Una met¨¢fora de la modernidad
Gabi Mart¨ªnez narra el d¨ªa a d¨ªa de la China de hoy en 'Los mares de Wang'
Son la quinta parte de la poblaci¨®n del planeta. Poseen la lengua m¨¢s hablada del mundo. Han sido llamados la "potencia del siglo XXI". Mucho se ha escrito sobre el desarrollo vertiginoso de la China moderna, pero pocos se han ocupado en describir su d¨ªa a d¨ªa. Y es por ello que Gabi Mart¨ªnez (Barcelona, 1971) decidi¨® emprender un viaje a trav¨¦s de su costa, que narra en Los mares de Wang (Alfaguara).
El periodista y escritor emprende la traves¨ªa junto con Wang, su traductor. Un veintea?ero del interior, educado en el m¨¢s f¨¦rreo comunismo, que nunca hab¨ªa visto el mar. Es as¨ª como un propio y un extra?o atraviesan las contradicciones de un pa¨ªs que est¨¢ en una etapa de cambios. "La mayor¨ªa de los chinos no han viajado, ni viajar¨¢n. Muchos de ellos est¨¢n descubriendo su propio pa¨ªs y definiendo su identidad", se?ala.
"Su realidad dista mucho de la informaci¨®n que recibimos a trav¨¦s de los medios"
El autor de ?tico, Diablo de Timanfaya y Una Espa?a inesperada se topa con un pa¨ªs de contradicciones que "es una met¨¢fora del ser humano contempor¨¢neo". Mart¨ªnez describe un sitio que asume las circunstancias de su tiempo, en el que "consumismo y comunismo se abrazan sin escr¨²pulos".
Su principal tarea era evitar los t¨®picos que rodean a China. "Intent¨¦ describir la vida que se vive en el d¨ªa a d¨ªa, la que va m¨¢s all¨¢ de las noticias. Y descubr¨ª que su realidad dista mucho de la informaci¨®n que recibimos a trav¨¦s de los medios".
El viaje, que dur¨® un a?o, se inicia en Pek¨ªn y recorre 21 sitios. Igual aparecen los casinos de Macao que los rascacielos de Shanghai. Junto con Wang descubre, en peque?os sorbos, las diversas facetas de un pa¨ªs que no termina por definirse. El lugar donde el consumismo exacerbado choca de frente con los valores comunistas sobre los que descansa la Rep¨²blica Popular China. Un encuentro que caus¨® singular sorpresa en Wang, seg¨²n recuerda el escritor. "Era la primera vez que ¨¦l vio tambalear su creencia de que el comunismo chino era intocable".
Pero no es s¨®lo a trav¨¦s de los ojos de Wang que el periodista describe a la sociedad china. En el libro aparecen varios de los extranjeros que, por muy diversas razones, la han convertido en su hogar. Borja, un espa?ol que vive en Guangzhou, explica en el libro que los chinos "no saben lo que es la depresi¨®n". El autor explica que la sociedad china es "muy pragm¨¢tica".
"Su forma de ver al mundo es completamente distinta. Su historia les ha hecho hacerse de una filosof¨ªa de cambio. Y saben que est¨¢n en tiempos de vacas gordas", dice.
Anhelos compartidos
La apertura de China al exterior, acelerada tras la muerte de Mao Zedong en 1976, ha significado profundos cambios en el pensamiento de los m¨¢s j¨®venes. El autor subraya que las nuevas generaciones se han descubierto en el ejercicio de una libertad nueva en una sociedad que se reg¨ªa por est¨¢ndares mucho m¨¢s conservadores. "Es una reacci¨®n en cadena: libertad llama libertad. Eso une a los j¨®venes chinos con los del resto del mundo. Nuestra generaci¨®n sufre los mismos males y comparte iguales anhelos".
Tal cercan¨ªa es la que hace a Mart¨ªnez alejarse del retrato de un supuesto "peligro amarillo", la afirmaci¨®n de que su nuevo papel de potencia mundial significa una amenaza para el mundo occidental. "Hay que entender que nuestra forma de pensar no es la misma, ni es la preponderante. Vivimos una ¨¦poca de mucha informaci¨®n, pero no conseguimos dejar del todo nuestros prejuicios".
"Hay personas que cuando mencionas que has viajado a China preguntan: ?todav¨ªa escupen en la calle?, ?siguen comiendo con la boca abierta? Es comprensible que esos h¨¢bitos se mantengan cuando se trata de una generaci¨®n que creci¨® en el campo y que vive en la ciudad desde hace muy poco. ?Espa?a era as¨ª! No hace tantos a?os que muchos espa?oles dejaron sus pueblos para vivir en las metr¨®polis, e igual cargaban h¨¢bitos similares. ?Es que no tenemos memoria?"
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.