'Mobbing' en la calle Vallespir
La due?a demanda a sus inquilinos por ruina de la finca
Dos pancartas penden desde hace d¨ªas de la finca del n¨²mero 25 de la calle de Vallespir, a un tiro de piedra de la estaci¨®n de Sants. "Aqu¨ª ens fan mobbing", se lee en una. Y la otra reza: "Aquesta finca no est¨¤ en ru?nes". Y, bajo esta frase, aparece dibujada una barra de pan. Todo el mundo entiende el mensaje en el barrio. Los vecinos afectados, muchos jubilados, est¨¢n pasando un calvario porque la due?a, N¨²ria Puigpelat, una de las hijas de Isidre y Paqui, los panaderos que ten¨ªan el horno en los bajos, quiere que se d¨¦ por perdida la finca por estar en ruina y que se extingan los contratos de renta antigua de los inquilinos.
No parece que el edificio, que tiene 111 a?os, est¨¦ a punto de caer. Su aspecto es similar al de muchas fincas de Barcelona que precisan la reforma de sus fachadas, tejados y el saneamiento de sus bajantes. Los vecinos no dudan que est¨¢n sufriendo mobbing muy especial: se quedaron estupefactos cuando un funcionario del juzgado les llev¨® en abril la demanda de Puigpelat. Ampar¨¢ndose en sendos art¨ªculos de la Ley de Arrendamientos Urbanos, el escrito dice que la finca est¨¢ perdida (en ruina) porque las obras de reforma superar¨ªan el 50% del valor de la finca una vez descontado el del suelo. Felip Roca, de 64 a?os, que vive en ella desde 1976, y Montserrat Rosell¨®, de 81, desde 1950, se quedaron at¨®nitos al ser denunciados por una persona a la que han visto crecer como a sus hermanos y que ahora forma parte de una familia de juristas.
La historia se remonta a a?os atr¨¢s, cuando los vecinos se hartaron, sin ¨¦xito, de pedirle al administrador que impulsara las reformas para conservar el edificio. El momento cr¨ªtico lo vivieron en la Nochevieja de 2005, cuando se quedaron sin luz y tuvieron que tomar las uvas con velas. Su abogada, Vanesa Gonz¨¢lez, present¨® una querella por amenazas y coacciones y tentativa de incendio, que se archiv¨®. La justicia no le dio la raz¨®n, pero el Ayuntamiento s¨ª. La letrada denunci¨® el caso al Consistorio por el mal estado de la finca y ¨¦ste, un a?o despu¨¦s, inst¨® a los due?os a tomar las medidas para garantizar "la seguridad del inmueble, de sus ocupantes y transe¨²ntes" instando el arreglo de balcones, cornisas, revestimentos y bajantes". Les dio un mes para solicitar la licencia y hacer las obras bajo la amenaza de sanci¨®n.
Puigpelat no acat¨® el requerimiento y, adem¨¢s, demand¨® a los vecinos sin seguir el cauce habitual de solicitar al Consistorio la declaraci¨®n de ruina. Seg¨²n el informe del arquitecto, la reparaci¨®n es "absolutamente urgente e inevitable ante la gravedad de la estabilidad del inmueble. Se precisa una actuaci¨®n global en el mismo y libre de ocupantes que pongan en peligro su vida y sus ajuares". Y hace este c¨¢lculo: valora el edificio en 341.898 euros y las obras, en 198.338. "Este coste supera el porcentaje fijado por la LAU (50%) siendo la consecuencia jur¨ªdica la resoluci¨®n de todos los contratos de arrendamiento por p¨¦rdida del predio". Y a?ade que, pese a saber que el due?o debe conservar la finca, "habr¨ªa en este caso una excesiva onerosidad y desproporcionalidad para el arrendador".
"Vamos a luchar hasta el final"
Felip Roca abre las puertas de su casa y est¨¢ impecable, pero la due?a calcula que su valor es de 30.332 euros y el de las obras, 17.639. "Mis hijas me dicen que me lo debo tomar mejor porque me va a dar un yuyu, pero luchar¨¦ hasta el final. Aunque seamos mayores no tienen derecho a darnos una patada", dice con la voz rota. Monserrat Rosell¨®, su vecina de enfrente y consuegra, lo vive como un suplicio: "?D¨®nde ir¨¦ ahora? ?Y mi hija? Ella vive en el ¨²ltimo piso y est¨¢ igual". Rosell¨® muestra las humedades del ba?o por culpa del bajante.
Los hijos de los hijos se hicieron novios flirteando por las terrazas que separan sus casas y que hacen las veces de techo de otra finca de los Puigpelat. Los afectados creen que quieren tirar la casa abajo para volver a construir: de hecho, a la joyer¨ªa y a la panader¨ªa actual no les renovaron los contratos ni tampoco a una joven embarazada. Un grupo de inquilinos peruanos ha corrido la misma suerte. Una de las vecinas, que vive en una residencia, fue al juzgado a declarar en silla de ruedas.
La abogada de los afectados, Vanesa Gonz¨¢lez, ha presentado una querella por amenazas y coacciones y tres denuncias. Todas han sido archivadas por el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 13 de Barcelona. En la respuesta a la ¨²ltima demanda de los propietarios a los inquilinos, Gonz¨¢lez le acusa de fraude de ley por intentar esquivar la orden municipal de hacer las obras.
La abogada pedir¨¢ una entrevista con el fiscal antimobbing y es optimista tras el precedente de la finca de la calle de Enric Granados. El Ayuntamiento asegura que luchar¨¢ para conservar la finca. Este diario intent¨® sin ¨¦xito, en varias ocasiones, hablar con los abogados de Puigpelat.
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