Furia
Es evidente que a todos nos conmovi¨® el tr¨¢gico fin de la ni?a Mari Luz Cort¨¦s. A pesar de la exageraci¨®n con la que el asunto fue atendido por los medios de comunicaci¨®n, el drama era de tal magnitud que nadie pudo escapar a la aflicci¨®n. La actitud del padre de la ni?a a lo largo de aquellos primeros d¨ªas fue un ejemplo de templanza . A pesar de la desgracia , el hombre no se dej¨® arrebatar por la ira que a cualquiera podr¨ªa producir la tensa espera durante la desaparici¨®n de su hija, el hallazgo del cad¨¢ver y la imputaci¨®n a un vecino. Nos dio a todos los espa?oles un ejemplo que merece ser reconocido. Pero seg¨²n fue pasando el tiempo el asunto adquiri¨® otros tintes. Me pareci¨® excesiva la campa?a para el cumplimiento ¨ªntegro de las penas por los pederastas.Creo un populismo fuera de lugar la cobertura que se le ofreci¨® a Juan Jos¨¦ Cort¨¦s por parte de los dirigentes pol¨ªticos, con audiencias privadas e, incluso, un acuerdo expl¨ªcito del Congreso de los Diputados para una futura reforma de la ley. Comprendo la indignaci¨®n de los familiares y el deseo de que se haga justicia con el culpable, que ahora tiene la categor¨ªa de presunto hasta que una sentencia firme diga otra cosa.
No me parece bien que se acometan reformas legales al calor del deseo de venganza de muchos. No me lo pareci¨® cuando los padres de la Klara Garc¨ªa, asesinada en San Fernando por unas amigas , iniciaron una campa?a popular para la reforma de la Ley del Menor. Creo que los ciudadanos podemos tener un natural deseo de venganza, explicable m¨¢s a¨²n en la familia de la v¨ªctima. Es normal que quienes m¨¢s directamente se vean afectados por un suceso luctuoso expresen su indignaci¨®n. Incluso que pidan endurecimiento de penas y cumplimiento ¨ªntegro de condenas para los delitos afectados. Asunto distinto es que el Estado se haga eco de los deseos de venganza de los familiares. Es probable que si el padre de Mari Luz no hubiera tenido el eco medi¨¢tico del que ha gozado los poderes p¨²blicos no le hubieran prestado tanta atenci¨®n. No dudo incluso de que puedan endurecerse algunas penas e, incluso, de que pueda haber delitos en los que no se garantice la reinserci¨®n y se pueda contemplar el cumplimiento ¨ªntegro de la condena. El r¨¦gimen penitenciario espa?ol , por precepto constitucional, tiene como fin la reinserci¨®n m¨¢s que el castigo por eso hay un sistema de beneficios para los condenados. Es un asunto discutible y que tiene sentido ser debatido para la mayor¨ªa de los delitos y sin la pasi¨®n del momento. Podr¨ªamos terminar en una versi¨®n edulcorada de la pel¨ªcula Furia de Spencer Tracy.
Luego est¨¢ el asunto de la negligencia judicial. No creo que sea tan sencillo como plantea Juan Jos¨¦ Cort¨¦s y quienes con ¨¦l se manifiestan. En primer lugar, tendr¨¢ que demostrarse que Santiago del Valle ha sido el autor material del crimen. Y tendr¨¢ que probarse tambi¨¦n que el juez Tirado es el responsable del mal funcionamiento del juzgado que dirige. Luego tendr¨¢ que determinarse el tipo de responsabilidad, si ha habido negligencia u otro tipo de responsabilidad. Y si es imputable al juez, al secretario, al sistema inform¨¢tico o a cualquier otro asunto. No creo que Juan Jos¨¦ Cort¨¦s se cargue de raz¨®n por manifestarse contra el juez Tirado. Parece que ¨¦l mismo se convierte en implacable juez que dicta sentencias a golpe de manifestaciones, declaraciones a los medios y otras t¨¦cnicas de agitaci¨®n. Es probable que haya responsabilidades judiciales. Incluso el caso de la ni?a Mari Luz nos ha permitido conocer el caos de la justicia y lo poco que se ha hecho en estos a?os por modernizar su administraci¨®n. Es importante que se acometan reformas legales y se dote de medios materiales a los juzgados. Y es necesario que se depuren responsabilidades, si las hubiere, en el caso. Pero me parece fuera de lugar la actitud de Juan Jos¨¦ Cort¨¦s. De la misma forma podr¨ªamos preguntarnos si no hubo negligencia de la familia en el cuidado de Mari Luz al permitir a una ni?a tan peque?a pasearse sola por las calles.
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