Humor directo a la yugular
La s¨¢tira pol¨ªtica busca siempre nuevas barreras para romperlas y provocar - ?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite?
La semana anterior, la portada hab¨ªa sido c¨¢lida y agradable: un chapuz¨®n en la playa de tonos suaves dibujado por el c¨¦lebre Jean Jaques Semp¨¦ anunciaba la llegada de las vacaciones. Por eso quiz¨¢, David Remnick, director del semanario estadounidense The New Yorker, cuyas ilustraciones de portada son objeto de culto entre sus lectores, vio la propuesta de Barry Blitt para el n¨²mero siguiente y pens¨®: "Me gusta; es divertida y dura a la vez". (As¨ª lo ha confesado ¨¦l mismo a la emisora de radio NPR de su pa¨ªs). En la ilustraci¨®n de Blitt, un habitual de la revista, aparec¨ªa el candidato dem¨®crata a la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama, vestido de musulm¨¢n, chocando el pu?o con Michelle, su esposa. Ella luce pelo a lo afro, una ametralladora a la espalda, y viste ropa militar al estilo de las Panteras Negras. Ambos se encuentran en el despacho oval de la Casa Blanca; en la chimenea arde una bandera de barras y estrellas y se percibe media cara del terrorista Osama Bin Laden en el ¨²nico cuadro que decora la estancia.
"Ponemos un espejo ante los prejuicios", dice el director de 'The New Yorker'
'Vaya Semanita' se r¨ªe de los t¨®picos vascos con gran sentido del humor
Los Batasunnis ya no se mueven tranquilos tras el fin de la tregua
El Roto: "La portada de 'The New Yorker' es estupenda; la iron¨ªa, evidente"
'Polonia' ha situado a Zapatero c¨®modo con Carod y un tipo con pasamonta?as
"Pol¨ªtica del miedo", as¨ª se llama el dibujo publicado el pasado lunes, ha levantado ampollas en las filas dem¨®cratas y en las republicanas a un tiempo, y ambos cuarteles generales en lucha por la presidencia se apresuraron a condenarlo. "Es ofensivo y de mal gusto", dijeron al un¨ªsono. Que nadie quedara contento es ya un detalle significativo. El prestigioso semanario, con m¨¢s de un mill¨®n de lectores, se vio obligado a emitir una nota explicativa, desbordado por la presi¨®n medi¨¢tica: "Nuestra portada combina im¨¢genes fant¨¢sticas sobre los Obama y les muestra con la imagen distorsionada de la que est¨¢n siendo objeto. El choque con el pu?o, las vestimentas de nacionalistas radicales e isl¨¢micas, la bandera ardiendo, el cuadro en la pared, hacen eco de algunos ataques que han sufrido. La s¨¢tira es parte de lo que hacemos, y lo que queremos es arrojar luz sobre las cosas, poner un espejo frente al prejuicio, el odio y el absurdo".
Aqu¨ª est¨¢ la explicaci¨®n del chiste: se trataba de una ilustraci¨®n sat¨ªrica. El reflejo de hasta d¨®nde se puede llegar en pol¨ªtica para descalificar al contrincante, sobre todo cuando ¨¦ste es un negro a cuyo apellido le falta un baile de letra para coincidir con el nombre del terrorista m¨¢s buscado del planeta. Desgraciada o afortunadamente, "una s¨¢tira no viene acompa?ada de subt¨ªtulos", como argumentaba el editor de The New Yorker. Y entonces deja espacio a posibles malos entendidos.
"En mi opini¨®n es una portada militante contra Obama", dice tajante Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez Gonz¨¢lez, m¨¢s conocido como Peridis, dibujante pol¨ªtico de este peri¨®dico. "La clave de una caricatura es el punto subjetivo. Un dibujante pinta a los personajes tal y como los ve. Su compromiso ¨¦tico es fundamental en esto. Ha de coincidir lo que cuenta con c¨®mo lo ve. Otra cosa es que sea una broma. Pero vaya broma, en la portada del The New Yorker, que tiene el valor de un editorial. El d¨ªa de carnaval quiz¨¢ lo hubiera entendido, pero no as¨ª. Es brutal y a la yugular. Una andanada contra la l¨ªnea de flotaci¨®n de Obama. Y tiene algo de libelo, porque no se corresponde con la imagen real que tenemos de ¨¦l. Es como si yo saco al presidente Zapatero...". Peridis se calla y deja la frase flotando.
Albert Monteys, director de la revista espa?ola El Jueves, acostumbrado a navegar los confines de la correcci¨®n pol¨ªtica, recoge la frase y la acaba: "Sacar a Zapatero con un cuadro de un etarra y vestido de terrorista ser¨ªa el traslado 100% exacto a nuestro pa¨ªs. Y hacer esto como un chiste es algo perfectamente factible". Hace un a?o, el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo orden¨® retirar de los quioscos un n¨²mero de la revista El Jueves y el cierre de su edici¨®n en Internet, al considerar que el dibujo de su portada pod¨ªa incurrir en un delito de injurias a la Corona. En la ilustraci¨®n aparec¨ªan caricaturizados los Pr¨ªncipes de Asturias durante el acto sexual. En el bocadillo del pr¨ªncipe Felipe se pod¨ªa leer: "?Te das cuenta? Si te quedas pre?ada... ?Esto va a ser lo m¨¢s parecido a trabajar que he hecho en mi vida!". Un gui?o ir¨®nico a la medida que acababa de aprobar el Gobierno de pagar 2.500 euros a cada familia que tuviese un hijo. La pol¨¦mica acab¨® en una multa de 3.000 euros para el guionista y otra igual para el dibujante de la vi?eta. A los editores de El Jueves les toc¨® explicar el chiste, igual que ha sucedido con el dibujo de Obama. "Nuestros lectores lo entendieron, igual que los lectores del The New Yorker han entendido la portada de Obama. Esto demuestra lo fina que tienen la piel los pol¨ªticos. Creo que hay un analfabetismo a la hora de entender las im¨¢genes. La portada es tan extrema que resulta complicado tom¨¢rsela literalmente. Es obvio que hay un giro ir¨®nico. Incluso refleja cierta complicidad con Obama. El problema ha sido que se ha sacado de contexto. ?En qu¨¦ mundo vivimos en que se confunde una foto con un dibujo?". Para Monteys, reacciones como la que ha desencadenado la portada del The New Yorker, muestran que los l¨ªmites del humor, en lugar de agrandarse, se est¨¢n cercando. "En El Jueves, creemos que un 50% de nuestro trabajo es ir buscando barreras y romperlas. Los l¨ªmites hablan mucho de la sociedad en que vivimos, de c¨®mo nos vemos y de qu¨¦ es lo que queremos ser".
Un buen ejemplo de esta b¨²squeda de l¨ªmites es el programa Vaya Semanita, de la televisi¨®n auton¨®mica del Pa¨ªs Vasco. "Nosotros hacemos un humor que nadie hab¨ªa hecho antes", se?ala Andr¨¦s Aguirregomezcorta, actor y presentador del programa. "Exist¨ªa de puertas adentro en Euskadi, pero lo hemos conseguido sacar fuera". Sus sketches sobre la Biblia Vasca, con episodios como el ed¨¦n eusk¨¦rico, o los gags de unas animadas marionetas abertzales llamadas Los Batasunnis (Jota y Ke se llaman las criaturas) han logrado mantener este programa incendiario en antena durante los ¨²ltimos cinco a?os. "Ahora la situaci¨®n no es tan c¨®moda como en ausencia de violencia. El 30 de diciembre de 2006, despu¨¦s del atentado de Barajas, desterramos para siempre a los encapuchados del programa. Nunca hay que olvidarse de que lo que hacemos es humor. Aunque es dif¨ªcil no ofender a nadie. Sensibilidades hay mil y no existe un humor v¨¢lido para todas las ideolog¨ªas. Siempre se est¨¢ en el l¨ªmite. Y cualquier chiste, si hay que explicarlo pierde la gracia. Quiz¨¢ esto es lo que le ha ocurrido a The New Yorker, que ha querido hilar demasiado fino. Porque cuando ves la portada, es cierto que sorprende".
Juan Verde, un estadounidense de origen canario que trabaja en el Comit¨¦ Nacional de la campa?a de Obama como asesor para el voto hispano y extranjero, sostiene que el da?o "no es irreparable, pero claramente tiene un impacto muy fuerte en un pa¨ªs como Estados Unidos, donde la mayor¨ªa de los votantes toma su decisi¨®n electoral a partir de la imagen que se les transmite de los candidatos a trav¨¦s de los medios". El miedo a "lo que puedan interpretar otros", ha sido una de las claves de la pol¨¦mica. El editor de The New Yorker, David Remnick, aseguraba en la radio: "Estoy recibiendo correos electr¨®nicos del tipo: 'Yo lo he cogido, pero no creo que esta o tal persona de West Virginia o del medio oeste vaya a cogerlo'. Para m¨ª esto es un argumento falso. Si t¨² lo coges, ?por qu¨¦ no lo puede coger otro? Creo que la noci¨®n de que s¨®lo la ¨¦lite de Manhattan puede coger la s¨¢tira, no es cierta en absoluto".
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero entra en una habitaci¨®n y besa la mano a Carod Rovira. "?Qu¨¦ se le antoja hoy a mi separatista favorito?", le pregunta el presidente del Gobierno al pol¨ªtico catal¨¢n. "?Por cierto! Falta alguien, ?no?", a?ade y entonces aparece un tipo con el rostro cubierto por un pasamonta?as. Se saludan con jolgorio y el encapuchado choca el pu?o con Zapatero. La escena corresponde al programa de humor pol¨ªtico Polonia, un ¨¦xito en el canal auton¨®mico de Catalu?a TV-3. "Los pol¨ªticos nos comentan que ahora los ni?os les piden aut¨®grafos", dice Paco Ecribano, director del canal hasta hace un par de meses. "Sabemos que a ellos no les gusta el programa, pero nunca reconocer¨ªan que no les hace gracia. Los pol¨ªticos tienen escaso sentido del humor y ¨¦ste va en funci¨®n de la rentabilidad electoral".
La gracia del gag de Zapatero radicaba en que aquel d¨ªa, el gui¨®n del programa lo escrib¨ªa supuestamente la c¨²pula del PP, con Acebes a la cabeza. Es decir, la caricatura del programa aparec¨ªa caricaturizada, en un juego de espejos. Con la misma intenci¨®n con la que The New Yorker, s¨®lo que en el sketch se explicaba la broma. "Porque jugar a ponerse en la piel del otro tiene sus riesgos", dice Toni Soler, director de Polonia. "Exige un esfuerzo de comprensi¨®n, de intelectualizar la broma. Y creo que en The New Yorker han sido poco sutiles. Si quieres decir que la derecha estadounidense ve a Obama como un integrista, tienes que dibujar al de derechas pensando en Obama como un integrista". Otro de los secretos del humor pol¨ªtico, seg¨²n Soler, es repartir a todos por igual ("sabemos que no les gusta, pero eso es bueno"). As¨ª, al gag de Zapatero con Carod y un etarra le suced¨ªa otro supuestamente escrito por la c¨²pula del PSOE en el que aparec¨ªa Acebes a mitad de un chiste en una reuni¨®n con dos obispos: "Y entonces dice... ?Es moro? No, moro no. ?Es maric¨®n!". Todos se echan a re¨ªr y al poco aparece el espectro de Franco, se abrazan y comienzan a saltar: "?Es polaco el que no bote, es, es!".
La mezcla de humor grueso y sutil ha sido la clave de este programa, seg¨²n Paco Escribano, que a?ad¨ªa a prop¨®sito de las caricaturas de Obama: "El humor siempre tiene que explorar los l¨ªmites. Igual que sucedi¨® con las caricaturas de Mahoma, que pod¨ªan ser desafortunadas, pero hay que defender que se pueden hacer. Yo creo que hay que ampliar siempre, y luchar porque el techo de libertades sea m¨¢s alto. Y no creo que esta portada rebase el l¨ªmite tolerable. Pero cuando se roza el l¨ªmite, causa un peque?o terremoto que es ¨²til para seguir avanzando. A lo mejor no me gusta, pero el debate permite profundizar en la mayor libertad de opini¨®n y expresi¨®n. Y nunca est¨¢ de m¨¢s".
El terremoto de las caricaturas de Mahoma publicadas por el diario dan¨¦s Jyllend Posten en 2006, no fue lo que se dice peque?o. La embajada danesa en Beirut fue incendiada y murieron 12 manifestantes en las protestas repartidas por distintas ciudades de pa¨ªses isl¨¢micos. Por eso en la redacci¨®n del diario m¨¢s importante de Dinamarca se han tomado bastante en serio la cuesti¨®n The New Yorker, a pesar de que les pille "bastante lejos", como reconoce al tel¨¦fono Niels Lillelund, uno de sus redactores estrella que public¨® la semana pasada un art¨ªculo sobre el asunto: "Si alguien no coge el chiste o lo malinterpreta, bien, puede tener la opini¨®n que sea, adelante con ella. Una s¨¢tira se puede discutir, te puede gustar o no. Y puede herir sensibilidades, como ocurri¨® con las caricaturas de Mahoma. Pero eso no deber¨ªa ser un l¨ªmite a la libertad de expresi¨®n. Como dec¨ªa el editor de la revista pornogr¨¢fica Hustler: 'Si no te gusta no te la compres".
Quiz¨¢ el ejemplo m¨¢s claro de disparidad de opiniones lo escenifican dos dibujantes que comparten espacio en las p¨¢ginas de Opini¨®n de EL PA?S; Andr¨¦s R¨¢bago, cuyas creaciones se mueven en el terreno de la s¨¢tira bajo el seud¨®nimo de El Roto, y Antonio Fraguas, Forges, con sus vi?etas diarias m¨¢s cercanas al chiste, seg¨²n reconoce ¨¦l mismo. "?La portada es estupenda!", exclama El Roto. "El dibujo es magn¨ªfico, la iron¨ªa es evidente. Para m¨ª es tan claro que ni hace falta cogerlo. No entiendo el rechazo de Obama. Eso quiere decir que tiene miedo. Pero tampoco hay que darle demasiada trascendencia al asunto". Y Forges: "Es un chiste facil¨®n. Hay algunas asociaciones de ideas que, por evidentes, resultan demasiado tontas, como esta de Osama-Obama. En este oficio es fundamental el conocimiento de la historia pasada y la presente. Si no, salen aberraciones sin base s¨®lida. Todo esto, desde el 'digo yo'. ?Doctores tiene la Santa C¨¢tedra Humor¨ªstica!".
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