La puerta abierta a China
El due?o de Eurolat¨®n pasa un tercio del a?o en sus f¨¢bricas asi¨¢ticas
Cuando est¨¢ en su casa de Paradela (Meis), Carlos P¨¦rez Padr¨®n sacude las s¨¢banas a las seis de la ma?ana. A continuaci¨®n contacta con sus tres f¨¢bricas de China por videoconferencia, lee los peri¨®dicos por Internet y camina una hora a ritmo alegre. A las ocho repasa las noticias en papel frente a un zumo de naranja y a las 9.15 se presenta en la primigenia f¨¢brica y sede de Eurolat¨®n, a las afueras de Caldas de Reis. Acostumbra a comer en casa con Isabel, su mujer, que dirige el departamento de compras, y con su hija Rosal¨ªa, de seis a?os. A las tres regresa al despacho y a las 19.30 el Mercedes enfila otra vez hacia su finca, en la que corretean cuatro caballos, gallinas y un ciervo. Pero a¨²n tiene que telefonear "a M¨¦xico, Argentina y Estados Unidos, por el horario".
"La curiosidad me llev¨® a China. Pero establecerse no fue tan f¨¢cil como ahora"
"Para jugar al golf y tener yate y amantes se necesita tiempo"
Como sabe lo que se sufre lejos de casa, no quiere que sus hijas sigan sus pasos
Esto sucede cuando est¨¢ en casa. "El 30% de mi vida durante los ¨²ltimos diez a?os he estado encerrado en las f¨¢bricas de China. Paso all¨ª diez d¨ªas al mes y no salgo ni para dormir", explica este empresario que, tras cursar el bachillerato en el Peleteiro de Santiago, se mud¨® a Inglaterra a los 18 a?os para aprender el idioma. En Vilagarc¨ªa lo esperaba la ferreter¨ªa de su padre. Regres¨® para vender lo que otros fabricaban. Hasta que en 1990 invirti¨® el proceso asoci¨¢ndose con una empresa portuguesa. La alianza se resquebraj¨® cuando los lusos pretendieron trasladar la sede, aduciendo que la factor¨ªa en Caldas no era rentable. "Soy de esta tierra y no pod¨ªa permitirlo. Le compramos su participaci¨®n del 50% y nuestro principal proveedor se convirti¨® en nuestro primer acreedor. Est¨¢bamos condenados a desaparecer. Necesitaba materia prima a un precio competitivo y la curiosidad me llev¨® a China. Los autobuses de Alsa ya hab¨ªan llegado all¨ª, pero establecerse no fue tan f¨¢cil como es ahora. Fuimos la primera empresa occidental que tuvo el 51% de una f¨¢brica en la provincia de Zetkin. Nos vieron tan peque?os que no se preocuparon".
Pero Eurolat¨®n, un nombre pensado para allanar la entrada en mercados como el latinoamericano "porque evoca Europa", tambi¨¦n ten¨ªa esp¨ªritu de gigante. "Y lo sigue teniendo. Aspiramos a ser l¨ªderes y a continuar creciendo", confirma su presidente, que revierte en la empresa los beneficios: unos 20 millones de euros en la ¨²ltima d¨¦cada. De China, con tres f¨¢bricas y 1.200 empleados, sale el 70% de la producci¨®n. En Caldas, con 30 empleados, desarrolla los proyectos y consigue el valor a?adido. Con las sucursales de M¨¦xico (30 trabajadores), Alemania (15), Chequia (seis) y Argentina (seis) intenta abarcar el mundo con una producci¨®n de seis millones de juegos de manillas al a?o.
El varapalo del ladrillo en Espa?a, el 50% del negocio de Eurolat¨®n, no ha frenado sus planes de crecimiento: "Hemos reaccionado para salvarnos de la crisis. A las cosas hay que llamarlas por su nombre, ser realistas y no buscar eufemismos". Ahora est¨¢ terminando el almac¨¦n de Polonia, en el punto de mira aparecen Brasil y Rusia. "Aqu¨ª hay formidables empresarios que necesitan las mismas herramientas para ser competitivos. No podemos perder el tren de las nuevas tecnolog¨ªas ni permitir m¨¢s retrasos en el AVE".
Carlos P¨¦rez tiene 47 a?os y ha prometido que levantar¨¢ el pie y har¨¢ la ronda china cada dos meses para estar con su hija peque?a. Su agenda, en cambio, anuncia un agotador viaje por Latinoam¨¦rica y Europa. Su reloj no resiste tanto trasiego horario, y Dian Zeling, el asistente chino que lo acompa?a desde los inicios y al que llaman Feliciano, a menudo le tiene que recordar la fecha que marca el calendario con un desternillante castrapo. "Menos mal que para m¨ª volar es una afici¨®n y no un castigo". Le apasiona la naturaleza y el toreo de Paco Camino, "aficiones austeras, porque para tener yate, jugar al golf y tener amantes necesitas tiempo y yo se lo dedico a Eurolat¨®n". Y como sabe lo que se sufre lejos de casa, no le gustar¨ªa que ninguna de sus tres hijas siguiese sus pasos: "Quiero profesionalizar la empresa para que no dependa de una persona. A los hijos hay que darles toda la libertad que se pueda, la mitad del dinero que te piden y un beso por las noches".
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