Autonom¨ªa y control

La independencia de los bancos centrales de los Gobiernos respectivos es una de las piezas b¨¢sicas en las que se fundamentaron las pol¨ªticas macroecon¨®micas que manten¨ªan como prioridad la lucha contra la inflaci¨®n y el saneamiento de las finanzas p¨²blicas. En Europa, la referencia ejemplar era la constituida por el Bundesbank; a su imagen y semejanza se definieron las bases estatutarias del Banco Central Europeo (BCE), hasta conformarlo como el menos sometido al control pol¨ªtico de todos los bancos centrales. Con anterioridad, aquellos pa¨ªses candidatos a integrar la fase final de la Uni¨®n Monetaria tuvieron que garantizar la correspondiente autonom¨ªa de sus bancos centrales; una exigencia que ya forma parte del c¨®digo de conducta que se le exige a las econom¨ªas en desarrollo que aspiran a ser respetadas internacionalmente. Los hechos avalan esa relaci¨®n positiva entre autonom¨ªa y control de la inflaci¨®n.

Respetar el ejercicio de la independencia en la tarea de frenar los precios no significa que las tareas del BCE queden al margen del necesario control de la sociedad a la que deben servir. Convendr¨ªa que el predicamento de la autoridad monetaria europea se viera reforzado por una mayor transparencia ante los ciudadanos y sus representantes elegidos democr¨¢ticamente, empezando por dar cuenta de sus deliberaciones y por estrechar la coordinaci¨®n con otras instancias comunitarias, como el Eurogrupo. Al BCE le vendr¨ªa bien practicar una transparencia similar a la de la Reserva Federal de EE UU o el Banco de Inglaterra.

El riesgo radica en la utilizaci¨®n pol¨ªtica de este tipo de informaci¨®n. En Europa se mantienen intactos los intereses nacionales y los Estados tienden a subordinar la estabilidad de los precios a otras prioridades, no siempre las m¨¢s aconsejables a largo plazo. Suelen reclamar a los bancos centrales improcedentes rebajas en el precio del dinero o presionan para evitar subidas de tipos. Parece claro que un comportamiento de este tipo se encuentra detr¨¢s de la reclamaci¨®n de transparencia lanzada por Nicolas Sarkozy.

Publicar las minutas del BCE ser¨ªa sin duda una informaci¨®n ¨²til para los ciudadanos, pero deber¨ªa evitarse que esa informaci¨®n se utilizara como un arma de presi¨®n pol¨ªtica interesada. Y ese equilibrio es dif¨ªcil de conseguir.