Maniobras de verano
Los primeros calores del verano han pillado a los partidos pol¨ªticos de maniobras. Son d¨ªas de congresos, en que se re¨²ne a una representaci¨®n de los militantes para poner a la tropa en situaci¨®n de revista cara al pr¨®ximo futuro. Con las excepciones de rigor, podr¨ªamos decir que los congresos pol¨ªticos se dividen en dos: los que se celebran estando en el poder, en que predominan las unanimidades y las adhesiones inquebrantables al l¨ªder que ha hecho posible el goce supremo; y los que se celebran estando en la oposici¨®n, en que abundan las refriegas, los damnificados y los resentimientos. De ambas categor¨ªas de congresos se pueden desprender dos reglas b¨¢sicas: primera, que en pol¨ªtica el principal enemigo est¨¢ en casa; segunda, que en los partidos pol¨ªticos la calidad democr¨¢tica deja bastante que desear, bajo el control del poder org¨¢nico y del poder carism¨¢tico.
Mientras los barones populares ganan fuerza, los del PSOE pierden presencia
Sin embargo, en esta temporada congresual, que hace de puente entre la campa?a electoral (con sus vencedores y vencidos) y un oto?o, vestido de crisis, que se anticipa caliente, ha habido una coincidencia entre los dos grandes partidos que no puede pasar desapercibida: el motivo estrella de sus congresos ha sido el relevo generacional y la promoci¨®n de mujeres j¨®venes, competentes y sin complejos. Por orden de aparici¨®n, el primer congreso ha sido el del PP y la renovaci¨®n de personas no ha sorprendido a nadie porque llevaba toda una legislatura luchando con el pesado lastre de los residuos del aznarismo. Pero el PSOE ven¨ªa de la dulce siesta que sigui¨® a su victoria electoral, momento, por tanto, propicio para la aclamaci¨®n de los vencedores. Y, sin embargo, Zapatero ha impuesto el mismo frenes¨ª renovador que sus rivales perdedores. Ya lo hizo con la formaci¨®n de Gobierno, en la que de nada sirvi¨® formar parte del n¨²cleo original de leales del presidente.
Quiz¨¢s la respuesta a tanta mudanza de personal sea m¨¢s simple de lo que parece: a falta de propuestas para renovar las ideas, resulta m¨¢s f¨¢cil renovar las personas. Y m¨¢s en tiempo de crisis econ¨®mica, en que los malabarismos ideol¨®gicos pueden salir costosos. En vez de propuestas nuevas, personas nuevas. Al fin y al cabo, no hay ideas sin personas. Y en la sociedad de la imagen, un rostro nuevo puede resultar m¨¢s efectivo que cien resoluciones de un congreso. Despu¨¦s, las personas tendr¨¢n que demostrar que son lo que se ha pretendido que representen. El objetivo del PP era el viaje al centro. Evidentemente, se corren muchos m¨¢s kil¨®metros hacia este extra?o conjunto, vac¨ªo ideol¨®gicamente pero repleto pol¨ªticamente, sustituyendo a Eduardo Zaplana por Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa o a ?ngel Acebes por Dolores de Cospedal, que con todas las resoluciones del congreso del PP. Del mismo modo, la promoci¨®n de Leire Paj¨ªn es un gui?o a la izquierda m¨¢s eficaz que los modestos ejercicios de laicismo vergonzante a los que se ha dedicado el congreso del PSOE.
Los c¨®digos de la comunicaci¨®n son m¨¢s crueles de lo que sus actores piensan. Los rostros se queman r¨¢pidamente si no conjugan adecuadamente las palabras y los hechos. V¨¦ase Nicolas Sarkozy o Joan Laporta, dos casos, dignos de estudio, de c¨®mo dos estrellas medi¨¢ticas pueden carbonizarse en tiempo r¨¦cord. Para poner un ejemplo: cuando De Cospedal se apunta sin rubor a las viejas maneras, diciendo impunemente que G¨¦nova "no impuso a nadie para el PP catal¨¢n", un espectro aparece detr¨¢s de ella, Acebes. La cuesti¨®n es: ?el relevo incesante de personas se convertir¨¢ en una nueva regla de la pol¨ªtica, fruto de las exigencias de los medios de masas en un mundo acelerado y de la dificultad de levantar ideas y proyectos atractivos para los ciudadanos, o es un hecho coyuntural atribuible a la necesidad de responder pol¨ªticamente a la emergencia social de la mujer?
Por otra parte, mientras en el PP los barones regionales han adquirido m¨¢s fuerza que nunca, a la hora de formar la ejecutiva socialista los barones han perdido presencia. Creo que es el fruto de la combinaci¨®n de tres elementos: el PP tiene una organizaci¨®n madrile?a fuerte y ambiciosa, y sus barones tienen que defenderse de Madrid; el PSOE la tiene d¨¦bil. El PP tiene un liderazgo d¨¦bil, los barones le sostienen; el PSOE tiene un liderazgo asentado y fuerte, los barones a sus baron¨ªas. El PP no tiene organizaciones capaces de tratar de t¨² a t¨² al partido ni en Catalu?a ni en el Pa¨ªs Vasco. El PSOE, s¨ª: el PSC y la Federaci¨®n Andaluza, con capacidad para pisar fuerte. La temporada de maniobras est¨¢ a punto de terminar, la batalla empieza en septiembre.
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