Los pa¨ªses emergentes arremeten contra el G-8
Pek¨ªn encabeza el clamor contra las trabas comerciales
El presidente chino, Hu Jintao, fue directo al grano. En su discurso de ayer ante el G-8 en Toyako (Jap¨®n) no habl¨® ni de cambio clim¨¢tico ni del tipo de cambio del yuan que tanto preocupa a Occidente, sino de trabas comerciales, de subsidios agr¨ªcolas y de falta de sinceridad y solidaridad por parte de los ricos.
China e India desinflan el plan para recortar emisiones de CO2
"Todos los pa¨ªses y en especial los m¨¢s industrializados deben demostrar un verdadero compromiso en las negociaciones de la Ronda de Doha [de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio, OMC]. Deben eliminar las barreras comerciales, ser flexibles a la hora de abordar temas como la rebaja de los subsidios agr¨ªcolas, ser m¨¢s considerados con los pa¨ªses en desarrollo y dar acceso libre a sus mercados a los Estados m¨¢s pobres", enfatiz¨® Hu en su discurso en la ¨²ltima jornada de la cumbre de Toyako.
Las palabras de Hu son las de las cinco grandes potencias emergentes (China, India, Brasil, M¨¦xico y Sur¨¢frica) que ayer se reunieron con el G-8 (EE UU, Canad¨¢, Rusia, Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y Jap¨®n). El quinteto respald¨® con reservas el plan presentado el martes por los ricos para reducir a la mitad las emisiones de gases contaminantes para 2050. Han coincidido con el G-8 en que hay que hacer "profundos recortes", pero no han acordado ning¨²n calendario espec¨ªfico.
El grupo de los cinco reconoce que la lucha contra la contaminaci¨®n es crucial, pero insiste en que lo urgente es abordar una crisis de la energ¨ªa y los alimentos que puede condenar a la hambruna a m¨¢s de 800 millones de personas y hasta desatar enfrentamientos civiles y guerras en casi medio centenar de pa¨ªses.
El G-8 ha declarado estar "profundamente preocupado" por las crisis y ha optado por desembolsar m¨¢s de 6.000 millones de euros para que la ONU reparta comida entre m¨¢s de 70 millones de personas. Pero aparte de esta medida paliativa, el club de los ricos fue incapaz de proponer medidas concretas para impulsar la producci¨®n agr¨ªcola mundial.
En su declaraci¨®n, el G-8 ha arremetido contra toda forma de proteccionismo. Sin embargo, no se sabr¨¢ si lo que el club escribe con la mano lo borra con el pu?o hasta la reuni¨®n del 21 de julio de la OMC en Ginebra, donde deben acabar siete a?os de negociaciones para ampliar la liberalizaci¨®n del comercio internacional.
El primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, asegur¨® ayer que hab¨ªa hablado con el presidente brasile?o, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, y que ¨¦ste le hab¨ªa asegurado que ten¨ªa toda la voluntad pol¨ªtica para alcanzar un acuerdo en la OMC en los pr¨®ximos d¨ªas. Tambi¨¦n dijo haber conversado con el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy -defensor del proteccionismo agr¨ªcola de la Uni¨®n Europea-, sobre las ventajas que supondr¨¢ la conclusi¨®n de la Ronda de Doha para las empresas de la UE.
La clave para que prospere el acuerdo es que las potencias emergentes acepten abrir m¨¢s sus mercados -s¨®lo China e India suman 2.400 millones de personas y multiplican su gente rica cada a?o- a los productos manufacturados e inversiones europeas y estadounidenses a cambio de que ¨¦stos eliminen los sistemas de ayuda agr¨ªcolas. Brown tambi¨¦n asegur¨® que el G-8 conf¨ªa en que muchos grandes exportadores de petr¨®leo incrementar¨¢n su producci¨®n para frenar la escalada de los precios del crudo, que adem¨¢s de perjudicar en general a la econom¨ªa mundial socava la producci¨®n agraria porque encarece los fertilizantes.
Lo que se exige del G-8 es que solucione las dos grandes crisis mundiales y, parad¨®jicamente, son los mismos problemas que dieron origen al club de los ricos. El G-8 (inicialmente lo compon¨ªan seis pa¨ªses, Canad¨¢ y Rusia se sumaron m¨¢s tarde) fue creado en 1975 para hacer frente a la primera crisis petrolera provocada por el embargo ¨¢rabe a los aliados de Israel en 1973 y para buscar soluciones a la escasez de alimentos tras el boom demogr¨¢fico de los sesenta. Desde la primera reuni¨®n en Francia hasta la de Ottawa, en 1981, el grupo fue capaz de impulsar una nueva era petrolera con m¨¢s empresas y proyectos en el sector y la primera "revoluci¨®n verde" (uso masivo de tecnolog¨ªa agr¨ªcola, fertilizantes y semillas gen¨¦ticamente reforzadas).
El mundo no esperaba menos casi 30 a?os despu¨¦s. "El G-8 no ha estado a la altura del desaf¨ªo que supone la actual crisis de un planeta que demanda acciones serias. Deben demostrar su liderazgo en la reuni¨®n de emergencia sobre pobreza convocada por la ONU para septiembre", concluye Jeremy Hobbs, director ejecutivo de Oxfam. Tal vez incluso hasta haya que esperar a la pr¨®xima cumbre del G-8 en Cerde?a, el a?o que viene.
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