Campeones por obligaci¨®n
No todos los ni?os soportan en la competici¨®n deportiva el ritmo que imponen sus padres - Una alta exigencia provoca frustraciones
Por Pau Gasol se peleaban varios clubes de la ACB, la liga de baloncesto, cuando ten¨ªa 15 a?os. Hoy triunfa en la NBA y ser¨¢ estrella en los Juegos Ol¨ªmpicos. Rafael Nadal bati¨® un r¨¦cord cuando jug¨® su primer torneo profesional con 15 a?os y hoy disputa el n¨²mero uno mundial del tenis. Fernando Alonso, subido a un kart con s¨®lo tres a?os, ha sido el m¨¢s joven campe¨®n del mundo de f¨®rmula 1. Pero los padres que sue?an en que sus hijos sean Gasol, Nadal o Alonso pueden no estar haci¨¦ndoles bien. Porque a la cumbre llegan muy pocos. Y la posibilidad de fabricar un campe¨®n mundial es muy inferior al riesgo de generar frustraci¨®n.
Algunas personas quieren desquitarse con sus hijos de sus propios fracasos
La muerte de una gimnasta anor¨¦xica alert¨® de lo duro de la disciplina
"Con dos a?os sab¨ªa darle gas y frenar", dice la familia de Jorge Lorenzo
La alta competici¨®n aparta a muchos menores del entorno propio de su edad
Tom Daley puede ser el medallista ol¨ªmpico m¨¢s joven con 14 a?os
Ismael, nadador: "A veces pienso en dejarlo, pero al final merece la pena"
La presencia de prodigios casi adolescentes en la alta competici¨®n despierta a menudo los sue?os de los entrenadores y de muchos y convencidos padres profetas. Pero la tensi¨®n puede desbordar hasta a los m¨¢s triunfadores.
"Demasiadas veces, el deporte representa en gran parte un medio para satisfacer los deseos de los adultos", denuncia un informe sobre ni?os en competiciones deportivas publicado por la ONG Save the Children. Hay dos actitudes en los progenitores que son relativamente frecuentes, tal y como explica Jos¨¦ Carlos Caracuel Tub¨ªo, profesor de psicolog¨ªa deportiva de la Universidad de Sevilla: el padre que quiere que su hijo practique el deporte en el que ¨¦l no triunf¨® y aquellos que ven a los ni?os como un potencial de ganancia econ¨®mica.
"Claro que hay padres que presionan al ni?o para ser el mejor deportista", comenta Eusebio Capel, entrenador y director del programa de tecnificaci¨®n de lucha ol¨ªmpica de Baleares. Y es que no pasan inadvertidas las historias de quienes llegaron a lo m¨¢s alto por el empe?o de sus progenitores.
"A los tres a?os le fabriqu¨¦ una moto y empec¨¦ a entrenarle yo mismo", cuenta el padre del jovenc¨ªsimo Jorge Lorenzo, doble campe¨®n del mundo de 250cc con 21 a?os. Dif¨ªcilmente pod¨ªa imaginar los ¨¦xitos de su hijo por entonces, cuando viv¨ªan sobre su taller de reparaci¨®n de motocicletas y su mujer montaba al peque?o en la Vespino que utilizaba en su trabajo como repartidora. "Con dos a?os ya sab¨ªa darle gas y frenar", presume. A menudo, las pasiones de los padres se trasladan a los chavales. Hoy, el propio Chicho Lorenzo lo puede comprobar a diario en la escuela de pilotaje que dirige desde 2006 en Palma de Mallorca. "Vienen padres moteros a los que les gustar¨ªa que su hijo fuese piloto", se?ala, para concluir que si el ni?o no tiene pasi¨®n lo acaba dejando. "Por mucho que les presionen no pueden obligarles a que sean un crack".
Las altas expectativas puestas en ellos pueden desembocar, seg¨²n Save the Children, en entrenamientos demasiado exigentes que superan las capacidades, no s¨®lo f¨ªsicas, sino tambi¨¦n emocionales de los peque?os. "El nivel de exigencia no razonable genera problemas en los menores como maduraci¨®n no acorde con su edad, falta de autoestima, problemas en las relaciones familiares o problemas alimenticios", se?ala Enrique Garc¨¦s de los Fayos, profesor de psicolog¨ªa deportiva de la Universidad de Murcia. Es decir, los beneficios m¨¢s que conocidos del deporte se pueden convertir en perjuicios si los ni?os dejan de verlo como una actividad l¨²dica y se ven invadidos por el estr¨¦s y el temor al fracaso.
Este problema se hizo tristemente famoso a ra¨ªz de la muerte, en 1994, a causa de una anorexia irreversible, de la gimnasta estadounidense de 22 a?os Christy Henrich, sometida a entrenamientos intensivos desde peque?a. Dos a?os despu¨¦s, el equipo espa?ol de gimnasia r¨ªtmica tambi¨¦n acapar¨® las miradas cuando una de sus estrellas, Mar¨ªa Pardo, abandon¨® un mes antes de los Juegos Ol¨ªmpicos de Atlanta por el estr¨¦s, la disciplina f¨¦rrea y las restrictivas dietas. M¨¢s recientemente, en 2007, el entrenador de la nadadora ucrania de 20 a?os Kateryna Zubkov, que tambi¨¦n era su padre, agred¨ªa a su hija ante unas c¨¢maras por no haberse clasificado para la semifinal en el Mundial de Melbourne, mientras el peque?o Budhia Singh, que corr¨ªa la marat¨®n desde los cuatro a?os, cobraba fama por las acusaciones de tortura que recayeron sobre su entrenador. Son, quiz¨¢, los casos m¨¢s extremos, pero la lista de j¨®venes promesas del deporte sometidas a una presi¨®n excesiva para su edad es larga. Hasta un 20% de los ni?os deportistas que compiten, seg¨²n Save the Children, est¨¢n en riesgo de sufrir abusos, y un 10% son actualmente v¨ªctimas de violaci¨®n de alguno de sus derechos fundamentales.
La actitud de los padres cuando sus hijos muestran inter¨¦s y habilidad para un deporte es determinante, ya que son el referente de los peque?os y su opini¨®n, junto con la del entrenador, es la que m¨¢s les importa. Seg¨²n los expertos, cuando un ni?o empieza a entrenarse de forma m¨¢s intensa, es bueno que los padres sean parte del proyecto. "Lo m¨¢s motivador es que tomen una actitud de espectador", opina Roger Porta, responsable del tenis base de la federaci¨®n catalana. Que compartan con ellos los progresos y las nuevas habilidades adquiridas. "Lo que tienen que pedir al chaval es esfuerzo, porque el resultado no depende del chico".
El f¨²tbol es, seg¨²n diversos entrenadores, un deporte paradigm¨¢tico en lo que a la pasi¨®n de los padres se refiere. Los partidos en los niveles iniciales de competici¨®n se disputan a menudo entre acalorados hostigamientos al equipo contrario o al propio hijo, para que rinda m¨¢s. Hasta el punto de que la asignatura de psicolog¨ªa que se imparte en las escuelas de entrenadores tiene entre sus contenidos principales la relaci¨®n con los padres de los chavales. La labor del preparador es decisiva en este punto: "Depende de ¨¦l que pueda inculcar al padre lo que es necesario en cada etapa", argumenta el t¨¦cnico catal¨¢n Roger Porta. De su experiencia con j¨®venes tenistas ha podido concluir que si los que son demasiado agresivos y exigentes son los propios entrenadores, el resultado tampoco es bueno: "El rendimiento a corto plazo acaba siendo peor a la larga".
Hay un tercer tipo de padres que siguen con preocupaci¨®n los pasos de sus hijos. "El entrenador tiene unos objetivos y ella tambi¨¦n, y si no se cumplen se lleva muchas decepciones", cuenta la madre de una joven nadadora mientras la ve competir en un campeonato regional. "Es muy duro y supone muchos disgustos", concluye sosteniendo el papel donde anota las marcas de su hija. Siempre mejorables en algunas cent¨¦simas.
Los entrenadores explican que en edades tan tempranas hay que ense?ar a los ni?os a ganar, pero tambi¨¦n a asumir las derrotas. Chicho Lorenzo considera que hasta los m¨¢s peque?os (en su escuela de motociclismo aceptan a alumnos desde los dos a?os de edad) poseen instinto competitivo, que adem¨¢s es una caracter¨ªstica indispensable en el deporte de las motos, en opini¨®n del padre del campe¨®n espa?ol. "Pero procuramos que todos tengan su recompensa al final de la carrera", comenta, mientras explica que en el ¨²ltimo campeonato de minimotos de la categor¨ªa inicial consiguieron que se entregaran hasta 15 trofeos. "La labor [de los padres y entrenadores] es relativizar el lugar de la competici¨®n frente a otras cosas como el aprendizaje o el progreso personal", opina el profesor de psicolog¨ªa Caracuel Tub¨ªo.
Pero, en los tiempos que corren, el nivel es alto y parejo. Las carreras se ganan por mil¨¦simas de segundo, los partidos, por un tanto en el ¨²ltimo minuto o despu¨¦s de largas horas de batalla. Las diferencias entre los deportistas son cada vez m¨¢s peque?as y llegar a la cima exige una dedicaci¨®n casi absoluta, como explica Caracuel Tub¨ªo. "Hay fen¨®menos dignos de admiraci¨®n, como puede ser el caso de Nadal. Pero no hay que olvidar que son ni?os a los que ya desde peque?os se les prepara exclusivamente para eso, lo que puede suponer abandono de estudios y p¨¦rdida de relaciones sociales", alega.
Los pr¨®ximos Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn pueden tener al medallista masculino m¨¢s joven de todos los tiempos. Su nombre es Tom Daley y su disciplina, los saltos desde plataforma. A los 14 a?os ha tenido una trayectoria impecable: el pasado mes de marzo, este joven brit¨¢nico se proclam¨® campe¨®n de Europa, el m¨¢s precoz de la historia.
La edad m¨ªnima para participar en competiciones oficiales absolutas depende de cada deporte (16 para la gimnasia, 14 para el tenis), pero no hay nada regulado sobre la intensidad de entrenamientos en categor¨ªas inferiores. En Espa?a, un joven que destaque en su modalidad deportiva puede entrar en un centro de tecnificaci¨®n deportiva de los existentes en las autonom¨ªas y, si pasa a la alta competici¨®n, trasladarse a un centro de alto rendimiento. En ambos compatibilizan la preparaci¨®n deportiva con los estudios, bajo la supervisi¨®n de los propios t¨¦cnicos y de psic¨®logos.
Ismael tiene 15 a?os y ya ha sido campe¨®n de Espa?a en su categor¨ªa de nataci¨®n. Hace tres a?os que se levanta a las seis de la ma?ana para acudir al Centro de Tecnificaci¨®n de Madrid, donde entrena tres horas antes de ir a un instituto especial para deportistas; al terminar las clases, dos o tres tardes por semana vuelve a la piscina. Y los s¨¢bados tampoco se libra. "Es duro", cuenta, algo t¨ªmido. ?Tiempo libre? Poco. "Hay que aprovecharlo para estudiar porque si no repercute en las notas", dice del todo consciente del sacrificio que le supone. El director del centro apunta que tienen un ¨¦xito del 90% en las pruebas de Selectividad, lo que implica un esfuerzo continuo.
?ste puede ser un momento dif¨ªcil porque "las alternativas de diversi¨®n no son muchas", opina el profesor Garc¨¦s de los Fayos. El modelo de educaci¨®n relacionado con el deporte, que en estas ocasiones separa a los ni?os de su entorno habitual, puede generar problemas de socializaci¨®n.
"Al principio segu¨ªa saliendo con los amigos del barrio", admite Ismael, pero sacar tiempo es cada vez m¨¢s complicado y ahora su c¨ªrculo es el de los compa?eros nadadores. En niveles a¨²n superiores, que implican viajes y mayor aislamiento, pueden derivar incluso en adicciones, como cuenta el experto en psicolog¨ªa deportiva. Los chavales en estas situaciones emplean su tiempo libre en jugar a videoconsolas o hablar con sus amigos a trav¨¦s de Internet, explica, y en ocasiones acaban enganchados.
Sin embargo, quienes han vivido la experiencia de participar en unos Juegos Ol¨ªmpicos lo relatan con emoci¨®n: "Tengo un recuerdo muy bonito de la convivencia con todos los deportistas", cuenta Elena G¨®mez, primer oro espa?ol en un mundial de gimnasia con 17 a?os. Afirma que no ha tenido ning¨²n problema f¨ªsico ni psicol¨®gico derivado de su entrega a un deporte tan exigente como la gimnasia art¨ªstica, pese a que cuando se retir¨®, a los 19 a?os, med¨ªa 1,49 y rondaba los 50 kilos. "Si la ni?a no es feliz no hace gimnasia", cuenta Jes¨²s Carballo, el veterano seleccionador nacional de esta disciplina. Destaca de su experiencia el compromiso que muestran los j¨®venes deportistas, pese a que les suponga renunciar a otras cosas, y a?ade enseguida que en sus 36 a?os preparando Juegos Ol¨ªmpicos nunca ha tenido ni?as con problemas alimenticios.
Otra posible consecuencia de la presi¨®n que recae sobre el ni?o atleta es la saturaci¨®n, lo que los expertos conocen como sobreentrenamiento o s¨ªndrome de burnout (s¨ªndrome del quemado). Se trata de un problema psicol¨®gico que conlleva agotamiento emocional y falta de realizaci¨®n. Esta situaci¨®n puede provocar que el menor se aleje del deporte. "El abandono deportivo en edades infantiles y juveniles en gran medida se debe a la presi¨®n de los padres o los entrenadores y a la dedicaci¨®n exclusiva", explica Tub¨ªo.
Es evidente que no todos acaban llegando a la alta competici¨®n. "Hay cosas que no se pueden conseguir", afirma Jes¨²s Carballo, "pero s¨ª crear voluntad. Y con eso en la vida se supera todo", proclama tajante, alabando los valores positivos que aporta a los ni?os la pr¨¢ctica deportiva.
"A veces he pensado en dejarlo, cuando no salen bien las cosas", confiesa el joven Ismael en una de las piscinas cubiertas del centro donde entrena, "pero al final merece la pena", concluye, con un aplomo m¨¢s adulto que su aspecto. Pese a ser consciente de que todos los esfuerzos no impiden que el ¨²ltimo escal¨®n del podio siga reservado s¨®lo para unos pocos.
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