Frivolidad de altos vuelos
Tras el regocijo que proporcionaron A la caza del amor y Amor en clima fr¨ªo, la lectura de La bendici¨®n -parte tambi¨¦n de la operaci¨®n de rescate de Nancy Mitford lanzada por Libros del Asteroide- promet¨ªa no decepcionar. No lo hace. Nada importa que el t¨¦rmino "frivolidad" se quede corto para describir al 99% de los personajes que pululan por sus p¨¢ginas. Tampoco que la descripci¨®n de la vida en la Inglaterra y la Francia en los a?os inmediatamente posteriores a la II Guerra Mundial se circunscriba a las nutridas filas de una aristocracia dedicada en cuerpo y alma a perder el tiempo sin darse cuenta siquiera de que sus horas doradas se iban para no volver jam¨¢s. Incluso hay un personaje, el capit¨¢n, que llega a defender una adaptaci¨®n teatral con el argumento de que "al p¨²blico le gustan los se?ores", como demuestra supuestamente que Shakespeare apenas introduc¨ªa a plebeyos en sus obras y que, cuando no le quedaba m¨¢s remedio, ni siquiera les pon¨ªa nombre sino primer enterrador, segundo soldado, etc¨¦tera. Predicando con el ejemplo, Mitford denomina a uno de los personajes clave de la trama, la ni?era de su hijo, el "bendito infante" Segismund, con el gen¨¦rico Nanny.
La bendici¨®n
Traducci¨®n de Milena Busquets
Libros del Asteroide. Barcelona, 2008
320 p¨¢ginas. 18,95 euros
Nancy Mitford (1904-1973), primog¨¦nita del bar¨®n de Rodesdale, pretend¨ªa divertir y retratar con iron¨ªa, pero sobre todo con benevolencia, a su propia clase. Sus peripecias, las de sus cinco hermanas y la de su hermano, bien merec¨ªan la apasionante biograf¨ªa que les dedic¨® Annick Le Floc'moan (Las hermanas Mitford, editada en Espa?a por Circe). Una de ellas, Diana, se cas¨® en Alemania -en la casa de Joseph Goebbels y con el mism¨ªsimo Adolf Hitler como invitado especial- con Oswald Mosley, l¨ªder de los fascistas brit¨¢nicos. El hijo de ambos, Max, actual presidente de la Federaci¨®n Internacional del Autom¨®vil, es noticia ahora, y no precisamente por los problemas de la f¨®rmula 1 (que no son escasos), sino por su supuesta participaci¨®n en una org¨ªa de est¨¦tica nazi. Otra hermana, Unity Valkirye, se peg¨® a los 25 a?os un tiro (aunque no logr¨® matarse) por amor a Hitler, o por algo parecido: porque Inglaterra y Alemania iban a entrar en guerra. Jessica equilibr¨® un tanto la balanza: fue una comunista convencida, cuyo marido luch¨® en la Guerra Civil espa?ola y que desarroll¨® una apreciable carrera como periodista en Estados Unidos. La vida de Nancy, pese a ser todo menos aburrida, nos importa menos porque deriv¨® hacia la literatura, y porque nos leg¨® unas deliciosas novelas. Tanta variedad en la familia, que sol¨ªa coexistir con el orgullo de clase, s¨®lo se explica en una atm¨®sfera decadente que no extra?ar¨¢ a los lectores de Retorno a Brideshead, de Evelyn Waugh, admirador por cierto de la chispeante prosa de la mayor de las Mitford.
En La bendici¨®n, adem¨¢s de entretener (que no es poco), Nancy se propone marcar de forma aguda, aunque sin llegar a la caricatura, las diferencias entre el car¨¢cter y los modos de vida ingl¨¦s y franc¨¦s, sin arrimar el ascua a su sardina (en esta comparaci¨®n siempre han mostrado los intelectuales ingleses un curioso complejo de inferioridad), porque son sus compatriotas los que salen peor parados: infinitamente m¨¢s grises y aburridos, tan autosatisfechos que llegan a sostener que el clarete puede competir con el Burdeos y que su cocina es mejor que la de los franceses, a los que se presenta como mucho m¨¢s elegantes, ingeniosos y bon vivants.
La bendici¨®n constituye adem¨¢s una impl¨ªcita y pol¨ªticamente incorrecta justificaci¨®n de la necesidad de mirar para otro lado ante las infidelidades del c¨®nyuge, siempre que ¨¦ste sea simp¨¢tico, divertido, encantador... y franc¨¦s. De hecho, la pobre Grace, humillada hero¨ªna, se pasa medio libro intentando volver con su marido con tal de, al menos, poder salvar la cara. Algo que no le resulta f¨¢cil porque su hijo, al que s¨®lo ir¨®nicamente se puede identificar como una "bendici¨®n" (la del t¨ªtulo), es un pu?etero que se dedica a sabotear todo esfuerzo conciliador, consciente de las enormes ventajas que le reporta el tener a sus separados progenitores (y a sus respectivos pretendientes) dispuestos a concederle todos los caprichos y, para colmo, ubicados a ambos lados del canal de la Mancha.
El pen¨²ltimo p¨¢rrafo del libro zanja el problema y deja un regusto desigual, en funci¨®n de la opini¨®n que se tenga sobre el valor educativo de una bofetada a tiempo.
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