La cifra de bodas de conveniencia con inmigrantes se dispara
Justicia paraliza 500 matrimonios sospechosos entre espa?oles y extranjeros
?ngela Moreno, atractiva sevillana de 38 a?os, se ha casado dos veces. La primera, a los 22, con un inmigrante senegal¨¦s que hab¨ªa visto en una sola ocasi¨®n. El chico, de 24 a?os, se le acerc¨® y le dijo, en franc¨¦s: "O se casa usted conmigo o tengo que regresar a ?frica en un mes". Moreno decidi¨® aceptar la ins¨®lita proposici¨®n. Diez a?os despu¨¦s, tras el divorcio, un marroqu¨ª vino a ella con las mismas intenciones. Y volvi¨® a acceder. "S¨ª, cambi¨¦ mi estado civil para que ellos pudieran quedarse en Espa?a. Sin m¨¢s historias", dice con rotundidad esta mujer que se declara "involucrada con la inmigraci¨®n y las fronteras, activista pol¨ªtica y comprometida con los derechos de todos".
La polic¨ªa entrevista a los contrayentes para detectar enlaces 'de mentira'
En Andaluc¨ªa est¨¢n bajo investigaci¨®n 84 uniones por posible fraude
Sobre estos matrimonios, tambi¨¦n conocidos como de complacencia (influencia del franc¨¦s mariage de complaisance) o matrimonios blancos, no existen datos oficiales. La polic¨ªa interviene en los casos en los que participan bandas delictivas organizadas, como ha ocurrido recientemente en Mallorca, Murcia, Valencia o Castell¨®n, pero los particulares, en muchas ocasiones, logran su objetivo. Moreno consigui¨® enga?ar a la polic¨ªa y superar las entrevistas a las que la pareja se ve¨ªa sometida "para comprobar la sinceridad del matrimonio".
"S¨®lo en Andaluc¨ªa, se han investigado 84 matrimonios posiblemente fraudulentos", declaran desde la Jefatura de Polic¨ªa de Andaluc¨ªa. "Tambi¨¦n ha aumentado el n¨²mero de matrimonios mixtos [entre espa?oles y extranjeros] que son sinceros", observa Pilar Blanco-Morales, directora general de registros y notar¨ªas. Y se?ala la dificultad del asunto: "Saltarse la ley nunca es f¨¢cil".
Desde las parroquias, en el caso de las bodas religiosas, explican que es muy dif¨ªcil "reconocer cu¨¢ndo te dan gato por liebre", se?ala el padre Indalecio, p¨¢rroco en Sevilla. La di¨®cesis andaluza informa de que "la Iglesia no es la v¨ªa m¨¢s f¨¢cil para casarse por conveniencia". Se necesita la partida de bautismo (muchos extranjeros la tienen en sus pa¨ªses de origen) y un permiso eclesi¨¢stico en el caso de no ser cat¨®licos. Adem¨¢s, la Iglesia no reconoce el divorcio.
El Ministerio de Justicia tiene constancia de los matrimonios civiles sobre los que hubo una primera sospecha y fueron recurridos. El a?o pasado, 449 espa?oles intentaron hacer lo mismo que Moreno pero fueron paralizados. Si se sigue la tendencia del primer trimestre de 2008, el a?o acabar¨¢ con 516, un n¨²mero bastante alto si se compara con los 70 casos de 2000.
Tras las dos bodas, Moreno se fue sola a casa al salir del juzgado. "No me invitaron ni a una fanta en un bar", bromeaba el pasado jueves en un c¨¦ntrico hotel sevillano. Tras la risa, recupera la seriedad con la que expone su "decisi¨®n reflexionada".
En el Bolet¨ªn Oficial del Estado (17 de febrero de 2006) se advierte esta "realidad en creciente aumento en nuestro pa¨ªs" y muestra "una serie de directrices" para que los registros civiles aborden el tratamiento jur¨ªdico de este fen¨®meno.
En las dos bodas de mentira de Moreno no hubo dinero de por medio. "Ni siquiera lo consider¨¦ un favor", a?ade esta licenciada en Ciencias de la Educaci¨®n por la Universidad de Sevilla con varias publicaciones sobre el tema de la inmigraci¨®n.
Carmen Baldrich, experta jur¨ªdica en Migraciones Internacionales, presente en la entrevista, comprende los motivos por los que un inmigrante, "ya desesperado" busca "una vida mejor". Moreno no se achanta al criticar "nuestro sistema". "Yo hago lo que deber¨ªa hacer el Estado: regular la situaci¨®n de los inmigrantes".
Sayd busca un marido con urgencia
F¨¢tima (nombre ficticio) es una mujer marroqu¨ª de 36 a?os. Ella encarna el problema desde la perspectiva del inmigrante. Quiere casarse con un espa?ol, para "disfrutar de los derechos y la libertad que disfrutan las espa?olas". Pide, por tel¨¦fono, que no se revele su nombre ni se proporcione ning¨²n detalle sobre su persona.
Como F¨¢tima, muchas amigas y vecinas est¨¢n buscando a alguien que les "eche una mano". En su caso, la situaci¨®n no es "muy desesperada" porque consigui¨® el permiso de residencia tras obtener trabajo en Sevilla y tener dos hijos espa?oles, uno de tres a?os y otro de 18 meses. Adem¨¢s, el gaditano de 38 a?os, "muy buena persona", que quiz¨¢s se case con ella, es su amigo desde que lleg¨® a Espa?a hace ocho a?os.
Otra amiga, Sayd, lo tiene mucho peor. Vino a recolectar fresas en Granada y se ha quedado en Andaluc¨ªa de forma irregular. Sayd, con la que F¨¢tima comparti¨® piso, tiene 30 a?os y "est¨¢ buscando un hombre espa?ol con urgencia que le consiga la legalidad". No quiere explicar demasiado su situaci¨®n "por miedo a tener problemas con la polic¨ªa".
F¨¢tima cuenta que tanto ella como sus conocidas "vinieron en busca de libertad" y que la mejor forma de obtenerla, dadas las dificultades actuales para conseguir trabajo, es un matrimonio mixto. "Mi caso no es tan urgente como el de Sayd", reconoce F¨¢tima. A¨²n as¨ª, no se resigna a vivir "casi bien" y quiere obtener la nacionalidad "cuanto antes". Explica en un castellano aceptable sus razones: "Se vive mejor siendo espa?ola, puedo viajar a Marruecos y a otros pa¨ªses sin problemas, me tratar¨¢n mejor para las gestiones burocr¨¢ticas y por fin ser¨¦ libre".
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