Sin derecho al insulto
La sentencia condenatoria a Losantos emplaza a los obispos a explicar ad¨®nde llevan la Cope
Los jueces est¨¢n devolviendo a Federico Jim¨¦nez Losantos, en forma de sentencias condenatorias, el caudal de insultos, falacias y calumnias que este locutor a sueldo de la Conferencia Episcopal viene vertiendo cada ma?ana en su programa radiof¨®nico en la Cope. Fue condenado ya a una multa de 20.000 euros por un delito de injurias graves con publicidad al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, y ahora lo ha sido al pago de 100.000 euros para resarcir los da?os morales por una intromisi¨®n ileg¨ªtima en el derecho fundamental al honor del ex director del diario Abc Jos¨¦ Antonio Zarzalejos.
Punto com¨²n en las dos sentencias es una aclaraci¨®n sobre los derechos constitucionales: el de insultar no est¨¢ protegido por la Ley Fundamental. La libertad de expresi¨®n, como cualquier otra, no es absoluta y puede entrar en colisi¨®n con otras libertades y derechos, que a veces deben prevalecer por ser mayor el bien que debe protegerse. Funci¨®n de los jueces es determinar en el caso por caso cu¨¢l de las libertades y derechos constitucionalmente protegidos debe imponerse. Y es en el caso por caso donde a Losantos le est¨¢n saliendo muy mal las cosas, pues la prevalencia de la libertad de expresi¨®n exige varios requisitos: el inter¨¦s general, la veracidad y el car¨¢cter no injurioso de la declaraci¨®n que se juzga. Es f¨¢cil demostrar que en un caso como en el otro el ¨²nico inter¨¦s era el particular de Losantos: nada hab¨ªa de veraz en sus afirmaciones y primaba el deseo de humillar a la persona objeto de sus imprecaciones.
El inter¨¦s general, cuando se trata de cr¨ªticas a personalidades p¨²blicas, permite apelar tambi¨¦n al derecho a controlar el poder y a la defensa del pluralismo, casos que tampoco se dan cuando termina primando el insulto por el insulto, en su m¨¢s gratuita voluntad vejatoria, sin conexi¨®n alguna con la formaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. La Conferencia Episcopal todav¨ªa no ha ejercido la vigilancia a la que est¨¢ obligada sobre esta tribuna radiof¨®nica, tan disonante, al menos formalmente, con el ideario que dicen defender los obispos. Puede que sea cuesti¨®n personal del arzobispo de Madrid, el cardenal Rouco Varela, empe?ado en apoyar a este locutor mentiroso y lenguaraz, pero es el conjunto de los obispos quienes toleran el mantenimiento de unos espacios donde son norma, nada evang¨¦lica, la descarada manipulaci¨®n informativa y una imp¨ªa ferocidad imprecatoria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.