Los marginales conquistan Avi?¨®n
La nueva direcci¨®n del festival festeja este a?o su triunfo
M¨¢s de 300 representaciones de los 45 espect¨¢culos programados por el festival in han logrado una media de ocupaci¨®n del 93% de las salas. Y un p¨²blico que rejuvenece lentamente: un 12% de los espectadores tiene menos de 25 a?os. "Es un ¨¦xito con categor¨ªa de manifiesto", dicen Hortense Archambault y Vincent Baudriller, los directores del certamen. Es su venganza hacia las cr¨ªticas recibidas en 2005, cuando se les acus¨® de sacrificar la palabra, el teatro de texto. Lo m¨¢s sorprendente de esta estupenda edici¨®n que acaba de terminar es que sus espect¨¢culos-estrella -una lib¨¦rrima adaptaci¨®n de la Divina Comedia de Dante, un montaje de las denominadas tragedias romanas de Shakespeare, una coreograf¨ªa a partir de un blues, una instalaci¨®n sonora...- han sido encomendados a artistas denostados en 2005 y, al frente de ellos, Romeo Castellucci.
El italiano nunca hab¨ªa dispuesto de los medios necesarios para materializar su imaginario. Su Inferno marca ¨¦poca, m¨¢xime cuando el montaje es irrepetible pues est¨¢ perfectamente pensado para sacar todo el provecho de un lugar ¨²nico, el patio de honor del Palacio de los Papas. Y Castellucci tampoco ha decepcionado con Purgatorio, menos l¨ªrica y m¨¢s cinematogr¨¢fica que la anterior. El talento visual del artista conecta aqu¨ª con el de David Lynch al servicio de un discurso siniestro: el peor castigo para quienes esperan ganar la redenci¨®n es tener que revivir su vida.
El belga Ivo van Hove, al frente del holand¨¦s Toneelgroep, renueva lo que en su d¨ªa se bautiz¨® como teatro pol¨ªtico. En Avi?¨®n hemos visto, a lo largo de seis horas y sin entreactos, Coriolano, Julio C¨¦sar y Marco Antonio y Cleopatra. Shakespeare analiza los problemas de la democracia y enfrenta, en la primera pieza, aristocracia y populismo; en la segunda plantea el error que supone acabar con la autocracia por m¨¦todos no democr¨¢ticos para acabar por fin interes¨¢ndose por la mundializaci¨®n del poder pol¨ªtico. La acci¨®n transcurre en el vest¨ªbulo de un gran hotel y los espectadores se sientan en las butacas entre los actores, toman caf¨¦, consultan su correo electr¨®nico o zampan bocadillos mientras los int¨¦rpretes viven las tragedias y se dejan filmar por varias c¨¢maras.
Jan Fabre, que desat¨® las iras en 2005, ha sido muy bien acogido esta vez. Su Another sleepy dusty delta day, cantado y bailado por la estupenda Ivana Jozic, tiene una dimensi¨®n autobiogr¨¢fica y aparece liberado de la ganga de provocaci¨®n gratuita que lastraba anteriores producciones. Heiner Goebbels ha concebido una instalaci¨®n ins¨®lita: un concierto o espect¨¢culo sin actores ni m¨²sicos, con una m¨¢quina, im¨¢genes y luces. Stifers dinge es una experiencia formidable. Los hermanos Quay han presentado sus filmes y sus miniaturas. Aut¨¦nticos reyes de lo bizarro, a su lado Anger, Bu?uel o Lynch son cineastas convencionales.
La presencia espa?ola, min¨²scula, reducida a la bailarina Maite Izquierdo Mu?oz, que ha gustado mucho con su She's mine, y a tres autores -Sanchis Sinisterra, Comadira y el inevitable Garc¨ªa Lorca- representados en el off.
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