Defendiendo la excentricidad
El nuevo fantasma que atraviesa la pol¨ªtica catalana es el de la centralidad. Ante la apuesta por la centralidad del espectro pol¨ªtico catal¨¢n que ha reclamado el PSC en su reciente congreso, Uni¨® Democr¨¤tica les recordaba que para centralidad la suya, y antigua. El secretario general de los democristianos, Josep Maria Pelegr¨ª, afirmaba que ya en la fundaci¨®n de su formaci¨®n pol¨ªtica, en un lejano 1931 poco propicio a los equilibrios, ellos "ya estaban en la centralidad". Otras fuerzas pol¨ªticas pretenden asimismo "centrar" su discurso, para competir a su vez por lo que aparentemente parece ser una posici¨®n pol¨ªticamente privilegiada. Me intriga ese af¨¢n "centralizante", cuando m¨¢s bien el centro es un claro ejemplo de algo que pol¨ªticamente es un "no espacio". Y, pienso, que m¨¢s bien deber¨ªan ir con cuidado los que quieren ocupar ese "no espacio", ya que hist¨®ricamente tenemos muchos ejemplos de posiciones aparentemente centristas que han acabado haciendo el caldo gordo a todo tipo de conservadurismos. Lo m¨¢s curioso es que en diversas partes del mundo han surgido "radicales de centro", que defienden la superaci¨®n de la divisoria izquierda-derecha, y buscan su ideario en lo mejor de ambas posiciones, cayendo muchas veces en ese t¨®pico-t¨ªpico de que la mejor pol¨ªtica es la no politizaci¨®n de los problemas, sino la b¨²squeda de las mejores soluciones, sean de un color o de otro. La l¨¢stima es que muchas veces no est¨¢ muy claro o no interesa hablar de c¨®mo se reparten los beneficios y los costes de esas soluciones aparentemente "apol¨ªticas".
Todas las fuerzas pol¨ªticas catalanas hablan de centralidad, y todos tienen en casa muchos conflictos que resolver
A m¨ª m¨¢s bien me gustar¨ªa ver a alguna formaci¨®n pol¨ªtica defendiendo la excentricidad. Es decir, posiciones "fuera del centro". No es lo mismo la excentricidad pol¨ªtica (la radicalidad no convencional, el ir a la ra¨ªz de las cosas, y proponer alternativas de cambio que, siendo viables, no tienen por qu¨¦ ser de entradas tan mayoritarias que resulten anodinas), con la extravagancia (que, como sanciona el Mar¨ªa Moliner, se caracteriza por la rareza con la que se act¨²a). No estar en el centro no es lo mismo que ser raro. Apostar, como fuerza pol¨ªtica no satisfecha con la realidad que nos rodea, por alternativas que a¨²n no siendo las que gocen de mayor consenso, expresen valores propios y formas viables de alternatividad, no quiere decir ser un raro, un extravagante, un estrafalario. En una situaci¨®n como la actual es seguramente mejor ser pol¨ªticamente raro que pol¨ªticamente convencional. Si por convencional entendemos aquellos que quieren seguir aplicando medidas y propuestas pol¨ªticas que de manera sistem¨¢tica se han seguido aplicando, y que una vez tras otra nos llevan a callejones sin otra salida que el volver a empezar. Ser singular, original y predicar la innovaci¨®n y la creatividad, me parecen m¨¢s bien valores a defender, frente a qui¨¦nes insisten en que si perseveramos de manera "centrada" y "centrista" en las opciones "razonables" (por ya probadas), acabaremos por salir de nuestros problemas actuales. Es curioso que todos estemos de acuerdo en que en el mundo cultural y art¨ªstico, los no convencionales, los no centristas, son personas a respetar porque rompen moldes y se atreven a explorar y a equivocarse, y en pol¨ªtica todos pretenden ser centristas y nada extravagantes, a pesar de que constantemente se equivoquen. A algunos les convendr¨ªa repasar las hemerotecas y ver qu¨¦ se dec¨ªa de los primeros ecologistas, ahora que no hay pol¨ªtico que se precie que no hable de sostenibilidad aun sin saber a ciencia cierta de qu¨¦ est¨¢ hablando.
En la base de toda posici¨®n pol¨ªtica, en los fundamentos de todo espacio pol¨ªtico est¨¢ el ¨¢rea de conflicto pol¨ªtico que se busca representar como fuerza pol¨ªtica. Conflictos sobre la distribuci¨®n de la renta, sobre el grado de intervenci¨®n en la econom¨ªa, sobre c¨®mo afrontar la nueva realidad de la inmigraci¨®n o c¨®mo enfrentarse a los retos ambientales. La pol¨ªtica es pol¨¦mica. Es confrontaci¨®n sobre diversas alternativas frente a problemas colectivos espec¨ªficos. Y frente a esa evidente fuerza de la pol¨ªtica, es rid¨ªculo querer transformar su fuerza transformadora e innovadora en simple canal para que la mayor¨ªa exprese sus querencias, siendo los pol¨ªticos y las fuerzas en que se encuadran, simples transmisores de esas querencias y voluntades. Desde Blair asistimos a un constante resurgir y declive de pol¨ªticos que pretenden legitimarse afirmando que est¨¢n en pol¨ªtica para trasladar la opini¨®n de la mayor¨ªa a las instituciones. ?D¨®nde quedan los aspectos normativos, las ideas-fuerza, los relatos en los que fundamentar las imprescindibles transformaciones de una realidad que cambia a pasos agigantados sin que nadie sepa muy bien hacia d¨®nde nos dirigimos? En ese escenario, la pol¨ªtica sigue siendo imprescindible, sobre todo si no trata de ocultar su conflictividad fundacional. Pol¨ªtica quiere decir conflicto, alternativas en juego, posiciones de mayor¨ªa y de minor¨ªa. Y eso es as¨ª por mucho que se defienda una centralidad que casi siempre oculta intentos de, o bien hacer pasar posiciones e intereses propios por posiciones de todos, o bien de ocultar las propias impotencias y conflictos acudiendo a "lo que quiere la gente".
Todas las fuerzas pol¨ªticas catalanas hablan de centralidad, y todos tienen en casa muchos conflictos que resolver. Si reducimos la pol¨ªtica a qui¨¦n dispone de mayor¨ªa electoral, estamos apa?ados. Necesitamos menos centralidad y m¨¢s excentricidad y claridad de alternativas para salir de los m¨²ltiples atolladeros en los que estamos metidos. Me ha sorprendido ver que diversos medios califican como exc¨¦ntrico a David Axelrod, el asesor pol¨ªtico de Obama, precisamente por permanecer alejado de los c¨ªrculos tradicionales de poder de Washington, y por defender algo aparentemente tan extra?o como que, lo que uno dice deber¨ªa estar siempre apoyado por lo que uno ha hecho y sigue haciendo. Veremos si a medida que se acerca el mes de noviembre Obama busca la centralidad o persiste en reivindicar "un cambio en el que creer". La centralidad me suena a continuidad, el cambio me suena a excentricidad.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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