'Zetanomics'
?Se puede liderar la crisis s¨®lo con optimismo, buenas palabras y eufemismos paliativos, de acuerdo al idealismo ling¨¹¨ªstico propuesto por Lakoff (el autor que proh¨ªbe pensar en elefantes), como parece creer el presidente Zapatero (que tambi¨¦n proh¨ªbe pensar en crisis)? ?O hace falta dise?ar una estrategia efectiva de intervenci¨®n en la realidad para corregir su cr¨ªtica deriva actual? Hasta ahora no sabemos muy bien cu¨¢l es el an¨¢lisis del presidente del Gobierno, ni cu¨¢l por tanto la receta que propone para buscar una salida de la crisis. Lo ¨²nico que sabemos, porque lo dijo tanto en el Congreso de los Diputados como en el congreso del PSOE, es que se propone activar una econom¨ªa de izquierdas, frente a la econom¨ªa de derechas que supuestamente aplicar¨ªa el PP.
?Qu¨¦ clase de pol¨ªtica de izquierdas es ¨¦sta que gasta los bienes p¨²blicos en beneficio privado?
Pero ?cu¨¢l es esa econom¨ªa de izquierdas que plantea o tiene Zapatero en mente? Al keynesianismo reaccionario que practic¨® el presidente Reagan para evadirse de la estanflaci¨®n de los 70, se lo denomin¨® Reaganomics (o "econom¨ªa de Reagan"). ?Existe una Zetanomics alternativa: un modelo econ¨®mico original, propuesto por el presidente Zapatero para evadirse del estallido de la burbuja inmobiliaria? Y de existir tal zetanomics, ?podr¨ªa ser algo distinto del keynesianismo progresista que desde luego no ha practicado hasta la fecha? Ahora afirma que a pesar de la crisis seguir¨¢ reforzando los derechos sociales de los ciudadanos. ?Significa esto que piensa volver a incurrir en d¨¦ficits presupuestarios subvencionando la demanda agregada? Parece claro que el vicepresidente Solbes y el Banco de Espa?a no lo permitir¨¢n. Pero aqu¨ª es donde interviene el ministro Sebasti¨¢n, que aspira a la vicepresidencia econ¨®mica por el atajo m¨¢s corto, proponiendo como forma de rescate la compra p¨²blica de suelo privado sin distinguir entre ejecutores y v¨ªctimas de la especulaci¨®n inmobiliaria. ?En esto consiste la zetanomics: en gastar bienes p¨²blicos en beneficio privado, como se hizo con el soborno de los 400 euros? ?Qu¨¦ clase de econom¨ªa de izquierdas es ¨¦sa?
Todo lo cual parecer¨ªa una broma de mal gusto si no fuera porque estamos ante una crisis cuyo inmediato agravamiento tras el verano empezar¨¢ a elevar el d¨¦ficit p¨²blico desde el pr¨®ximo oto?o, momento en que han de negociarse los Presupuestos del a?o que viene. Y da la casualidad que quien tiene la llave de su aprobaci¨®n es la minor¨ªa catalana (CiU), cuyo portavoz viene sugiriendo precisamente una especie de nuevos Pactos de la Moncloa que sirvan para rescatar a los n¨¢ufragos del hundimiento del Titanic inmobiliario. Algo parecido a lo que tambi¨¦n propone el PP, cuando reclama un consenso de Estado ante la crisis econ¨®mica como precio a pagar por el consenso en materia de terrorismo y de justicia. ?De nuevo gastos p¨²blicos en beneficio privado?
Y por si todo esto fuera poco, este oto?o habr¨¢ que negociar tambi¨¦n la nueva financiaci¨®n auton¨®mica, cuyo borrador inicial se discutir¨¢ ma?ana en la reuni¨®n del Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera. Una financiaci¨®n auton¨®mica que tambi¨¦n se ha estrangulado por efecto de la crisis, al verse gravemente da?ada por la brutal ca¨ªda de los ingresos tributarios que obten¨ªan ayuntamientos y comunidades tras gravar las plusval¨ªas procedentes de la especulaci¨®n inmobiliaria. Pero una vez desplomado el mercado de la vivienda, las haciendas territoriales se han quedado al descubierto sin el man¨¢ local que las financiaba, a la espera de renegociar un nuevo reparto de la financiaci¨®n estatal.
Todo lo cual se refleja muy bien en las balanzas fiscales que acaba de publicar Hacienda, con su contraste entre comunidades receptoras y contribuyentes netas. Es verdad que los impuestos no los pagan los territorios sino las personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas, como titulares de beneficios privados. Pero por su misma definici¨®n, los bienes p¨²blicos que suministran las autonom¨ªas (salud, educaci¨®n, servicios sociales) nunca pueden ser individuales sino colectivos y territoriales. De ah¨ª que todas las comunidades deban contribuir seg¨²n sus capacidades y recibir seg¨²n sus necesidades, nivelando solidariamente sus flujos entre ellas.
Y aqu¨ª es donde aparece la gran injusticia fiscal, pues los mayores niveles de renta personal disponible no se dan en la autonom¨ªas contribuyentes netas (Madrid, Baleares, Catalu?a y Valencia) sino en las comunidades forales (Navarra y Pa¨ªs Vasco). Las mismas que sin embargo, seg¨²n revelan las balanzas fiscales, se hurtan al esfuerzo nivelador al situarse fuera del r¨¦gimen com¨²n. Y como no contribuyen a la caja com¨²n, se desentienden del resto insolidariamente. De ah¨ª el amago de secesi¨®n soberanista que pretende refrendar el lehendakari Ibarretxe con su pantomima de autodeterminaci¨®n, destinada a distraer la atenci¨®n con mucho ruido medi¨¢tico (el raca-raca de Peridis) para tapar la nula contribuci¨®n de los vasco-navarros (los ciudadanos m¨¢s ricos y con m¨¢s derechos sociales de Espa?a) a la cohesi¨®n social de todos.
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