Sarkozy y el toro
Francia asume la Presidencia del Consejo tras el no irland¨¦s. El azar ha escogido al pa¨ªs m¨¢s id¨®neo para asumir tal desaf¨ªo por su compleja relaci¨®n existencial con Europa.
Con su s¨ªntesis de universalismo y chauvinismo, Francia resume la permanente tensi¨®n entre unanimidad y mayor¨ªa de la historia comunitaria. Ahora baja al ruedo Sarkozy, que no se arredra ante el toro europeo, como lo demostr¨® con la ratificaci¨®n parlamentaria del Tratado de Lisboa. Aficionado a la fiesta, tiene m¨¢s el estilo aparatoso de El Cordob¨¦s que el imp¨¢vido valor de Jos¨¦ Tom¨¢s. Si el cartel estaba muy completo (econom¨ªa, medio ambiente, inmigraci¨®n, defensa, agricultura), el no irland¨¦s le brinda la oportunidad de redondear la faena.
El debate se plantea entre vivir de las rentas o reafirmar la UE como ente pol¨ªtico
Los l¨ªderes europeos han decidido seguir haciendo camino. Tras escuchar al Taoiseach Cowen, aceptaron su petici¨®n de dar tiempo al tiempo para elaborar una propuesta con vistas al Consejo del 15 de octubre. Con ello, se respeta tanto la voluntad de los irlandeses como la de los dem¨¢s. Tras constatar que m¨¢s de 2/3 de los Estados han ratificado, se decide seguir, con el calificado espaldarazo brit¨¢nico y completar los procesos en Holanda, Espa?a, Chipre, Italia, Suecia, B¨¦lgica. Es de esperar que el Gobierno de la Rep¨²blica Checa, que sigue a Francia, sea m¨¢s europe¨ªsta que su eurof¨®bico presidente.
En la construcci¨®n europea, estas crisis son la norma. Siempre se ha resuelto avanzando. Dinamarca rechaz¨® Maastricht, negoci¨® varias exclusiones y lo aprob¨® en un segundo refer¨¦ndum. Ahora, tras ratificar Lisboa, tiene previsto un nuevo refer¨¦ndum para integrarse plenamente. Irlanda rechaz¨® el Tratado de Niza y por decisi¨®n propia, lo repiti¨®. Se han celebrado 36 referendos sobre temas europeos, 27 positivos y 9 negativos, informaci¨®n ¨²til para los agoreros que pretenden que cada vez que se consulta al pueblo dice que no. En ning¨²n caso el resultado ha sido desmantelar la obra com¨²n o retirarse un Estado.
Ahora, el debate se plantea en t¨¦rminos de vivir de las rentas o afirmar la UE como un ente pol¨ªtico con personalidad, capacidad y democracia. El no irland¨¦s encarna esta disyuntiva. El apoyo a la membres¨ªa de Irlanda en la UE es abrumador. El s¨ª, con mayor¨ªa de profesionales, dirigentes y jubilados, es del 98%; el no, apoyado m¨¢s por j¨®venes, mujeres y no activos, ?supera el 80%! M¨¢s que un rechazo hay un deseo de que las cosas se queden como est¨¢n en una Uni¨®n que ha aportado una prosperidad sin precedentes. La dimisi¨®n del europe¨ªsta Ahern como jefe de Gobierno para no entremezclar la campa?a con un caso de posible corrupci¨®n avala que en las consultas referendarias no se responde tanto a la pregunta formulada como a quien la hace. En la campa?a irlandesa estuvieron a favor del s¨ª el Gobierno, todas las fuerzas pol¨ªticas, (salvo el IRA), sindicatos y patronal, agricultores e iglesias. No obstante, se juzg¨® la campa?a del no m¨¢s convincente. Es la ventaja de hacer campa?as demag¨®gicas como la de la heter¨®clita coalici¨®n que va desde el IRA a notorios neocon USA, pasando por integristas religiosos, antimilitaristas y dos generosos multimillonarios.
La ventaja, si cabe, del desenlace es que ha recentrado el calendario en sentido democr¨¢tico. De entrar en vigor el 1 de enero de 2009 para elegir los nuevos cargos, el objetivo ahora es llegar a tiempo para las elecciones europeas de junio, de las que tiene que surgir la nueva Comisi¨®n, con el Alto Representante de Asuntos Exteriores como vicepresidente y, en paralelo, el presidente del Consejo. Es mejor dar protagonismo a la ciudadan¨ªa que repetir la letan¨ªa de su alejamiento.
El sistema actual tiene un grave problema: lo que se negocia y se firma conjuntamente no se ratifica a la vez. Ni pa¨ªses ni ciudadanos est¨¢n en igualdad de condiciones al convertirse el proceso en un angustioso v¨ªa crucis donde las decisiones favorables no cuentan, mientras que las negativas se computan como bloqueos y no como la necesidad de replantearse la propia situaci¨®n. Sin poder participar en la decisi¨®n, el resto de Estados y ciudadanos ven sus derechos cuestionados, como le ocurre a las organizaciones de discapacitados que tienen ya las firmas necesarias para ejercer su iniciativa popular.
Adem¨¢s, se mezcla democracia directa y representativa sin que exista ninguna coordinaci¨®n, lo que lleva a la devaluaci¨®n sistem¨¢tica de la segunda, cuando son igual de leg¨ªtimas. Un sistema pol¨ªtico para 500 millones de ciudadanos debe configurarse como una democracia representativa, como lo son todos los Estados miembros. Optar todos por la democracia directa, requerir¨ªa una norma europea sobre una consulta com¨²n y simult¨¢nea, ?consultiva o decisoria? y modificaciones constitucionales en los Estados.
La recomendaci¨®n m¨¢s sensata para salir del presente atolladero es seguir haciendo camino y, en su momento, considerar las propuestas del socio irland¨¦s para resolver su problema. Al decidir continuar con las ratificaciones, en cierto modo, se est¨¢ aplicando el art¨ªculo 48.5 del Tratado de Lisboa que habilita al Consejo Europeo para decidir si 4/5 partes de los Estados han ratificado. Con ello, reaparece la decisi¨®n por mayor¨ªa. Si la affectio societatis es tan clara entre los irlandeses, la celebraci¨®n de un segundo refer¨¦ndum en Irlanda, pa¨ªs del euro, antes de plantear una relaci¨®n especial del pa¨ªs con la UE tendr¨ªa la ventaja de permitir expresarse a todos los ciudadanos en las elecciones europeas de 2009.
Enrique Bar¨®n Crespo es eurodiputado.
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