite el tratamiento desigual ante situaciones de hecho desiguales" y "la actuaci¨®n de los poderes p¨²blicos para poner remedio a la situaci¨®n de determinados grupos sociales en innegable desventaja en el ¨¢mbito laboral no puede considerarse vulneradora del principio de igualdad" (sentencias del Tribunal Europeo).
En la revisi¨®n del Acuerdo Estrat¨¦gico para la Competitividad y la Inclusi¨®n Social ratificado hace unos d¨ªas por el Gobierno de la Generalitat y los agentes sociales se menciona la necesidad de reforzar el uso de cl¨¢usulas sociales en la contrataci¨®n p¨²blica. Nos gustar¨ªa comprobar que esa declaraci¨®n se concreta y empieza a ponerse en vigor. Nuestras percepciones son que por el momento, en la mayor¨ªa de ocasiones, ante dos ofertas en relaci¨®n con un mismo servicio, acaba d¨¢ndose prioridad al criterio de eficiencia, lo cual simplifica notablemente el debate y lo aleja de los valores que aqu¨ª defendemos. Convendr¨ªa empezar a hacer estudios sobre el coste que supondr¨ªa para las administraciones p¨²blicas el que dejaran de existir ciertas empresas de reinserci¨®n, cooperativas que agrupan personas en riesgo de exclusi¨®n o entidades del tercer sector, y as¨ª poco a poco completar¨ªamos el principio de eficiencia en la gesti¨®n p¨²blica, e ir¨ªamos pasando de las ideas a los hechos.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB
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