Los ¨²ltimos mohicanos

"Soy el ¨²nico vendedor de ¨¢rboles de la zona y t¨² mi ¨²nico comprador. El primero que se rinda, provocar¨¢ tambi¨¦n la ca¨ªda del otro". La estepa de Mongolia se somete cada d¨ªa ante el avance del desierto, ante la fuerza de la naturaleza, pero a¨²n hay mentes y cuerpos tenaces. La resistencia contra los nuevos tiempos que hacen claudicar antiguas formas de vida es uno de los grandes temas del cine oriental contempor¨¢neo y Sue?os del desierto, tercera pel¨ªcula del director chino de ascendencia coreana Zhang Lu, hasta ahora in¨¦dito en Espa?a, su ¨²ltima representaci¨®n, compuesta a base de silencios, planos fijos y (contados) movimientos de c¨¢mara deliberadamente toscos.

Historia s¨®lo apta para espectadores pacientes, esforzados, degustadores de ambientes, sonidos, colores y muy pocas palabras, Sue?os del desierto puede convertirse en una experiencia antropol¨®gica e hipn¨®tica para el que logre transportarse a esa paup¨¦rrima estancia en medio del desierto donde habitan los protagonistas. All¨ª, como el Cable Hogue de la balada creada por Sam Peckinpah, el antih¨¦roe empe?ado en ponerle puertas al mar ve c¨®mo su oasis es centro de paso para los personajes m¨¢s dispares, entre ellos el propio espectador, que asiste at¨®nito al dibujo de un tiempo que no se sabe si viene o si va.