Las cinco primeras vueltas del Gran Premio de Alemania de MotoGP sirvieron para demostrar que, en un campeonato cada d¨ªa m¨¢s automatizado, el entrenamiento y la progresi¨®n individual de los pilotos a¨²n pueden tener un papel determinante. Las 25 siguientes, por previsibles, lo pusieron en duda.
Parec¨ªa un espejismo. Nadie pod¨ªa creerse que Dani Pedrosa, un motorista al que conducir bajo el agua siempre le hab¨ªa creado urticaria, llevara m¨¢s de siete segundos de ventaja sobre los dem¨¢s en la quinta vuelta de la carrera, que se disput¨® bajo una inc¨®moda y persistente cortina de lluvia, y sobre un asfalto resbaladizo como un espejo. En estas condiciones tan desfavorables, el principal problema para un piloto de carreras radica en encontrar el l¨ªmite, y Pedrosa se dio de bruces con ¨¦l.
Al trincar los frenos de su Honda con demasiada agresividad en la primera curva del circuito, nada m¨¢s pasar por meta y mientras circulaba a unos 240 km/h seg¨²n asegur¨® un miembro de su equipo, el tren delantero de su moto perdi¨® adherencia, ¨¦l se desequilibr¨®, cay¨® al suelo y comenz¨® a rodar por el asfalto primero y la grava despu¨¦s, hasta que se estrell¨® violentamente contra los airfence [los cojines de aire que se colocan en las escapatorias para amortiguar el impacto de los pilotos que lleguen hasta all¨ª]. Hasta ese momento, el espa?ol viajaba desatado, una vuelta r¨¢pida tras otra y un segundo m¨¢s r¨¢pido que nadie. Circulaba confiado, sin que su moto le zarandeara ni le hiciera ning¨²n extra?o. Buscaba el l¨ªmite, su l¨ªmite, que parec¨ªa estar a un nivel superior al de Casey Stoner o Valentino Rossi, alucinado el primero y taponado el segundo, pero ambos convencidos de que su rival iba a despegarse un poquito m¨¢s al frente de la tabla de puntos. Ocurri¨® lo contrario, y el piscinazo de Pedrosa, combinado con la victoria de Stoner y el segundo puesto de Rossi, apretuja un poco m¨¢s un campeonato de rechupete.
El desenlace de la carrera en Sachsenring vuelve a colocar a Il Dottore al frente de la clasificaci¨®n, una semana despu¨¦s de haber perdido el liderato a manos de Pedrosa, y tras cometer un error de parvulario en Assen. Ocurre que ambos asisten a la remontada de Stoner, que, con la de ayer, ya acumula tres victorias consecutivas. Otro fin de semana perfecto para el australiano [pole, carrera y vuelta r¨¢pida], que llega desde atr¨¢s, a todo trapo, agarrado a una moto que palpita a su gusto. En las ¨²ltimas tres citas, el piloto de Ducati ha recuperado una pila de puntos a sus rivales m¨¢s directos [30 a Rossi y 39 a Pedrosa], y tal c¨®mo pinta la cosa vuelve a postularse como una de las apuestas m¨¢s seguras de cara al t¨ªtulo.
M¨¢s que nada, porque tanto ¨¦l como su Ducati y tambi¨¦n los neum¨¢ticos Bridgestone que calza la moto, se manejan de perlas en Laguna Seca , Brno, Motegi
o Phillip Island. Aunque tambi¨¦n es cierto que ni Ducati ni Bridgestone hab¨ªan ganado nunca en la pista alemana y que, con Pedrosa eliminado y Lorenzo tambi¨¦n fuera por otra ca¨ªda, Stoner volvi¨® a exhibirse, a demostrar que est¨¢ enchufado, m¨¢s confiado que nunca y decidido a volver a asomar la cabeza. Bajo el agua, el campe¨®n hizo bailar su moto como si se tratara de un caballo jerezano. La puso aqu¨ª y la puso all¨ª, tumb¨¢ndola y levant¨¢ndola sin dar opci¨®n a Rossi, que vino remontando desde atr¨¢s pero nunca lleg¨® a coloc¨¢rsele a menos de dos segundos. Cuando la Yamaha n¨²mero 46 se le acerc¨® , el corredor aussie apret¨® lo justo para volver a dejar tirado a su adversario.
As¨ª se sucedieron las cosas hasta cinco vueltas antes del final, cuando el piloto de Tavullia ech¨® el ancla, muy consciente de que arriesgarse a una ca¨ªda, en un panorama tan favorable como el que Pedrosa le sirvi¨® ayer, no ten¨ªa ning¨²n sentido.
El vencedor de la carrera, Casey Stoner, a la izquierda, recibe la felicitaci¨®n de Valentino Rossi.EFE
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